Hasta ahora, el VAR no había hecho su aparición en el torneo. Estaba ahí, vigilante, esperando su momento. Y, al cuarto partido, apareció. De hecho, fue decisivo. Francia le tiene que agradecer la victoria a la tecnología. En primera instancia, porque fue la que decretó el penalti sobre Griezmann; y en segundo lugar, porque también fue el encargado de dar el gol ‘fantasma’ de Pogba. En otro tiempo, quizás, el colegiado no hubiera visto ninguna de las dos acciones y en esta crónica estaríamos hablando de una victoria heroica de Australia. Sin embargo, el videarbitraje puso orden e inauguró, de alguna forma, la era de la tecnología en el fútbol [narración y estadísticas: 2-1].



Antes, sin embargo, Francia tuvo muchas dificultades. Empezó bien, sí. Quiso marcar terreno, atemorizar en el inicio, sacar su historia y su hombría en los primeros minutos. Apretó sin pasarse de revoluciones y con el balón en los pies. Y, sobre todo, creó ocasiones –hasta cinco en los primeros 15 minutos– varias de Mbappé y otras cuantas de Griezmann. Incluso, tuvo una muy clara de Lucas Hernández, que llegó por su costado y se sacó un disparo que se fue cerquita del palo. Pero ahí acabó el arrebato del equipo de Deschamps. Australia se sacó las chanclas, el bañador y puso los pies encima de la mesa. Movió con criterio como si estuviese en su casa y tuvo la oportunidad más clara de todo el encuentro: un centro que despejó Tolisso y casi se mete dentro de la portería de Lloris. Pero eso fue todo. La primera mitad podría no haber existido y nadie la hubiera echado de menos.



La segunda, en cambio, pasará a la historia. Quizás no por su fútbol, pero sí por lo ocurrido. ¿Por qué? De primeras, porque el VAR debutó en este torneo de manera decisiva –y con nota, todo hay que decirlo–. Griezmann cayó dentro del área y el colegiado fue a consultarlo a la pantalla situada donde habitualmente se coloca el cuarto árbitro. Vio la repetición y consideró que era pena máxima. El ‘Principito’, después, hizo lo que sabe: le pegó a la derecha y puso a Francia por delante.



Pero, pocos minutos después, Australia le dio la vuelta al partido de penalti. Umtiti, con una mano tonta dentro del área, facilitó el gol de los ‘canguros’: Jedinak le pegó desde los once metros y empató el partido. Y, posteriormente, la hecatombe. Didier Deschamps decidió cambiar el esquema y a dos de sus perlas: Griezmann y Dembélé abandonaron el campo para hacerle hueco a Giroud y Fekir. Y la jugada le salió bien. Al menos, en cuanto al resultado se refiere, porque lo cierto es que el gol, de nuevo, lo aprobó la tecnología: Pogba se sacó un disparo de la nada, el balón  pegó en el travesaño y botó dentro de la portería.



Francia disipó las dudas con el resultado, pero tendrá que madurar su juego si quiere aspirar a algo en este campeonato. Durante gran parte del partido, fue superada por Australia. Ni se mostró compacta ni exhibió un estilo de juego en concreto. Ni Griezmann, ni Mbappé, ni Pogba… nadie. Muchas estrellas pero poco fútbol. El VAR le dio la victoria… y eso, quizás, de inicio, sea suficiente. Ya veremos si lo es en el futuro. En cualquier caso, si tuviéramos que ponerle nota en su primer partido en el Mundial, estaríamos hablando de una aprobado raspado. El héroe de los galos, de momento, se llama VAR. Y con eso queda todo dicho. 

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