"Dybala es el futuro", señaló Messi en 2015 cuando el bueno de Paulo era mucho más que eso, era presente. Las comparaciones son inevitables cuando ves a un argentino, zurdo, virtuoso, desestabilizando eliminatorias europeas por talento innato. No son iguales, Messi es el más diferente a todos, pero la etiqueta de sucesor en la selección albiceleste y de alternativa en la Champions es lógica.
Normal que la demostración de Paulo Dybala frente al Barcelona mostrando determinación y talento a partes iguales pusiera en alerta a Barcelona y Real Madrid, el primero viendo al heredero ideal de su buque insignia y el rival contemplando a un genio que le recuerda demasiado a su némesis. La peor noticia para los merengues es que el siguiente momento definitorio de la carrera de Dybala será este sábado en Cardiff.
El difícil camino a la gloria
La consagración que vemos de Dybala es el resultado de un cúmulo de factores. El primero y más directo de todos ellos es Massimiliano Allegri que no sólo le dio la oportunidad y las herramientas para aparecer desde el minuto uno sino que ha ido variando en torno a él, dándole la responsabilidad y moldeando a una Juventus en la que algunas estrellas se han ido (Pogba) y otras han llegado (Dani Alves, Higuaín y Pjanic). Cada paso se ha encaminado a un Paulo Dybala más importante y a una Juventus más preparada para levantar una Champions que se le quedó muy lejana en la final de 2015.
No sólo es obra de Allegri. Dybala es el máximo culpable de esta expectación, un estrellato precoz lejos del camino predestinado, curtido en la segunda argentina, con un paso a Europa que incluyó un descenso a Serie B italiana. La personalidad y el carácter de este joven jugador viene definido por varios momentos difíciles. El primero de ellos fue el paso al profesionalismo con 16 años marchándose a vivir a la academia del club Instituto de Córdoba a los 16 años donde reconoció “tener que esconderse para llorar por las noches” por estar lejos de su familia meses después del fallecimiento de su padre.
Pese a ello destacó y, mientras en las entrevistas postpartido le preguntaban si iba con uniforme o no al colegio, en Italia ya había despertado mucho interés. Más aún tras conseguir el pasaporte italiano por una bisabuela transalpina, incluso Antonio Conte cuando era seleccionador italiano intentó convencerle para cambiar albiceleste por azzurra. Con 18 años, el Palermo no dudó y puso 12 millones de euros en lo que fue un primer paso en Europa accidentado pero con mucha responsabilidad en lo que es hoy en día.
En segunda división coincidió con Genaro Gattuso, como técnico, quien hacía entrenamientos específicos en los que se medía constantemente a Dybala y si el argentino le regateaba acababa en el suelo. Fue ahí en la dureza de la Serie B y de Gattuso donde se fue forjando la fortaleza del talento y aprendiendo la importancia del esfuerzo: “También entrenaba los ojos para ver más allá y en distintas direcciones”. Un camino accidentado que se redefinió al ascender a Serie A donde se destapó como un delantero de mucho nivel y la Juventus no tardó en ver en él el sustituto de Carlos Tévez. Y desde entonces sólo ha mejorado.
El miedo del Real Madrid: Dybala bailando con Casemiro
El Barcelona se derrumbó en Turín por dos factores relacionados. El primero la baja de Sergio Busquets y el segundo, la lectura de partido de Dybala. El juventino vio el espacio que tenía, el segundo extra que siempre le daba Mascherano y los problemas del Barcelona para defender la frontal. El Real Madrid no tiene tantas dificultades para ello pero las condiciones que propondrá la Juventus no le vienen excesivamente bien.
Allegri ha optado por un esquema que crea más peligro por las bandas con Alex Sandro a la carrera y Dani Alves con el pase entre líneas y la calma que ha ido ganando con los años. Obligan a defender muy abierto a un Real Madrid que acaba pidiendo demasiado trabajo a Modric, Isco y Kroos. Como necesitan ayudas en banda para defender, el equipo se estira y Casemiro empieza a precipitarse en la faltas. Una de las claves de la final es en qué minuto le sacará Dybala la primera tarjeta al brasileño.
Justo este año Allegri ha optado por ubicar al ‘21’ en el carril central de manera evidente. La evolución de esta Juventus ha pasado la batuta de Pirlo a Dybala, quien ha pasado de recibir en los metros finales y caer a bandas a dominar el carril central y relacionarse más atrás con el balón.
La llegada de Daniel Alves le ha influenciado muchísimo en su rango de acción, teniendo dos laterales autosuficientes y sin Pogba como principal novedad desde el curso pasado, su papel es el de hacer jugar y ser la mejor conexión por dentro desde la banda o los medios, de esta forma Dybala se ha asentado retrasando un poco más su posición y delimitando su movilidad.
Sin duda Casemiro tendrá un quebradero de cabeza si Dybala consigue encontrar líneas de pase con Alves porque es muy escurridizo. Rehúye de la carrera en solitario sino que prefiero el ‘toco y me voy’ que tanto le cuesta seguir al pivote madridista.
Cambio de planes con el astro
No importa cuantos hayan sido los millones pagados por Higuaín, la estrella de esta Juventus es Dybala. Es sorprendente que en su año de confirmación entre la élite haya creado menos ocasiones, haya dado menos pases de gol y haya anotado menos que hace un curso pero su influencia en la circulación sólo ha ido en aumento.
Con la llegada de Higuaín no le necesitan tan arriba ya que el exmadridista es autosuficiente peleando de espaldas y da una presencia más fija que la que tenía Allegri el año pasado con Morata o Mandzukic. Además, el adiós de Pogba ha permitido a Dybala relacionarse más con el balón, tener más pases, decidir mejor con libertad y convertirse más en el conector entre todas las piezas que en el toque decisivo que era hace una temporada.
La comparación con Messi se entiende pero Dybala está lejos de esas cifras de cara a puerta. Una evolución del delantero centro ágil que llegó a Palermo al cerebro ofensivo de un finalista de Champions.
Pero además de la lectura decisiva de Allegri para reubicar a Dybala, la llegada de Dani Alves le ha dado un panorama nuevo. En esta Juventus con más soluciones en las bandas (Alex Sandro, Mandzukic, Alves y Cuadrado –teórico suplente-) y con un rematador más estático, ha sido el lateral ex barcelonista el que le ha dado un contexto mejor. El brasileño aporta tranquilidad con el balón y una visión de juego que atrae a Dybala recordando en cierta manera aquella conexión Messi-Alves aunque más lejos de la portería. Si vemos el plano desde donde ha dado pases de gol Dybala este año se aprecia como Alves le ha atraído y le ha influido de manera decisiva.
La grandeza de Dybala es que siendo la estrella que es todo lo que hace es por el bien colectivo y toda su personalidad ha convertido a esta Juventus en un equipo capaz de todo. Llegó para sustituir a Tévez y tras demostrar que podía hacerlo Allegri le dio la batuta de Pirlo que Pogba nunca supo gestionar. Es un talento descomunal, más allá de comparaciones.
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