¿Ha hecho el Madrid el mejor año de su historia? Sí. ¿Tiene una de las mejores plantillas de Europa? Sí. ¿Ha jugado como los ángeles en 2017? Sí. ¿Confía en su entrenador? Sí. ¿Está contento con su plantilla? Sí. Todo eso es verdad. Nadie lo niega. Sería de necios minusvalorar lo conseguido por una derrota en el Clásico (0-3) o por esos 14 puntos que lo separan del Barcelona. Desde el cuerpo técnico se cree que el bajón es un hecho circunstancial. Dicho esto, ¿requiere una reflexión lo ocurrido en las últimas fechas? Sí. ¿Necesita refuerzos el equipo? Parece que también. Eso tampoco se pone en duda. De hecho, no es malo: detectar las carencias a cubrir a tiempo puede derivar en un éxito futuro.
El Madrid, hace un mes, confiaba en ganar el Mundialito y el Clásico. ¿El problema? Sólo ha ocurrido lo primero, de ahí la necesidad de cambiar algunas cosas. La primera, a algunos hombres de la plantilla. Zidane, antes del partido contra el Barcelona, dejó fuera de la convocatoria a muchos de los fichajes realizados en verano (Llorente, Mayoral, Vallejo y Ceballos). Sólo Theo se vistió de corto. El resto de las incorporaciones se sentaron en la grada. ¿Y qué quiere decir esto? Que muchos de ellos podrían salir para dejar hueco a otros.
¿Y quién llegaría? Entre las prioridades, el Madrid se plantea la adquisición de un portero por dos motivos. El primero, para que pueda competir con Keylor Navas por ser titular. Y el segundo, para que Zidane cuente con un sustituto de garantías. Kiko Casilla ha perdido el favor del técnico francés y, probablemente, saldrá este invierno para dejar hueco a otro guardameta. El elegido es Kepa y la idea es pagar los 20 millones de cláusula al Athletic y que éste llegue en enero. Eso está claro. A partir de ahí ya es otra cosa.
El Madrid tiene que reflexionar si ficha a alguien en enero o si espera a verano para reforzar la plantilla en otras posiciones. Zidane confía en Benzema a pesar de que no está cuajando su mejor temporada, pero no vería mal la llegada de otro que le haga competencia (tal y como ocurría con Morata o Mariano el curso pasado). El francés necesita un revulsivo y el club se lo va a buscar. Borja Mayoral se podría ir cedido o vendido, y llegaría otro. ¿El problema? La escasez de jugadores con este perfil. La opción Icardi, una de las que más convencía a todos, se ha diluido conforme ha llegado la Navidad: el argentino quiere jugarlo todo para acudir al Mundial como titular en Argentina y no se va a arriesgar a salir del Inter.
¿Entonces, cuál es la opción? Desde el cuerpo técnico se plantean dos: o fichar una especie de Chicharito Hernández, alguien que venga a ser suplente y no se queje, o dejar la delantera sin reforzar. Zidane sabe que Bale puede ser su fichaje este invierno. Si no se lesiona, es un jugador de garantías y no necesitaría fichar a nadie más.
La otra duda es si fichar un central o un lateral derecho. Pero, en este caso, el nuevo, en principio, también tendría que asumir su rol de suplente. Carvajal, Ramos, Varane y Marcelo son los titulares, y Theo se quedará para dar descanso al brasileño. A partir de ahí, y contando con que Nacho va a cumplir siempre, surge la duda de si el Madrid debería hacerse con un cuarto central (lo que supondría la cesión o venta de Vallejo) o de si debería traer a alguien que haga de Achraf (que también podría salir para hacerle hueco a un posible sustituto).
Todo eso es lo que reflexionará el Real Madrid estas vacaciones, con confianza ciega en su entrenador y en sus jugadores, pero también con la necesidad de apuntalar la plantilla para intentar cumplir con los objetivos reales que se plantean a estas alturas de temporada: luchar por la Liga a pesar de la diferencia con el Barcelona, ganar la tercera Champions consecutiva del club –algo que nadie ha hecho hasta la fecha– e intentar llevarse también la Copa del Rey. Con o sin fichajes, ese es el horizonte de Zidane en 2018. Desde luego, no parece sencillo. Pero, después de ganar cinco títulos en 2017, ¿quién se atreve a decirle al francés que no es posible? Seguramente nadie.
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