La Copa Confederaciones no tiene pinta de que vaya a pasar a la historia. Al contrario, seguramente será olvidada nada más acabe el 2 de julio. Si el torneo ya comenzaba con poco interés a medida que pasan los partidos se confirman los pronósticos. El sábado la anfitriona Rusia debutaba ante Nueva Zelanda (2-0) y no se vio gran cosa y este domingo Portugal y México confirmaron que no han ido allí con muchas ganas de esforzarse.
El partido que se vio en Kazán fue más feo de lo que dice el resultado final, muy limitado, sin grandes alardes y con dos equipos cuyos jugadores estaban ya bastantes cargados de partidos. Al final, lo lógico, un empate (2-2) decidido al final, primero con un gol de Herrera en propia puerta (previo disparo de Cedric) y después con un cabezazo de Moreno para poner la igualada. Cuando ambas seleccionadores se desconectaron, llegaron dos goles de golpe, pero de fútbol no se vio mucho.
El único análisis del partido se centra en el VAR y Cristiano Ronaldo. Es justo mencionar que el único que intentó hacer algo fue Cristiano. Él, única figura relevante de esta Confederaciones, destacó en el primer tiempo y acabó regalando dos asistencias, una final con gol, por las que se paga una entrada. Su actuación en general, nada del otro mundo, tuvo un momento álgido con una inteligente asistencia que acabó en el primer gol de Portugal.
Lo marcó Quaresma, pero la jugada fue de Cristiano, que leyó mal su jugada individual pero que rectificó para hacer lo más difícil, inventarse la asistencia más complicada. Miró a André Gomes, que era al que tenía más cerca, y se la pasó a Quaresma, que llegó en el segundo palo y definió de lujo. Era el 1-0 que rápidamente empató Chicharito con un buen cabezazo a pase de Carlos Vela. Entre medias, Cristiano había regalado otro taconazo, este 'a lo Guti' en Riazor, que no acabó en gol y había mandado un trallazo al larguero.
No se vio que a Cristiano acusara en exceso los líos extradeportivos, aunque tampoco esta Confederaciones puede servir de un examen definitivo. Bien hará el portugués si es capaz de hablar más en el campo que de su futuro, porque tiempo tendrá en verano para hacer lo segundo.
Si el partido se decidió al final, todo el encuentro estuvo en función de las decisiones del VAR, que tuvo trabajo y que demostró sus ventajas e inconvenientes. Funcionar, funciona, pero da una lentitud al juego que debe ser corregida. Hasta un minuto tuvieron que esperar los jugadores de Portugal para que le dieran por válido un gol, el segundo, esperando todos en el centro de campo. Peor fue en el primer tiempo, cuando Pepe celebró con efusividad con el banquillo un gol, de Nani, y también al minuto el árbitro hizo sonar su silbato para decirles que había que ver la jugada. El videoarbitraje mostró que era fuera de juego y se anuló el gol, pero la espera fue eterna.
Al fin y al cabo, la Confederaciones sirve para esto, para probar cosas y como entrenamiento para el Mundial. Tanto el VAR como la capacidad organizativa de Rusia son dos de los grandes exámenes para la cita del año que viene. Por ahora, funciona, pero se debe mejorar. De fútbol, bien, pero sin conclusiones. Eso es este torneo, un 'bolo' de verano sin más historia que ver si Cristiano alarga su buen final de temporada.
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