El Bengaluru, un equipo indio de fútbol, disputó el partido de vuelta de los cuartos de final de la Copa AFC, la versión asiática de la Europa League, el pasado 13 de septiembre en Pyongyang, capital de Corea del Norte. Más allá del duelo (un 0-0 que hizo bueno el 3-0 hindú en la ida), los jugadores del club perdieron su equipaje y llegaron a temer por sus propias vidas debido a la tensión que se vive en el país, liderado por el líder supremo Kim Jong-un, y las últimas pruebas de misiles.
Erik Paartalu, futbolista australiano del Bengaluru, habló con BBC Sports sobre todo lo vivido en Corea. Él y sus compañeros estaban bastante preocupados antes de partir a territorio norcoreano y la Confederación Asiática de Fútbol (AFC) envió primero a una delegación al escenario del partido para que vieran que era seguro jugar allí.
"Es difícil jugar en un lugar donde pueda haber una guerra o en una zona inestable, pero en Corea del Norte realmente no sabemos lo que va a pasar", dice Paartalu, añadiendo que "el gobierno australiano me dijo que no fuera a Corea del Norte, que no había una embajada ni un consulado y existía la amenaza de una guerra nuclear".
Paartalu sigue relatando la experiencia en Pyongyang. "Todo lo que ves y oyes en las noticias es diferente de lo que ves en persona: fue un aterrizaje surrealista en un aeropuerto casi vacío. Es un aeropuerto internacional, pero sólo aterrizó un avión, hubo confusión con nuestro equipaje y tuvimos que pasar dos horas allí, solos en el aeropuerto".
El equipo tuvo que entregar sus teléfonos móviles y tabletas para que les revisaran las fotos. También se les revisaron las mochilas y se les advirtió que se prestaría especial atención a las fotos que la delegación hiciera durante su estancia en Corea del Norte.
El jugador australiano continúa relatando el viaje: "Lo gracioso fue que todos nos reímos en nuestro grupo de Whatsapp de Kim Jong-un, y antes de irnos a Corea le dijimos a todo el mundo que borrara esos mensajes. Todos estábamos sentados allí, en el aeropuerto, esperando el veredicto. ¿Se nos impediría el acceso al país?. En mi fuero interno esperaba que no tuvieran Twitter, habíamos bromeado pidiendo a Kim Jong-un que se reuniera con nosotros para tomar una copa".
Muchas de las bolsas del equipo - incluyendo kits médicos, zapatillas y balones - se perdieron. Esto llevó a algunos jugadores a comprar zapatillas falsas a un vendedor situado cerca de su hotel. Según Paartalu, costaron 150 dólares estadounidenses.
"No teníamos balones para entrenarnos, las zapatillas que compramos eran de mala calidad, y algunas eran pequeñas. No fue lo que se espera en un ambiente profesional. Cuando volvimos al hotel después del primer entrenamiento, de repente todo estaba allí", recuerda.
Otro de los episodios vividos en Corea del Norte tuvo como protagonistas a las farolas. "En nuestro camino de regreso al hotel al atardecer, nos preguntamos por qué todas estaban apagadas. Alguien nos dijo que este sistema protegía a Pyongyang de los satélites, para que nadie pudiera localizar el lugar", apunta Paartalu.
La verdad es que todo constituyó una experiencia más que surrealista para el jugador del Bengaluru. "El hotel era como el de cualquier otro país, pero había una televisión en el vestíbulo, con un vídeo de Kim Jong-un. Teníamos seis canales en el hotel, incluyendo algunos chinos, una cadena de propaganda y Al Jazeera".
Sí, todavía hay más. "En el último día de nuestra visita, un misil pasó al lado de nuestro hotel. No puedes prepararte para algo así", comenta Paartalu. Fue el 15 de septiembre por la mañana, cuando Corea del Norte lanzó otro misil balístico que sobrevoló Japón.
"Un empleado del hotel nos dijo que si hubiéramos estado de pie fuera del hotel a las seis de la mañana, habríamos visto el misil pasando sobre nuestras cabezas. Nos dijo que se había disparado desde el aeropuerto y que su trayectoria era clara. Mis compañeros hicieron algunas preguntas a los guías, que defendieron a su líder supremo, lo suficientemente poderoso como para asaltar los Estados Unidos. Parecían haber sufrido un lavado de cerebro, fue muy extraño", cuenta el deportista de 31 años.
"A pesar de todo, Corea del Norte es un país hermoso: cielos azules, plantas, flores y granjas", se resigna Paartalu. "Incluso, a tu alrededor, la gente está encantada de verte. Si yo no hubiera jugado al fútbol, nunca habría tenido la oportunidad de venir a este país", reconoce.
El partido en el que participó Paartalu fue el miércoles 13 de septiembre, en un estadio de 150.000 localidades y con un empate entre el Bengaluru y el conjunto local (0-0). El equipo hindú jugará ahora contra el Istiklol de Tayikistán en una final interzonal de la Copa AFC que clasificará al ganador para el duelo por el título.
"Hay una serie de personas que están tratando de hacer locuras y otras tantas inocentes que pagarán caras las consecuencias. Lo siento por todas ellas. También por esos jugadores que aman profundamente el fútbol y con quienes compartí aquel partido en Corea", lamenta Paartalu.
"Después del encuentro, di un gran abrazo a un atacante coreano y él me felicitó con una sonrisa. No esperaba que hablara inglés y fuera tan humilde. El deporte realmente reúne a la gente, es algo hermoso", sentencia el protagonista de una odisea inolvidable. Para él y para todos quienes le acompañaron durante la misma.