“Todos unidos; ahora más que nunca”. Este mensaje, de primeras, podrían atribuírselo a Sergio Ramos. Puede que a Iniesta. O a Silva. O quizás a De Gea. Incluso, a Busquets. Sin embargo, el autor es Gerard Piqué. Sí, el tipo al que se le pita en media España, el ‘desestabilizador’ por excelencia, la persona que ha ‘roto’ este país –o eso dicen–. Él, sí, él ha puesto cordura. Ha salida a la palestra para, sin Marta Sánchez cantando el himno y con calma, soltar unas palabras con las que todos están de acuerdo. Después de la tempestad, un poco de sensatez. Justo cuando se podía hacer daño, él ha querido optar por lo contrario.
En este embrollo, él será el capitán de la ‘otra’ España. Realmente, siempre lo ha sido. En este país tan dado a las trincheras, a la simplificación de todo en la eterna batalla Madrid-Barcelona. En ese contexto, Piqué se erige como la antítesis a Sergio Ramos, el que representa a ese otro país. Y, sin embargo, a pesar de todo, es el tipo que nunca ha traicionado los colores. Fue campeón del mundo y de Europa. Con ruido, pero lo fue. En el campo, jamás dio un ruido. Al contrario, todo lo que hizo fue para ganarse los parabienes de la prensa, los aficionados y los anti.
Él será el contrapeso en esta concentración. En este esperpento de concentración (y de país), con un seleccionador en funciones, un entrenador destituido a 48 horas del debut, un tipo como Hierro en el banquillo –con nula experiencia en Primera división como técnico–, con un Ministro de Cultura y Deportes de nuevas en el cargo… con todo eso, el vestuario será el que gestione el Mundial. Ellos serán los que decidan si quieren ganar la Copa del Mundo o si esta situación les supera.
A menudo, las dificultades devienen en dos resultados: en unión o en desmembramiento. El resultado se verá en las próximas horas, contra Portugal (viernes, 20:00 horas). Allí, Sergio Ramos, el capitán que fue a pedir que Julen Lopetegui no fuese destituido, y al otro lado Gerard Piqué, un tipo que dijo que acabaría sus días tras esta cita y, si seguía, era porque le apasionaba lo que se estaba germinando dentro de la 'Roja' con el nuevo técnico del Real Madrid en el cargo.
Con todo eso pendiente, con todas las dudas, con el pesimismo nacional a punto de explotar, ellos tendrán que poner calma. El tipo de los pitos se los tragará para afrontar su último servicio con su selección –de hecho, nunca se ha declarado independentista–. Además, esta vez, no es suficiente con que sea jugador de fútbol. Ahora, junto a Ramos –y con Iniesta y Silva como capitanes– tendrá que poner cordura en una concentración que explotó este jueves y a la que sólo puede traer la calma los nuevos resultados.
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