Hace menos de seis meses, Piqué, cabeza gacha, se escondía en el banquillo entre “bailes” del Madrid. Aquello, tras la marcha de Neymar, tenía muy mala pinta. Encima, el eterno rival parecía tocado por la varita mágica. En la capital, el brillo de los astros oscurecía cualquier atisbo de resurrección azulgrana. Pero, pasado ese tiempo, ambos han intercambiado papeles. Ahora, los que parecen dos enamorados al salir del cine viendo La la land son los culés. Capitaneados por Messi, escoltados por secundarios por los que nadie dio un duro –como el propio Vermaelen– y dirigidos por Valverde, avanzan entre competiciones sin dudas y con paso firme. En última instancia, con una goleada contra el Celta y los tres primeros goles firmados por la pareja Leo-Alba [narración y estadísticas: 5-0].



Visto a posteriori, consultando el resultado y echando un ojo a los tiempos, parece que el Barcelona lo tuvo fácil. Es posible, incluso, que alguien piense que el rival era flojo. Pero no fue así. No. El Celta que se presentó este jueves en el Camp Nou era el mismo que consiguió empatar en el mismo feudo en Liga (2-2), que mantuvo el tipo en la ida de Copa (1-1) y que hundió al Madrid el pasado fin de semana en Balaídos (2-2). Ese era el equipo que comparecía, pero no el que salió herido del templo azulgrana.



El Barcelona se encargó de acabar con cualquier atisbo de duda en apenas 31 minutos. Saltó al Camp Nou y empezó a controlar. Toque por aquí, toque por allá… y disparo de Messi. El primero llegó a los diez minutos. Pues bien, tres después llegó el primero. Jordi Alba apuró la banda y la puso atrás, y Leo apareció. La jugada la venía repitiendo el conjunto de Valverde toda la temporada, pero encontró su propio parque de atracciones en esta vuelta de octavos. ¿La razón? El segundo gol llegó con los mismos protagonistas en liza y el mismo resultado. Y el tercero, con los papeles cambiados: el argentino se la puso a su socio en la banda para que se sintiese el mismo gozo.



Y marcados los tres primeros, el cuarto lo propició su rival. El Celta falló en defensa y Luis Suárez se encargó de aprovechar el despiste para recoger el balón y mandarlo a la escuadra. El quinto ya llegó en la segunda mitad de córner y con otros protagonistas: Dembélé la puso y Rakitic, libre de marca, cabeceó para dejar la eliminatoria totalmente sentenciada. Y fin de la historia.



El Barça sigue con paso firme en todas las competiciones: está en cuartos de Copa, en octavos de Champions League y es primero en la Liga. Messi funciona, el equipo carbura y cualquier secundario aporta. André Gomes, por ejemplo, en este último encuentro. Todos. Es el Barça seis meses después de ser “bailado”. Quién sabe qué será de este equipo tiempo después. De momento, el Camp Nou vive en El país de las maravillas.

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