Hubo un tiempo en que Andrés Iniesta era ovacionado en cada campo de España en el que plantaba un pie. Apenas importaba si vestía de rojo o de azulgrana. El manchego no sólo marcó aquel gol en el minuto 116 de final del Mundial de Sudáfrica, aquel día, aquel 11 de julio 2010, Andrés Iniesta se convirtió en Don Andrés. Aquel gol, sin embargo, lo único que hizo fue confirmar al mundo lo que en Can Barça sabían mucho antes y lo que el resto de la liga española sufría boquiabierto desde las mismas fechas. Una relación amor-odio que, recién cumplidos los 33 años, puede haber comenzado su declive.
No ha sido esta la temporada de Iniesta. Eso está claro. Apenas 36 partidos (y en 12 de ellos, una tercera parte, fue sustituido antes del pitido final). Sólo un gol y únicamente seis asistencias en toda la temporada. Unos números mínimos para él. Una cifra escandalosamente baja para un jugador determinante en cada balón, acostumbrado a ser importante, a ser el centro de atención.
"No hay ningún jugador que le pueda quitar el puesto a Andrés Iniesta. He demostrado con mi confianza desde siempre lo que significa para nosotros". Luis Enrique se defendía de las preguntas de los medios alabando su figura después de un Barça - Real Sociedad a principios de este mismo año. Dudas sobre su estado físico, sobre su relación con el técnico incluso que quizás influyan, quizás no en la situación que se vive hoy por hoy en la Ciudad Condal. Porque aquello que no era más que una decisión técnica entonces se puede convertir ahora en la mayor luz de alarma del barcelonismo en los últimos tiempos.
"Hay posibilidades de que no me retire en el Barcelona". La frase, en una entrevista en el programa Tú Diràs, de RAC 1, sonó como una sentencia lapidaria en los oídos del aficionado culé. Que Andrés Iniesta, tan emblema azulgrana como el escudo -llegó al club procedente del Albacete con apenas 12 años- o como el estilo de juego -suyo y de Xavi Hernández es el copyright-, diga que puede salir del club de sus amores puede sonar a dos cosas: 1) posible retirada del fútbol profesional al más alto nivel para seguir los pasos de Xavi y retirarse en alguna liga exótica como la qatarí, la china o la estadounidense, o 2) seguir compitiendo al máximo nivel allá donde le quieran (casi seguramante) fuera de la liga española, ya sea en Italia, Alemania o Inglaterra.
Con 33 años desde este mismo mes de mayo, a Iniesta, probablemente, le quedan, mínimo, un par de años al máximo nivel gestionando sus minutos en el campo de forma adecuada. Aún le resta un año más de contrato con el Barcelona, hasta el 30 de junio de 2018, y ahora es cuando llega el momento de negociar la renovación -tiene una oferta del club sobre la mesa pero aún no la ha aceptado-. Las noticias que llegan desde Italia, donde, según el Corriere della Sera, la Juventus estaría dispuesta a repetir la jugada que ya realizó con Dani Alves y que tan bien le salió con el lateral brasileño, no hacen sino inclinar la balanza hacia la segunda opción.
¿Puede salir Iniesta del Barcelona? Obviamente, en el conjunto azulgrana preferirán que el de Fuentealbilla siga la temporada que le resta de contrato y después encamine sus pasos a Qatar, China o Estados Unidos, aunque con la edad que muestra su DNI lo más probable es que Iniesta esté buscando ampliar su contrato para hacer efectiva su retirada definitiva en el club donde acumula ya más de 20 temporada.
“Mi intención, mínimamente, es cumplir el contrato que tengo y eso es lo que quiero hacer. Hay posibilidades de que no me retire en el Barça. Es una cuestión de valorarlo todo. No estoy diciendo que vaya a renovar o que no. He llegado a esta situación condicionado por cómo ha ido la temporada, por cómo se ha movido todo y he aprendido a valorar las cosas. Ya dije hace semanas que en el momento que tenga que salir de aquí no va a acabar en confrontación entre Iniesta y el club”, reconoció en la entrevista.
¿Se puede permitir el Barcelona la salida de Iniesta? Desde luego, si el centrocampista se encamina hacia cualquier club europeo con el que el conjunto culé pueda cruzarse en la Champions League, la experiencia reciente sufrida con Dani Alves en los cuartos de final de la Liga de Campeones frente a la Juventus no es un escenario en el que quiera verse el conjunto azulgrana. Aunque lo realmente preocupante es si una entidad como el Barcelona puede dejar escapar a un símbolo, a un ejemplo, a una persona que representa lo mejor del club tanto a nivel profesional como a nivel personal. ¿Puede?
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