En 1992, Tonny Britten arregló una composición de Georg Friedrich Händel, la interpretó junto a la Orquesta Filarmónica de Londres e instauró el himno oficial de la máxima competición de clubes europea. Entonces, no imaginó que su creación fuera a dañar a alguien -al menos, metafóricamente-. Sin embargo, hay un entrenador, Simeone, al que le carcome algo por dentro cada vez que la escucha. “Cuando oigo la Champions, me viene un dolor, pero el dolor es nuestra fuerza para volver a intentarlo”, confesó en una entrevista reciente en Onda Cero. Esa es su pena, pero también la voluntad que lo mueve a levantarse cada día en pos de levantar la ‘Orejona’. Este miércoles, en los cuartos de final contra el Leicester (20:45 horas).
Para extirpar ese dolor, el Atlético tiene tan solo cinco partidos por delante. Apenas 450 minutos, una minucia para un equipo que camina firme y que vive su mejor momento en la fase clave de la temporada. Así lo hacía saber siempre que podía Luis Aragonés, que gustaba de repetir que lo importante era estar vivo cuando se acercaba el final. O lo que es lo mismo, llegar en buena forma a abril, mayo y junio, cuando se deciden los campeonatos y se levantan los títulos.
Pues bien, cumpliendo con el consejo de ‘el sabio’ -y gracias a la buena planificación de Simeone-, el Atlético ha conseguido llegar a esta fase final en el mejor momento posible de la temporada. Ha extirpado la irregularidad de meses previos -sobre todo, noviembre y diciembre- y goza de una racha que genera optimismo ante lo que está por venir. En concreto, el Atlético encadena ocho partidos sin perder, ha ganado cinco de sus últimos seis choques y sólo ha sido derrotado en tres de sus 24 duelos en 2017. Es decir, ha vuelto competir como lo hacía otros cursos.
A todo esto se le suma el buen momento que atraviesa Griezmann, que ha marcado 14 goles desde que comenzara 2017. Una barbaridad sobre la que el resto de jugadores ha cogido aire. Godín, también de vuelta, en defensa; Torres, como acompañante, en ataque (acumula tres asistencias en los tres últimos partidos); y Oblak, por hablar de un tercero, totalmente recuperado tras su lesión. En definitiva, con casi toda la plantilla en su mejor momento, y con la ilusión que supone un final tan ilusionante como atractivo, los rojiblancos han acelerado camino de acabar con el dolor de aquellas dos Champions incompletas.
Vardy, de dulce
El Atlético de Madrid llega en su mejor momento, pero el Leicester no está peor. El equipo, uno de los más asequibles, decían hace unos meses, ha recuperado la frescura, la pegada y el juego que lo llevó a ganar la Premier League. Desde que destituyera a Ranieri, todo son buenas noticias. Con Craig Shakespeare suma seis triunfos consecutivos (con la eliminación ante el Sevilla incluida) y tan solo una derrota, contra el Everton el pasado fin de semana (4-2).
¿Y cómo se explica este cambio? Fácilmente. Más allá de conspiraciones, el Leicester ha recuperado a Mahrez y a Vardy, que suma cinco goles desde que se fuera Ranieri (del total de 10 que ha marcado esta temporada), y ha añadido a Ndidi, un mediocentro nigeriano procedente del Genk que hace las veces de Kanté. Eso, y un entrenador nuevo que escribe desde entonces la historia de un equipo que, tal y como hace el Atlético, cree siempre que se puede. Lo hizo el curso pasado para ganar la Premier y lo hace ahora mirando la Champions de reojo. Motivos de otro sentimiento (ya veremos si superior al rojiblanco). Con permiso de Luis.
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