Que los jugadores un equipo de fútbol visiten un centro infantil o un hospital nada tiene de raro. Tan inolvidables para los aficionados como para los propios niños, los auténticos protagonistas, son las imágenes de sus estrellas disfrazados de Reyes Magos, en España, o ejerciendo de Papa Noel repartiendo camisetas, balones y sonrisas. Un clásico que ha dado un paso más allá con Jermaine Defoe.
Varios jugadores del Sunderland inglés -club del noreste del país, casi en la frontera con Escocia- realizaron una visita a Bradley Lowery, un pequeño de cinco años que padece neuroblastoma, un tumor maligno y terminal contra el que el pequeño pelea con tratamientos para alargar su vida el máximo posible. John O'Shea, Sebastian Larsson y Vito Mannone acudieron para darle una sorpresa, pero el premio era Jermain Defoe.
El delantero, que ya ha pasado por las filas de Toronto FC, West Ham o Tottenham, es el ídolo absoluto del Sundelrand, el goleador, el jugador al que todos los aficionados quieren abrazar y el pequeño Bradley no iba a ser diferente.
Defoe se tumbo en la camilla con el niño, se hizo la foto de rigor y alegró la tarde de toda la familia, pero cuando la visita tocaba a su fin, Bradley le pidió que no se marchara, que se quedase un poco más con él, así, abrazados en la cama del hospital donde pasa los días peleando. Defoe no sólo se quedó más tiempo que sus compañeros sino que, como ha informado el perfil de Twitter dedicado a Bradley, decidió quedarse a pasar la noche con él.
Un gesto tan enternecedor como inolvidable, para el pequeño y para el delantero, y seguro que también para toda la afición del Sunderland, pues ya tienen a un ídolo al que admirar independientemente de los goles que marque o deje de marcar.