“Cuando nos comparan con el Leicester me acuerdo de 1994, cuando nadie dio crédito al equipo de ciclismo que formé y a final de ese año ya éramos el mejor del mundo. ¿El Sassuolo puede ser el Leicester de Italia? No lo sé, el fútbol a veces nos sorprende”. Así de optimista es Giorgio Squinzi con su club. Los neroverdi debutan en Europa frente al Athletic, algo impensable hace nueve temporadas, cuando estaban en Serie C.
No sabemos si el Sassuolo seguirá escalando al máximo nivel. Lo que sí conocemos es cómo han llegado a ser sextos en Serie A y debutar en Europa League: una gestión atípica, apostando por los jóvenes nacionales, sin volantazos frecuentes en el Calcio y con la calma que da un inversor nacional arraigado en lugar de los capitales extranjeros que están irrumpiendo en instituciones como Milan o Inter.
Una institución en crecimiento representando a una de las poblaciones más pequeñas en la élite futbolística, apenas 41.000 habitantes en una ciudad sin gran tradición por el balompié. De hecho, la ausencia de un estadio de nivel en su localidad ha obligado a una solución impopular: el Mapei Stadium, donde juegan de local, está en Reggio-Emilia (a 30 kilómetros).
Una institución modesta que aspira alto desde 2002 cuando Mapei, multinacional propiedad de Squinzi, empezó a financiar el sueño del Sassuolo: “El objetivo está claro, debemos mirar a Europa y estar entre los 3 o 4 mejores equipos de Italia”. Planes de futuro con dos puntos clave: apostar por el talento nacional joven y trasladarse a otra ciudad más grande.
El modesto con los deberes hechos
Sassuolo se ha ganado a pulso su billete para el fútbol europeo quedando por delante del Milan en la pasada Serie A. Como ya avisó Ernesto Valverde, técnico del Athletic, cuando el sorteo cruzó el camino de los bilbaínos con los italianos: “Puede que no tengan tanto nombre como otros, pero estamos hablando de un equipo que consiguió 61 puntos en Serie A”. Una temporada histórica para el Sassuolo, que logró arrebatar la plaza europea al Milan con una cuarta parte de su presupuesto.
El camino del Sassuolo en su historia reciente se ha cimentado en torno a jóvenes italianos. Su presidente deja claro que esta política de fichajes no se debe a ideologías, sino a lo que considera “uno de los puntos clave del programa” y una buena noticia para el balompié transalpino, como reconoció a La Stampa: “Esto es por el bien del Sassuolo y del fútbol nacional. Nuestra prioridad es buscar jóvenes italianos, aunque no siempre se puede, como este año, que hemos fichado a un veterano como Matri”.
En los últimos años, el club ha sido la catapulta de muchos jóvenes talentosos, en especial aquellos como Zaza o Berardi que no tenían hueco en la Juventus y se asentaron en la élite vestidos de negro y verde. Un proyecto que también ha mostrado su confianza en técnicos jóvenes como Allegri en 2007 o Di Francesco, que actualmente, en su segunda etapa, ha maravillado y ya suena como futuro seleccionador. Además, ha hecho más singular al Sassuolo con su apuesta por el fútbol ofensivo, alejándose del estereotipo de la Serie A.
Si los jóvenes han sido los cimientos sobre el campo, el cambio de estadio ha certificado al proyecto en lo institucional con la compra del Città del Tricolore (ahora Mapei Stadium) en 2013. Con esta adquisición, el Sassuolo se convierte en el tercer club de la Serie A que no tiene que negociar la concesión o alquiler del estadio, algo que sólo Juventus, Udinese y el propio Sassuolo pueden decir en Italia. Aunque legalmente el propietario es la empresa Mapei, en la práctica es su casa.
El constructor del cuento de hadas
Las historias de sorpresas en el fútbol actual suelen tener una explicación más lógica entre bambalinas. El sueño del Leicester, el resurgir del Leipzig en Alemania o el mismo Sassuolo cuenta con algo en común: una empresa tras ellos que financia y cuadra balances.
La historia del club neroverdi, fundado en 1922, cambió cuando llegó Giorgio Squinzi. En 1983/84, el dinero de Mapei llegó al club, pero, al no ver rentabilidad en un equipo tan pequeño, cambió el esférico por el ciclismo. Finalmente, volvió en 2002, esta vez como propietario. Squinzi y Mapei adquirían el club y, aunque desde la empresa se avisa que “no se harán locuras” con el patrocinio, la verdad es que no podríamos entender el milagro sin su apoyo. La participación en la Europa League seguro que fortalecerá el músculo financiero del club: Mapei asumió el 40% de las pérdidas del Sassuolo en el último ejercicio.
De hecho, fue la empresa italiana la que adquirió el estadio aprovechando los problemas de la Reggiana, equipo de tercera categoría italiana, a la que no sólo han comprado su feudo sino que han borrado cualquier símbolo de su anterior propietario. Allí jugará el partido contra el Athletic, en un estadio que, tras sus muros pintados de azul con el logo de la empresa, esconden una historia con el granate del conjunto de la zona.
El patrocinador estrella de Italia
Con el estadio no acaba el protagonismo de Mapei. El patrocinio de la multinacional supone el contrato récord en Italia: Sassuolo percibió 22 millones de euros en 2014 de Mapei; cinco más de lo que paga Jeep a la Juventus. ¿Es legal que el dueño y a la vez patrocinador rompa el precio de mercado para que esa inversión llegue como publicidad?
La UEFA dice que sí, aunque con una línea roja que ha obligado a rectificar al Sassuolo: el organismo europeo advierte que ese patrocinio no debe ser superior al 30% de los ingresos totales, ya que podría entrar para ajustar esa “influencia significativa” y rebajar el ingreso al valor razonable de mercado. Por ello, Mapei ha reducido su inversión de 22 a 18 millones en 2015, manteniéndose como el mayor contrato de Italia, pero bajando su “influencia significativa” de 40% a 31%, aproximándose al límite que aconseja la UEFA.
La historia del Sassuolo brilla con luz propia, una hazaña que les ha llevado de tercera división a Europa en menos de una década. Una apuesta atípica por el capital nacional, por los jóvenes y el juego ofensivo. Una andadura heroica y singular en la Italia de las prisas en los despachos y las irregularidades, pero que cuenta con algo más que un escudero con Mapei al mando de las operaciones.