Jordi Alba, el magnífico lateral que amenazó a un periodista en el Mundial 2014 con “arrancarle la cabeza” por un tuit que había escrito otro reportero, volvió a cubrirse de gloria este sábado en la Isla de Ré. Para el jugador barcelonista, la mayor parte de lo que se cuenta sobre la selección es falso (especialmente cuando se incluyen críticas): “El mal rollo lo creáis vosotros, la prensa, no nosotros […] El problema es cuando la gente cree a la prensa antes que a nosotros mismos […] No, no hablo de toda la prensa, pero sí que hay una gran mayoría que mete cizaña”.
Quizá el jugador se arrepienta de poner otra vez asuntos privados en el foco de atención a menos de 48 horas de un duelo crucial para el fútbol español y su seleccionador. Un repaso por estos 18 días de concentración en Francia revela la exagerada reacción de algunos futbolistas al trabajo (incluidos los excesos) de unos medios que muchas veces tratan a la ‘Roja’ con guante blanco: aunque sólo sea por conseguir entrevistas que nutran de sustancia las informaciones sobre una concentración en la que el trato entre futbolistas y reporteros, como viene siendo habitual en el mundo del fútbol desde hace unos años, es mínima.
El caso ‘Torbe’
La selección comenzó la Eurocopa sobresaltada por el tremendo escándalo de De Gea y su presunta relación con el productor pornográfico ‘Torbe’. La espuma bajó rápidamente y la selección reforzó sus vínculos para amurallarse ante lo que interpretaron como un ataque extemporáneo e inconveniente de la prensa. Hubo que recordarles en rueda de prensa que ElDiario.es únicamente había reflejado lo contenido en un informe de la Policía Nacional.
El refuerzo de la cohesión interna surtió efecto: la victoria contra República Checa, la actuación exitosa del nuevo portero titular y el esplendor futbolístico de Iniesta colorearon un ecosistema sorprendentemente armónico en el bucólico entorno de Ré. Después llegó el recital ante Turquía: España volvería esa noche al paraíso atlántico en una nube.
Pedro Rodríguez
Es difícil entender qué le llevó días después a Pedro, de excelente comportamiento y rendimiento con la selección, a airear poco antes del duelo contra Croacia unas sensaciones quizá comprensibles, pero cuya divulgación faltaba al respeto a varios compañeros y a decenas de futbolistas que darían cualquier cosa por ser suplentes en la selección de Del Bosque. El técnico salmantino les quitó importancia, aunque días después reconocería en una entrevista algo evidente: no le habían gustado.
Las inoportunas quejas de Pedro por su suplencia fueron minimizadas por sus compañeros en público (en privado fue reprendido por los líderes del vestuario). Gerard Piqué, erigido en uno de sus principales portavoces, acusó a los medios de comunicación de “estar aburridos, porque cogéis las declaraciones y hacéis una noticia que parece la 're-hostia', pero no lo es”. Piqué obvió un dato fundamental: el que estaba aburrido probablemente era Pedro, cuya expresión facial en la (voluntaria) entrevista con Movistar Plus era cualquier cosa menos fraternal. El incidente fue superado sin mayores problemas por el grupo.
El error de De Gea
Ciertas informaciones sobre una presunta titularidad de Casillas en el partido ante Croacia (que él mismo habría declinado en favor de su compañero) y sobre un presunto reproche de algún compañero por sus errores contra los balcánicos parecen haber estropeado de nuevo el ambiente en un grupo que suele autocalificarse como “una familia”. Incluso Del Bosque intervino en una entrevista en Radio Marca para subrayar su rechazo a estos rumores: “Hoy he visto unas declaraciones diciendo que alguien en el vestuario se había metido con De Gea en el descanso. Totalmente incierto. Una mentira tras otra" (sin incluir a toda la profesión).
Este sábado se le preguntó por ello a Alba, que sintiéndose respaldado por su entrenador abandonó toda mesura. “Estoy totalmente de acuerdo con el entrenador”, respondió (aunque no había escuchado la entrevista). "El mal rollo lo creáis vosotros, la prensa, no nosotros. Le puedes preguntar a cualquier jugador, que el ambiente es fenomenal y estamos muy tranquilos. El problema es cuando la gente cree a la prensa antes que a nosotros mismos".
Los jugadores sufren una fuerte presión mediática y tienen diferentes formas de lidiar con ella. Algunos escogen un perfil casi transparente, otros repiten frases hechas, otros juegan a ser líderes. Algunos utilizan las redes sociales, como Piqué en su absurda polémica de la ‘peineta’. Alba tiene propensión a la hostilidad verbal. Le preguntaron si las preguntas de su íntimo amigo Pedro eran culpa de la prensa: “Repito, no hay mal rollo. No toda la prensa, no me estoy dirigiendo a todos, pero la gran mayoría sí, mete cizaña. Pedro dijo lo que dijo y hay que respetarle, pero ni el equipo se fue contra él ni nada. Estamos todos juntos y al final las polémicas las creáis vosotros”.
La selección viaja este domingo a París con la ambición de mantener el ambiente “familiar” hasta el 10 de julio. Hay muchas maneras de denunciar los excesos mediáticos cuando se producen. Probablemente, Alba pueda aprender de compañeros suyos a torearlos con mayor elegancia, sin caer en el insulto ni en el ridículo.