Wayne Rooney ha sido uno de los mejores delanteros que ha tenido el fútbol inglés en las últimas décadas. Su brillante etapa en el Manchester United le convirtió en una de las mayores leyendas de la historia del club. Además, formó parte de esa gran generación que tan cerca estuvo de dar un gran éxito a los inventores del fútbol.
Junto a nombres como Rio Ferdinand, John Terry, Steven Gerrard, Michael Owen o Frank Lampard formó un equipo de ensueño en el que había puestas grandes expectativas. Y en Old Trafford pudo estar a las órdenes de 'Sir' Alex Ferguson y compartiendo vestuario con figuras de la talla de Cristiano Ronaldo, Paul Scholes o Ryan Giggs.
Sin embargo, detrás de todo eso, del ruido mediático y de la presión que sintió como futbolista, se encontró una persona que no pudo sobrellevar la situación y que se terminó entregando a las adicciones. En particular al alcohol, el cual destrozó su vida y sobre todo su carrera deportiva en su etapa final en Old Trafford.
Una situación que le llevó al límite y que ahora ha destapado en una entrevista con el medio británico The Sun: "Estaba constantemente enfadado y agresivo. Tenía mucho dolor en mi interior. Me llevó mucho tiempo descubrir cómo manejar eso. Fueron momentos muy difíciles". Fue su etapa más complicada en el mundo del deporte, la cual intentaba superar mediante la bebida cada vez que podía para escaparse de un mundo que le atormentaba.
Rooney es consciente de que su afición por la bebida era conocida por todos. Por la afición, por el club y por el mundo del fútbol, pero asegura que la gente no conocía la mayor parte de cosas que sucedían a su alrededor: "Hubo momentos en los que cuando tenía un par de días libres del fútbol, yo me encerraba y solo bebía para tratar de borrar todo eso de mi cabeza.La gente sabía que a veces me gustaba tomar una copa o salía, pero había mucho más que eso".
Su receta para superarlo
Ahora, con esta dura confesión, Rooney quiere advertir a otros jugadores o deportistas que estén en su misma situación para que puedan salir de ello tras conocer su caso. El exfutbolista ingés, ahora entrenador del Derby County, reconoce que estas conductas hicieron que terminara su carrera de forma prematura e incluso pusieron en juego su vida familiar: "No puedes hacer eso como deportista. En ese momento pensaba que estaba bien, pero eso tuvo un impacto en mí al final de mi etapa en el United".
Sin embargo, consiguió abrirse y encontrar un camino para superar todo aquello y poder volver a disfrutar del fútbol, algo que ahora hace desde los banquillos: "Antes diría, 'a la mierda' y saldría. Pero aprendí que necesitaba sentarme y hablar con alguien. Eso calmó las cosas. Hablé con Coleen, con sus padres y los míos. Lo hacía cuando notaba que estaba llegando a un mal momento". Una confesión que ha revolucionado Inglaterra por completo.
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