Carlo Ancelotti, en el libro Liderazgo tranquilo (Editorial Indicios), explica su método con un ejemplo práctico. Si tienes que conseguir que un caballo salte -dice-, tienes dos opciones: ponerle una zanahoria al otro lado o utilizar el látigo. Eso sí, si lo fustigas, es posible que alguna vez te devuelva la coz. En eso basa su forma de gestionar los vestuarios y su fama de pacificador. Y con ella ha ganado tres Champions (dos con el Milan y otra con el Madrid). Sin embargo, sus éxitos no le han eximido de la crítica. De hecho, ésta también ha sido una constante en su trayectoria como técnico de diferentes clubes (Milan, Chelsea, PSG…). Y también con el Real Madrid, con el que ganó la Décima antes de ser fulminado en su segundo curso. Precisamente, el conjunto blanco es el rival del Bayern en los cuartos de final (miércoles, 20:45 horas). Allí, el italiano dejó a su heredero (Zidane) y de allí se llevó algunas rencillas (incluso con Florentino Pérez). Las repasamos ahora…
Las exigencias de Bale
El técnico italiano siempre ha antepuesto los intereses grupales sobre los particulares. Para ello, ha intentado llevarse bien con todos los jugadores. Sin embargo, no siempre lo ha conseguido -como le ocurre a cualquier otra persona en su trabajo-. En concreto, Ancelotti tuvo problemas con Bale en el Real Madrid. En primera instancia, porque después de una sustitución el 4 de enero -en un partido que ponía fin a una racha de victorias-, lo cambió y eso no le gustó. ¿Y qué hizo su agente? Hablar con Florentino Pérez porque creía que era un “ataque a su jugador” y pedirle que lo cambiara de posición, colocándolo más en el centro. ¿Y cuál fue la reacción de Carlo? Lo primero, no se explicó por qué Gareth no había hablado con él; y en segundo lugar, se negó a cambiar el sistema entero a mitad de temporada.
¿Poco entrenamiento?
Ancelotti llegó, vio y venció. Ganó la Champions y la Copa en su primera temporada, y sumó el Mundialito de clubes en su segundo curso. Sin embargo, la confianza del club en su método comenzó a menguar a partir de ese momento. ¿El motivo? Unos datos médicos basados en unos análisis de la UEFA que demostraban que el Real Madrid dedicaba menos tiempo a entrenarse que otros muchos clubes europeos. Y entonces comenzaron los problemas…
Ante esas estadísticas, la entidad, con Florentino Pérez a la cabeza, le exigió más trabajo. Y aunque Ancelotti intentó explicarles a todos que no llevaban razón -él argumentaba que lo importante no era la duración del entrenamiento sino la calidad-, acabó cediendo. ¿El resultado? Según explica Carlo en el libro, eso provocó que hasta cinco jugadores importantes se lesionaran: Ramos, James, Pepe, Modric y Benzema. Al final, el Madrid acabó perdiendo la Liga.
Las exigencias de trabajo de Coentrao
Carlo no sólo tuvo problemas con Bale, sino también con Fabio Coentrao. El jugador portugués, en una ocasión, se quejó porque algunos de sus compañeros no trabajaban de la misma manera. ¿Y qué hizo Ancelotti? Instó al lateral a que se fijara en los 16 que entrenaban bien y no en los que lo hacían mal. “Tomad a los líderes como puntos de referencia porque ellos son quienes os ayudarán en la profesión”, confiesa en el libro.
Salidas nocturnas hasta las cuatro de la mañana
El técnico del Bayern Múnich cree en la disciplina, pero también en un reparto correcto de roles dentro de cada club. En ese sentido, piensa que él no debe castigar los malos comportamientos de los jugadores. ¿El motivo? Eso podría alimentar el resentimiento de éstos hacia su técnico. De ahí que tenga que ser la entidad la que suspenda o multe a sus jugadores. Por ejemplo, en el caso del Real Madrid, a los que salían hasta las 4 de la mañana.
Diego López estaba mejor, pero…
La primera decisión importante que tuvo que tomar Ancelotti nada más llegar al Bernabéu fue decidir quién ocuparía la portería. ¿El problema? Vio que Diego López estaba mejor que Casillas y además había hecho la pretemporada al completo. ¿Y qué decisión tomó? Darle la Liga al gallego -a pesar de que su estado físico lo postulaba como titular absoluto- y la Champions y la Copa -por respeto- a Iker. En ese sentido, para no seguir alimentando la polémica, optó por mantener la jerarquía y asignarle a cada uno un rol que no alargara el conflicto en el tiempo.
No quiso vender a Xabi Alonso
El italiano nunca interfirió en las decisiones del presidente a la hora de fichar o descartar jugadores. Florentino Pérez -confiesa- estaba “obsesionado con los galácticos”. Y él no se oponía a sus deseos. Trabajaba con lo que le daban e intentaba sacar el máximo rendimiento de sus jugadores. Pero, a pesar de eso, no aprobó -aunque no lo dijera en su momento- la marcha de algunos de sus hombres. En concreto, de Xabi Alonso, que cambió el Real Madrid por el Bayern después de ganar la Décima. Otro de los que se reencontrará con su exequipo.
Aceptó la petición de Ronaldo de no jugar de delantero
Al llegar, pensó que Cristiano tenía condiciones para jugar de ‘9’. Sin embargo, tras hablar con él, renunció a esa posibilidad. El portugués le dijo que él prefería jugar en la banda. ¿Y qué hizo Carlo? Aceptar y cambiar sus sistema al 4-3-3 para que el astro luso pudiera jugar donde quería. “¿Cómo puedo cambiar de posición a un jugador que mete 60 goles por temporada?”, se pregunta retóricamente en su biografía Ancelotti.
Del enfado con Ramos a su amistad
En su primera temporada, Ancelotti le encargó a Sergio Ramos ser lateral derecho en un partido, pero a él no le gustó. De hecho, se enfadó y se lo hizo saber al técnico. Sin embargo, eso no ocurrió en su segundo curso. Entonces, le pidió al ‘4’ del Real Madrid que jugara de mediocentro y él aceptó de buena gana ante la ausencia de Modric. Jugó ante el Atlético correctamente y después en Turín, en la ida de las semifinales de Champions, no dio el nivel. Pero a lo que vamos... ¿Por qué esta vez sí aceptó Sergio jugar en una posición que no era la suya? Porque ambos tenían una buena relación. Y Carlo, aunque él no hubiese disputado su mejor partido, le protegió. Ese es su método (guste o no) y lo que contratan los clubes.
*Anécdotas extraídas del libro ‘Liderazgo tranquilo’ (Editorial Indicios)