Marcelo Bielsa, con la cabeza gacha y el alma encendida, paso a paso, recorre la banda hasta desgastarla; Guardiola, sin mover los pies, pinta esquemas con las manos sin salir de su parcela; Mourinho, bajo su propio rito, cabalga por su área hasta subirse a lomos de cualquiera; y Del Bosque, en contraposición a los anteriores, esculpe el inmovilismo como garantía de su trabajo. Todos, a su manera, tienen (o han tenido) un comportamiento. Y Antonio Conte, escultor del Chelsea, ha hecho lo propio en este comienzo de temporada. Al natural, como requiere el oficio y el dominio, entre saltos, abrazos y carreras sin meta. Así, el italiano ha marcado su territorio y, de paso, ha conseguido aupar a los ‘blues’ hasta lo alto de la Premier League igualando el récord de victorias de Hiddink y Ancelotti con el Chelsea (once consecutivas).
Su liderato, cuajado desde la trinchera de la poca importancia, ha llegado como ese regalo inesperado que aparece por sorpresa por Reyes. Antonio Conte, en realidad, era un secundario. Los protagonistas, esta temporada, eran Mourinho y Guardiola. Si acaso, entre los dos aparecía Jürgen Klopp, con algo más de experiencia en Inglaterra. Sin embargo, cuando se cumplen 17 jornadas, el principal aspirante a hacerse con el título es el Chelsea. Es difícil pensar otra cosa a estas alturas, sobre todo porque sólo dos equipos parecen resistir el empuje de los ‘blues’: el Manchester City, que remontó ante el Arsenal (2-1) y se mantiene a siete puntos del liderato; y el Liverpool, que tras la victoria ante el Everton está a seis (0-1).
Sin embargo, este arranque, perfecto en términos generales, no debería haber pillado tan de sorpresa a nadie. Antonio Conte, aunque a priori no tuviese el perfil de Mourinho o Guardiola, llegó a la Premier League tras haber ganado tres Scudettos consecutivos con la Juventus y después de cuajar una Eurocopa considerable como seleccionador de Italia. Sin inventos, con su esquema de siempre, ese 5-2-3 que le fue tan bien en la Serie A, con tres centrales y dos carrileros que actúan casi de centrocampistas para mantener el control de la pelota. Es decir, llevando a cabo un juego de posesión diferente al que plantea Guardiola, pero con la idea de ser protagonistas.
Este estilo ha llevado al Chelsea a acumular 14 partidos ganados, un empate y dos perdidos. Y, al mismo tiempo, a ser el segundo equipo de las grandes ligas que menos goles encaja (11), por los 14 de Madrid y Juventus, y los nueve del Bayern, que sí que ofrece mejores registros, aunque sea en menos jornadas (15). Es decir, Antonio Conte, con su tradicional defensa de cinco e incorporando a dos jugadores en verano (David Luiz y Marcos Alonso) ha conseguido hacer del conjunto ‘blue’ una escuadra fiable en la parcela defensiva y también ofensivamente con Hazard, Diego Costa o Willian.
PARALELISMO CON MOURINHO
Antonio Conte, con esta racha de victorias, ha acabado totalmente con la sombra de Mourinho, sepultando sus 10 triunfos conseguidos entre el 19 de noviembre de 2005 y el 15 de enero de 2006. Hace un año, el portugués, en las mismas jornadas, sumaba sólo 18 puntos y era decimoquinto. Ahora, el Chelsea es primero y está en un momento dulce, jugando bien y sin problemas con los jugadores, a los que ha sabido mantener enganchados repartiendo minutos, pues todos los miembros de la plantilla han jugado esta temporada.
Aquellos tiempos de ‘topos’, rencillas y malas caras acabaron. Antonio ha conseguido recuperar a determinados jugadores, como a Pedro (tres goles y 18 partidos), Diego Costa (13 tantos esta temporada) o el propio Cesc, que llegó a entrenar con el filial antes de estar físicamente como el italiano quería. Ahora, el ex del Barcelona reclama protagonismo y ha vuelto a rendir como en sus mejores años. Y a esto hay que añadir los fichajes hechos por el italiano, tan certeros como eficaces, sobre todo Marcos Alonso y Kanté, ambos en un estado de forma envidiable.
Así, Antonio Conte, con sus métodos de siempre, ha buscado construir un equipo sólido y fiable, y lo ha conseguido, siendo claro favorito para hacerse con la Premier -máxime cuando no disputa competición europea-. ¿Lo hará? Queda mucho, pero lo que está claro es que va en la buena dirección. Y no, no es Mourinho ni Guardiola, pero qué más da. Él tiene un estilo para su equipo y el suyo propio, ese que le obliga a correr con las manos en alto hasta comerse... Bueno, eso ya se verá. Pero, lo dicho, no le va mal.