La 'mentira' del ‘fair play’ financiero y cómo regular el mercado de fichajes
EL ESPAÑOL analiza con el economista José María Gay de Liébana un verano de récord. Dembélé ha sido presentado este lunes como jugador del Barcelona por 105 millones.
29 agosto, 2017 01:03“Estamos locos”, “se nos está yendo de las manos”, “esto no puede ser”, “menuda barbaridad”, “el jugador no cuesta eso”, “algún día tiene que parar”, “son demasiados millones”, “lo del fútbol es un insulto”… En cualquier bar, playa o chiringuito se han podido escuchar estas expresiones durante el verano. Con diferentes protagonistas; este año u otro. Da igual. El estío siempre ha ofrecido a la sociedad presidentes que tiran la casa por la ventana en temporada de playa. Lo hizo el Betis cuando fichó a Denilson por 5.300 millones de pesetas, el City cuando invirtió 42 kilos en Robinho o el Madrid cuando decidió agenciarse a Ronaldo o a Zidane –por poner algunos ejemplos–. Y, obviamente, también lo ha hecho el PSG con las contrataciones de Neymar y Mbappé; y el propio Barcelona, que presentó este lunes a Dembélé tras pagar 105 kilos. Pero bien, ¿tendrá fin algún día esta tendencia? Quizás calcando, en parte, el sistema NBA, pero toca empezar primero por el principio.
La UEFA trató de imponer cierto orden con el fair play financiero, regulando el coste de los fichajes, pero no lo ha conseguido. “No existe. El fútbol español, por ejemplo, está escribiendo una página gloriosa en cuanto a sanear sus cuentas, pero esto no les va a permitir competir con clubes como el PSG o el Manchester City (…) Hay unas reglas del juego, pero no se cumplen. Esto deviene en que hay entidades que se van a armar mejor y el fútbol va a quedar descompensado, lo que puede desembocar en desafección”, explica a EL ESPAÑOL José María Gay de Liébana , profesor titular de economía financiera y contabilidad en la Universidad de Barcelona, y escritor de La gran burbuja del fútbol.
¿Y por qué no se cumple? Para entenderlo, primero toca explicar qué es el fair play financiero. El mecanismo de la UEFA establece que los clubes puedan gastar hasta cinco millones de euros más de lo que ingresan por un período de evaluación de tres años. Eso sí, según reza la norma, “pueden exceder ese nivel hasta un cierto límite siempre que esté cubierto por la contribución o pago directo del propietario del club o una parte relacionada”. Y ese es el truco que le sirve a entidades como el PSG para sobrepasar el límite de 30 millones de euros impuesto para las temporadas 2015/16, 2016/17 y 2017/18.
El ejemplo más claro de equipo que, a priori, no cumple con el fair play financiero es el club parisino, que en las tres últimas temporadas, ha gastado 500 millones de euros en contrataciones y ha ingresado tan solo 118 en ventas. De ahí que, quién sabe si para disimular, ha optado por ‘retrasar’ el pago por el fichaje de Mbappé, que llegará cedido esta temporada y con una opción de compra obligatoria a razón de 180 millones de euros el próximo curso.
Estos nuevos actores han cambiado todo el panorama y amenazan con transformarlo por completo. “Antes, los fichajes se movían con el dinero que los propios clubes generaban, pero con la entrada de los clubes-Estado, el dinero llega desde otro lado (…) 222 millones es mucho para nosotros, pero puede ser poco para un Estado”, reconoce José María Gay de Liébana. Y eso añade otro debate: ¿debería el mundo del fútbol regular de alguna manera quiénes son los dueños y/o propietarios de los clubes? He ahí la cuestión. Y, aunque se ha intentado, no siempre es posible. La Bundesliga, con la ley del 50+1, que reza que el 51% de la propiedad de la entidad debe pertenecer a los socios. Una norma que se cumple en parte, pues el Bayer es la propietaria del Leverkusen y Red Bull del Leipzig (por poner dos ejemplos). El debate, en cualquier caso, está abierto.
SISTEMA NBA
La pregunta que se hace cualquiera tras este verano es obvia: ¿llegará a explotar la burbuja del fútbol? “El mercado, al final, se acaba estabilizando. En el momento en el que veas que pagas una barbaridad, pero que veas que el rendimiento que ofrece y el retorno no están en consonancia, pues…. Entonces, el mercado tocará techo”. Pero, de momento, no lo hace. Los precios siguen aumentado. El PSG ha vuelto a subir el listón y el jugador que antes podía costar 20 millones, ahora no sale de su club por menos del doble. O, como en el caso de Dembélé, por mucho más: el Dortmund lo fichó por apenas 15 millones de euros y su valor se ha incrementado hasta los 105 en una temporada.
Desterrado, por tanto, el fair play financiero, la otra opción que se contempla sería calcar el sistema de la NBA. Pero, a día de hoy, es imposible. Sobre todo, porque la estructura del fútbol europeo es completamente diferente. La liga de baloncesto es una competición cerrada, controlada totalmente, con unos límites salariales estrictos (y que los clubes no se pueden saltar) y donde lo que se venden son los derechos de los jugadores, sin que éstos tengan capacidad para decidir sobre su futuro. Es decir, para hacer una réplica del modelo se debería crear una liga europea. Y eso, de momento, no es posible ni se contempla por las máximas instituciones continentales.