Edu Ferreira era un chico portugués normal: jugaba al fútbol y soñaba con ser Cristiano Ronaldo. Le gustaba, se le daba bien y, además, estaba en el mejor momento de su vida: en el Boavista, equipo al que llegó con 17 años, lo iban a subir al primer equipo, que juega en la Primeira Liga portuguesa, y él estaba contento. Sin embargo, justo cuando parecía que nada podía ir mal, le llegó una de esas noticias que golpean por igual al cuerpo, a la mente y al corazón: le diagnosticaron cáncer en su pierna derecha y tuvo que empezar el tratamiento. Tristemente, el domingo falleció, tal y como anunció su club.
Antes de eso, el joven delantero portugués había militado en el Ramaldense, Academia Superball, Salgueiros y Leça. Hasta 2014, cuando lo llamó el Boavista, el segundo equipo de Oporto, para que se incorporara a la disciplina del club a sus 17 primaveras. Dio un salto en su carrera y empezó a ‘currar’ para subir un día al primer equipo y jugar en la primera liga portuguesa. Sin embargo, nunca llegó a debutar.
La enfermedad se la diagnosticaron en noviembre de 2016 y desde entonces luchó para intentar superarla. Recibió el apoyo de su familia, de sus compañeros y del club, Y firmó la renovación hasta 2019. La entidad quería que sólo se concentrara en superar el cáncer y para ello le aseguró su futuro en la entidad.
Edu Ferreira, sin embargo, no pudo superarla: falleció el domingo en el Hospital Santo Antonio de Oporto y dejó al fútbol portugués conmocionado. Nadie se esperaba que un chico tan joven se fuera tan pronto. “Se fue, pero nunca nos va a dejar. Entender su marcha será algo muy difícil, sobre todo, porque acabamos de perder a uno de los nuestros. Dedicaremos un día para recordar los buenos momentos que compartimos todos juntos”, escribió el club en un comunicado.
Desde el domingo, ha recibido homenajes de todo tipo. La bandera del club ondea a media hasta y todas las instituciones se han volcado con la familia. “Que todo el dolor que nos produce esta pérdida disminuya cada día y que de aquí en adelante la ausencia se transforme en buenos recuerdos y sea capaz de fortalecer todavía más los lazos de nuestra familia. El vacío que ha quedado será llenado en nuestros corazones. Hoy hay una estrella más en el cielo. ¡Descansa en paz!”, sigue el comunicado del club, que lo ha despedido con estas palabras.
Su muerte, además, ha dejado conmocionado a todo su entorno. El presidente de la liga y el exárbitro Pedro Proença aseguraron que “es uno de los momentos más tristes vividos por el fútbol profesional de Portugal”. Y así se está viviendo, con su recuerdo presente y la convicción de que hay una estrella más en el cielo. Descanse en paz.
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