La historia se construye con tardes como las que este miércoles (20:45 horas) se juegan en Múnich. Dos de los más grandes de Europa, 16 títulos entre los dos. Los dos grandes favoritos este año. La final anticipada. El duelo más caliente de Europa, pero, eso sí, con menos rivalidad que antaño.
Alumno contra maestro, en los banquillos y en el campo. Zidane buscando subirse en la chepa del que prácticamente aprendió todo, un Carlo Ancelotti con ganas de revancha, de quitarle la Copa de Europa al equipo en el que dejó buen recuerdo, pero se acabó yendo por la puerta de atrás.
El duelo está claramente marcado por la vuelta de Toni Kroos en su primera vez, en partido como oficial, en el Allianz Arena sin ser jugador del Bayern. Un futbolista que no echa de menos la comida alemana, que disfruta del sol de Madrid y que es uno de los fichajes más determinantes de los últimos años del Madrid.
El último partido de Toni Kroos con el Bayern en Champions fue el último del Madrid en Múnich. Aquél 0-4 de 2014 no solo dio el pase al Madrid a su primera final de la Champions con el nuevo formato sino que cambió el ciclo del fútbol europeo. El Bayern, coincidiendo con la etapa Guardiola, se quedó sin finales cuando había jugado tres de las cuatro anteriores y el Madrid alcanzó dos de las tres siguientes cuando no había jugado ninguna desde 2002.
Y Kroos podría representar perfectamente ese cambio. Aguantó un año al lado de Guardiola, pero tras ese golpetazo en semifinales de Champions (el mayor en la historia del Bayern en Europa) cambió la capital de Baviera por la de España, allí donde disfruta del sol, "que es más constante" que en su anterior ciudad.
"Fue una cosa importante ir al extranjero, un desafío y una buena decisión", comentó en la previa del partido un Kroos, que a pesar de que aseguró que "en España había aprendido un idioma", se negó a contestar en castellano: "Estamos en Alemania y aquí se habla en alemán". A pesar de que ya se fue de su país natal hace tres años, Toni parece todavía ser ese joven al que le cuesta creer que tuvo que emigrar.
Su adiós fue tras el primer año de Guardiola en Múnich, una primera temporada en la que ganó la Bundesliga pero pinchó en la Champions. El catalán buscó conquistar a Kroos con piropos, haciéndole "el Iniesta del Bayern". Así le nombró Pep, dándole galones, pero el alemán tenía la necesidad de cambiar de aires y al Madrid le salía redondo el negocio. 25 millones por un reciente campeón del mundo era un chollo, uno de los negocios más rentables en la etapa de Florentino Pérez.
Aquél primer año Guardiola en el Bayern fue el peor de todos de Kroos, porque su historial, a pesar de su juventud (tenía entonces 24 años) era ya largo. Había ganado la Champions el año anterior y había llegado a la final en 2012. Fue ese año donde Toni se dio a conocer mundialmente y especialmente el madridismo le sufrió.
En el encuentro de vuelta de semifinales, aquél del penalti de Ramos a las nubes, Kroos dio un recital de inteligencia en el centro del campo. Dueño y señor del partido, sobre todo a partir del 2-0 al cuarto de hora de juego, sostuvo al Bayern ante el arreón del Madrid, bastante superior en una eliminatoria que se decidió en penaltis. Con el 39 a las espaldas, dorsal todavía de poco peso en el equipo, manejó el partido a su antojo.
"Conozco al Bayern más que a otros equipos, es normal. La filosofía del Bayern depende del entrenador. Es diferente al pasado", explicó Kroos en referencia a las diferencias del equipo en el que el jugó y el actual. No le falta razón. Ancelotti da un toque nuevo, sin que tampoco sea un cambio radical.
"Pienso que van a atacar pronto, presionar, no los 90 minutos como lo hacía con Guardiola, sino de una manera diferente, van a retroceder, crear espacios. Tendrán mucha posesión del balón, pero tácticamente encontraremos una respuesta", argumentó el centrocampista del Real Madrid.
Kroos siempre ha sido un trabajador de esos silenciosos, que no levantan mucha la voz, que no se pasean por medios de comunicación y que tampoco es de los hombres más mediáticos de la plantilla. Pero al final, es imprescindible. Bien se vio en el último encuentro ante el Atlético, donde Zidane cambió a Kroos y ese movimiento acabó dejando tocado al Madrid, echándose para atrás, cediendo terreno y perdiendo el poderío anterior en el centro del campo.
Con Kroos, y con el equipo de gala, salvo Nacho (que también ya es de gala) por Pepe, el Madrid jugará en Múnich con el objetivo de aguantar en la eliminatoria. Incluso una derrota por la mínima, y con gol, no sería mala noticia. El duelo es el más exigente de toda la temporada y, junto a la final de la Champions, el más duro de toda la etapa Zidane.
Y el partido devuelve al Madrid allí donde bordó el fútbol en 2014, con un 0-4 que fue la máxima expresión de la BBC... y Ramos. Y de eso ha vivido tantas veces el técnico francés este año. Busca una más.
Noticias relacionadas
- Neymar no jugará el Clásico: tres partidos de sanción por su expulsión ante el Málaga
- Los cuartos de final de la Champions League de los 3.000 millones
- ¿Por qué el Real Madrid ya no puede con el Atlético en el Bernabéu?
- Zidane, decepcionado: "¿Mi futuro? Eso hay que preguntárselo a alguien más"
- Griezmann congela al Bernabéu en el derbi y deja herido al Real Madrid en Liga
- La venganza de Ancelotti
- Atlético - Leicester, Bayern - Real Madrid y Juventus - Barcelona, en cuartos de Champions