Cuando mejor se le había puesto el difícil partido en Turín, la España de Lopetegui se dejó empatar por una Italia típicamente correosa tras una hora de monopolio futbolístico que mereció mejor premio que un empate de cualquier manera valioso como visitante. (Narración y estadísticas: Italia 1 - 1 España).
La selección salió al campo absolutamente concentrada, desplegó su personalidad desde el primer minuto y monopolizó la tenencia del balón: posesiones pausadas y presión adelantada para recuperar cualquier balón inmediatamente. Koke y Vitolo dirigían el ataque bajo la observación de Andrés Iniesta y la movilidad del equipo era permanente en la asociación. Fundamental sería la aportación del jugador atlético para desahogar a Busquets en la salida de balón: probablemente la mayor diferencia respecto a la derrota en la Eurocopa.
La 'Roja', al menos durante un rato, había desactivado el famoso 3-5-2 transalpino, ese sistema que complica la vida tradicionalmente a España. Los italianos buscaban el contragolpe automáticamente y con el paso de los minutos redoblaron la presión arriba. La selección se desembarazaba del acoso con bastante solvencia y llegaba arriba con facilidad. Iniesta probó a Buffon a los 11 minutos por primera vez. El equipo robaba la pelota con rapidez y cuajaba un primer cuarto de hora de alto nivel. Costa recibía en el área (aunque no en posiciones claras de remate), Silva se movía por todo el frente de ataque, los córners se sucedían y el público italiano protestaba. Piqué cabeceó con peligro, el canario disparó colocado pero alto. El gol rondaba la portería local y los ‘azurri’ no se sacudían el agobio.
Presión adelantada
Jordi Alba, en su partido número 50 como internacional, se lesionó pronto y fue reemplazado por Nacho en el minuto 21. El parón alivió temporalmente a los italianos, que lo aprovecharon para analizar su inferioridad. Pero no surtió efecto: España jugaba siempre a uno o dos toques, recuperaba los rechaces; un giro de 180 grados respecto al partido de junio en París. Piqué tuvo otra de cabeza, pero remató al centro. Iniesta y Silva combinaban fluidamente, la verticalidad la ponía Vitolo, Piqué y Ramos vivían bastante tranquilos; España dominaba el encuentro con sorprendente autoridad frente a su verdugo eurocopero y llegaba a la cocina cómodamente, en busca de la primera ocasión verdaderamente clara. Mareaba a Italia (donde no gana desde hace cinco décadas) sin llegar a ajusticiarla.
Los italianos mostraron alarmantes carencias para sacar el balón jugado, pero cabe destacar que no recurrieron al pelotazo. Ventura pretender conservar el nuevo estilo y sus hombres persistieron en el empeño hasta el descanso, sin caer en la melancolía tras 45 minutos de baño ibérico sin goles, deslucidos al final por dos amarillas (Vitolo y Costa) provocadas por Bonucci en jugadas cuerpo a cuerpo y un error garrafal del juez de línea en un pase de Silva a Costa que dejaba al hispano-brasileño solo frente a Buffon.
Tras el descanso, España presionó todavía con más rigor, aplicando tras las recuperaciones su manual de tauromaquia a unos rivales que perseguían la pelota sin encontrarla. Calentaban ya en la banda Morata, Thiago y Callejón. El mayor reproche a España era que no armaba jugadas rápidas después de cortar en campo contrario; iba asfixiando poco a poco a los transalpinos, confiando en que el gol acabaría llegando por el desgaste rival. Y así fue; Vitolo aprovechó en el minuto 54 un incomprensible fallo de Buffon, el héroe local, en un despeje y marcó a puerta vacía el 0-1 para desesperación local. España había sido claramente mejor, pero no había generado una sola ocasión clara de gol. El error del capitán ponía el partido a pedir de boca para la selección de Lopetegui.
La reacción de Inmobile
Italia mostró bravura, aumentó el ritmo, pero siguió sufriendo. La entrada de Inmobile (por Pellé) agilizó su juego ofensivo, el público se animó. España aplacaba su reacción con el toco-y-me-voy, con menos holgura que en la primera parte. Inmobile tuvo una buena ocasión en un centro desde la izquierda y la selección comprendió que estaba perdiendo el mando del juego. Costa emitía signos de fatiga, Vitolo no se marchaba por velocidad. El delantero del Chelsea (muy pitado por el público turinés) fue sustituido por Morata (muy aplaudido el ex Juventus) en el 66 y España ganó frescura en la presión. Fue Vitolo quien falló la primera ocasión verdaderamente clara en un contraataque que exigía una definición perfecta, entrando por el centro, a la espalda de los centrales.
Italia había adelantado líneas definitivamente, recuperando su esquema de la Eurocopa, complicando la posesión hispana. Los centros al área eran frecuentes y el partido, en términos de juego, se había equilibrado. Pero los locales dejaban más espacios atrás y el partido podía romperse en cualquier pase filtrado. España, menos juntos sus hombres, entraba al juego del intercambio de golpes, obstaculizada por la presión. Le favorecía el paso del tiempo, no sólo por el resultado, sino por el cansancio local: empezaba a llevarse rechaces y a ganar más disputas individuales.
Penalti de Ramos
El final del partido, sin embargo, fue áspero para España. Inmobile había reactivado a su equipo y España ya no jugaba al compás de Iniesta y Silva. Brych pitó un penalti innecesario (otro) de Ramos a Eder en el 81 y descompuso el panorama: a diez minutos para el final, De Rossi igualaba el marcador y anunciaba diez minutos finales angustiosos para los de Lopetegui.
Thiago entró entonces por Vitolo y buscó recobrar el dominio. El público elevaba el volumen en la grada e Inmobile buscaba las cosquillas a unos centrales que por primera vez se veían superados. El árbitro anuló un gol local por fuera de juego y España sintió miedo. No había completado la venganza y se había dejado empatar: un resultado aceptable, pero malo tras una hora de absoluta superioridad. Se colgaron balones al área, pero no hubo más goles. La selección de Lopetegui cumplió en Turín, pero debió salir con matrícula de honor.
Ficha técnica:
España: De Gea, Carvajal, Piqué, Sergio Ramos, Jordi Alba (Nacho), Busquets, Koke, Iniesta, Silva, Vitolo (Thiago) y Diego Costa (Morata).
Italia: Buffon; Barzagli, Bonucci, Romagnoli; Florenzi, Montolivo (Bonaventura), De Rossi, Parolo (Belotti), De Sciglio; Eder y Pellé (Inmobile).
Árbitro: Felix Brych (ALE)
Estadio: Juventus Stadium (Turín)