2,1 millones de euros pagó José Mourinho. Y casi 3 millones de euros pagó Mesut Özil. En ambos casos se trató de una multa que, lejos de suponer una carga, se convirtió en un alivio para técnico y futbolista, pues uno, bajo el paraguas de la estructura del superagente Jorge Mendes, y otro, lastrado por las formas de su padre en la gestión de los negocios del hijo futbolista, respiraron tranquilos ante la perspectiva de la opción B: haberse visto envueltos en un proceso penal por la tributación de los ingresos de sus derechos de imagen.
JOSÉ MOURINHO
Con una estructura prácticamente idéntica a la que desarrolló Cristiano Ronaldo para no pagar los impuestos derivados de los ingresos de sus derechos de imagen, el entramado del técnico portugués, vinculado a Mendes desde el año 2004, comenzaba en Irlanda, a través de las empresas Multisport & Image Management y Polaris Sports. De ahí a las Islas Vírgenes Británicas, a la concurrida Vanterpool Plaza de Road Town, donde también tenía domiciliadas sus empresas CR7. Aunque las similitudes terminan ahí.
En el caso de The Special One, Koper Services SA, la empresa del paraíso fiscal caribeño, cedía la explotación de los derechos de imagen a las dos empresas irlandesas de Mendes, por lo que Mou se beneficiaba del regimen fiscal especial y sólo tributaba el 12,5% en lugar del 48% que debería haber tributado en España. Sin embargo, su dinero no terminaba ahí.
El destino último no era Koper Services SA sino un fideicomiso radicado en Nueva Zelanda y cuyos beneficiarios últimos eran la mujer y los hijos de Mourinho.
Sin embargo, Haciendo comenzó a investigar al técnico campeón de Europa con el Oporto, el Chelsea y el Inter de Milán por los ejercicios de 2010, 2011 y 2012, en los que habría generado más de 12 millones de euros por publicidad. Además, como residía en España desde 2010 no se le consideraba bajo el paraguas de la Ley Beckham, por lo que debía tributar al 48%.
El despido del Real Madrid llegó como un jarro de agua fría para gran parte de la grada del Santiago Bernabéu. Sin embargo, para Mourinho fue la solución perfecta. Una vez fichó por el Chelsea, sus abogados argumentaron que el portugués residía en Londres, lo que rebajó su porcentaje de tributación al 24,75% al no residir en España los 183 días que dicta la ley. Así, entre eso y los 6 millones que abonó en impuesto tras cobrar 15 millones de finiquito del conjunto blanco supusieron que sus abogados pudieran reclamar y el técnico únicamente tuviera que pagar 2,1 millones de sanción en lugar de los 4,4 millones que se esperaban en un principio.
MESUT ÖZIL
Si la investigación a Mourinho fue en 2013, el turno del talentoso centrocampista alemán llegó en 2014 y en su caso no se refería únicamente a los derechos de imagen, sino también a los pagos realizados por los clubes a los representantes cuando debían ser los propios jugadores quienes los efectuasen.
La sanción de Hacienda se tradujo en una multa de casi 3 millones de euros el pasado mes de marzo de 2016, que bien podría haber sido algo mucho peor de no producirse un enfrentamiento familiar que le costó 8 millones de euros -lo que le pagó a su padre para dejar de pleitear- y le dejó sin cobrar sus derechos de imagen de 2011 a 2013, justo lo que le libro de una proceso penal.
Özil no pertenece al universo Mendes -como los también mencionados Radamel Falcao o Pepe-, aunque su situación explica lo extendido de una forma de hacer las cosas en lo que a la gestión de los derechos de imagen de los futbolistas se refiera, como ha dejado patenta la investigación de los documentos de Football Leaks obtenidos por Der Spiegel y compartidos con la red de periodismo de investigación EIC, representada en España por el diario El Mundo.