El Celta de Vigo consiguió clasificarse por primera vez en su historia para la semifinal de la Europa League después de empatar en el campo del KRC Genk en un encuentro con pocas oportunidades en el que el conjunto de Eduardo Berizzo manejó con comodidad la ventaja de un gol con la que viajaba a Bélgica. Manchester United, Ajax y Olympique de Lyon son sus posibles rivales en la siguiente ronda [Narración y estadísticas: 1-1].
Berizzo repitió el mismo equipo titular que había jugado en Balaídos. Con menos ritmo que en el partido de ida, pero con la misma idea futbolística, el Celta dominó el primer tiempo. Marcó el ritmo desde el control que ejerció desde el centro del campo, aunque le faltó velocidad para asociarse con el tridente Sisto-Guidetti-Aspas.
El Genk no fue durante la primera mitad el equipo voraz que se esperaba. Solo se acercó a la portería gallega al comienzo del partido, cuando Samatta cabeceó un centro de Trossard (min. 5). Después, se resguardó atrás, bien posicionado, preocupado también por no cometer errores, esperando algún contragolpe con el que sorprender al Celta.
No tuvo problemas el equipo de Berizzo para adaptarse a ese guión: posesión de la pelota, poca profundidad por las bandas -salvo alguna aparición de Sisto desde la izquierda- y alguna oportunidad con la que inquietar a Ryan. Las mejores ocasiones fueron un remate raso de Fontás en una falta lateral (min. 8), un buen disparo lejano de Sisto al aprovechar un error del defensa Brabec (min. 16) y, sin el lesionado Guidetti en el campo, un primer lanzamiento acrobático de Beavueu acompañado poco después por un tiro de Sisto que rozó la escuadra de la portería belga (min. 45).
El Genk mejoró su imagen al inicio de la segunda mitad. Y el partido, con ritmo de ida y vuelta, se abrió: Trossard avisó con peligro para el Genk desde fuera del área (min. 49) y Beauvue respondió para el Celta con un mano a mano ante el portero Ryan (min. 51). Subió la cadencia. Y llegaron los goles. Primero, marcó el Celta: Sisto presionó a Castagne, le robó la pelota, corrió 20 metros con el balón controlado y sacó un cañonazo imparable desde fuera del área. Solo cuatro minutos después, empató el Genk cuando Trossard aprovechó la fragilidad defensiva gallega, coronada por un error de Cabral.
Ese empate alentó durante varios minutos al Genk, que, con más empuje que fútbol, encerró al Celta, por primera vez desconcertado, algo superado. Ese pequeño acoso, que decreció con el paso de los minutos, solo tuvo como recompensa un tiro de Boëtius (min. 77). Y poco más. El Celta se sacudió la presión local con firmeza para escribir una de las páginas más brillantes en la historia del club: meterse en su primera semifinal europea.