El estadio Vicente Calderón abre este miércoles una enorme eliminatoria de semifinales de la Copa del Rey, el enésimo desafío entre el Atlético de Madrid y el Barcelona, una prueba de vitalidad, un enfrentamiento potente y vibrante y un reto entre Antoine Griezmann y Lionel Messi, Neymar y Luis Suárez.
Un partido con mayúsculas, repetido hasta dieciocho veces en los últimos cinco años en todos los torneos y por todos los títulos, en la Liga, en la Supercopa de España, en la Liga de Campeones y en la Copa del Rey, en la que ahora se cruzan por una plaza en la final, con la ida en Madrid y la vuelta, seis días después, en el Camp Nou.
Ni siquiera las dudas y la irregularidad que ha ofrecido el Atlético durante los últimos tres meses y ha sufrido el Barcelona en momentos puntuales del curso reducen el atractivo, el interés y el nivel de un choque que enfrenta a los dos últimos campeones de Liga, a dos candidatos a la Liga de Campeones y a dos equipos ganadores.
La eliminatoria exige la mejor versión de ambos conjuntos, dolidos por sus dos últimos empates en la Liga, el Atlético con un partido horroroso contra el Alavés (0-0) y el Barcelona con una igualada bajo polémica, por el gol no concedido al club azulgrana, ante el Betis, y enfrentados este miércoles en un encuentro clave.
Porque el duelo de ida en el Vicente Calderón, aunque aún queden por delante los 90 minutos de la vuelta en el Camp Nou, no admite lapsus ni concesiones. Hay una final en juego, una exigencia para ambos equipos, diseñados para pelear por todo y contra cualquier rival sin excusas, por mucho que su momento actual no sea el mejor.
Lo anhela, lo persigue y lo necesita el Atlético desde finales de octubre, cuando pasó del equipo que lideraba la Liga, ganaba con rotundidad y provocaba admiración a un conjunto indefinido y vulnerable, sostenido en este 2017 por el francés Antoine Griezmann, su pegada arriba y más resultados que juego, aún en recomposición.
Con sólo una derrota en sus últimos diez partidos oficiales, pero con algún encuentro muy por debajo de su nivel, como el del pasado sábado en Vitoria, el Atlético mantiene sus altibajos y su dependencia del internacional galo, goleador en cinco de sus siete encuentros más recientes y el líder ofensivo del equipo rojiblanco.
Enfrente, el Barcelona llega al duelo sin Andrés Iniesta ni Sergio Busquets y después de un partido complicado en el Benito Villamarín, un encuentro presidido por su mal juego, pero también por un error arbitral que ha puesto sobre la mesa la necesidad de utilizar la tecnología para acabar con los 'goles fantasma' en el fútbol español.
Hasta el partido ante el Betis, el Barça llevaba una gran racha. Victorias coperas en Anoeta, eliminación con remontada al Athletic y goleadas en Eibar y a la UD Las Palmas, pero en Sevilla todo se vino abajo.nOfreció el equipo catalán un rendimiento muy por debajo de sus prestaciones, hasta el punto de que permitió que se adelantaran los verdiblancos y solo reaccionaron en el cuarto de hora final.