El Atlético, este curso, por unas cosas o por otras (rotaciones, decisiones tácticas…), había variado de esquemas y jugadores en el primer tercio de la temporada. Y había, también, entrado en una pequeña crisis, algo casual y fortuito. Pero, una vez capitulada aquella depresión, había vuelto a sus orígenes. Es decir, al 4-4-2 de marras, al doble pivote formado por Gabi y Tiago, a los dos puntas, a las victorias con gol de córner… Y le había ido bien. Sí, había caído derrotado ante el Real Madrid, pero había redirigido el rumbo con sendas victorias ante PSV y Osasuna. Pero este domingo, justo cuando tenía la oportunidad de recortar distancias con Madrid y Barça, volvió a fallar, con lo que eso supone: seguir a nueve puntos del liderato [Narración y estadísticas: 0-0].
Ocurre que este pequeño bache del Atlético de Madrid es inexplicable. Y lo es, precisamente, porque el equipo de Simeone sigue jugando como antes. Es decir, como cuando llegaban las victorias. En el Calderón, tocando y llevando la iniciativa, como en la primera mitad ante el Espanyol; y fuera de casa, buscando los tres puntos a la contra. Pero ahora, por unos u otros motivos, falla. Y lo hace en el Calderón, fortín inexpugnable desde hace tiempo. Eso sí, ante un buen rival. Porque el Espanyol, que empezó mal el curso, cada vez se muestra más fiable. Y no sólo eso, sino que tuvo dos oportunidades para sacar algo más: una de Gerard Moreno y otra de Baptistao, ambas detenidas por Oblak.
Ante ese panorama, el Atlético ha hecho lo de siempre. Y lo normal, obviamente, es que hubiese funcionado. Pero no lo hizo. Ni con Tiago ni Carrasco ni Gameiro, titulares de inicio; ni tampoco con Saúl, Gaitán y Correa, relevos de los anteriores. Incluso Griezmann, que a menudo aparece, tentó con hacerlo. Y si no lo consiguió fue por Diego López, superlativo durante todo el encuentro. Un portero al que no le han metido un gol en los últimos cinco partidos. Quizás, lo que mejor define lo hecho en el Calderón por el Espanyol, que se muestra fiable atrás, ordenado y con los conceptos para atacar a la contra bien aprendidos.
Así, el Atlético no consiguió llevarse el gato al agua. Se quedó con un punto y sigue a nueve del Madrid. Es decir, sigue a un mundo del liderato, con lo que eso supone tanto a nivel competitivo como psicológico. Es decir, a partir de ahora el Atlético no podrá fallar si quiere seguir peleando por los puestos de Champions. Es decir, su objetivo prioritario a corto plazo es defender esas posiciones y, después, si el escenario lo permite, intentar pelear con el Madrid, que se queda solo arriba y tiene muy encarrilada la competición. En definitiva, no debería saltar las alarmas por este empate. Y, lo bueno de la vida, es que cada día ofrece oportunidades nuevas. Y el Atlético, esta semana, tiene una contra el Bayern en el Allianz Arena.
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