Neymar paga los 222 millones de su cláusula... y La Liga no los acepta
Un abogado ha depositado el cheque equivalente a la rescisión de contrato en la sede de la competición, que lo ha rechazado, como ya advirtió Javier Tebas.
3 agosto, 2017 12:23Noticias relacionadas
Los 222 millones de euros que convertirían a Neymar en el fichaje más caro de la historia ya han sido presentados en la sede de La Liga. Ha sido este jueves por la mañana, con el abogado Juan de Dios Crespo, según informa MARCA, como encargado de depositar el cheque equivalente a la cantidad. Sin embargo, la máxima competición del fútbol español, tal y como anunció su presidente Javier Tebas, se ha negado a aceptar la cantidad justificada mediante documento bancario por Crespo, que también representó a Messi recientemente (cuando fue sancionado por la FIFA al protestar ante un árbitro).
Según AS, el director general corporativo de La Liga, Javier Gómez, ha sido el encargado de comunicar la decisión al abogado que representaba a Neymar, acompañado de un notario para tomar acta de todo lo que allí sucediese. Como la cláusula de rescisión del futbolista brasileño aparece contemplada en el contrato que le une al Barça hasta el 30 de junio de 2021, La Liga no podría bloquear el traspaso. La FIFA podría avalarlo y la UEFA no podría pronunciarse sobre el asunto del Fair Play Financiero hasta que no pase el 31 de agosto, fecha de cierre del mercado de fichajes.
MARCA también informa de que el próximo paso a seguir por Neymar y su entorno será solicitar un tránsfer provisional a la FIFA antes de este viernes para poder debutar en la Ligue 1 francesa este mismo fin de semana. El PSG juega el sábado contra el Amiens y su hipotética nueva estrella quiere ser de la partida entonces.
Tebas y La Liga intentan bloquear la operación porque consideran que rompe el mercado y va en contra del mencionado Fair Play. EL MUNDO cuenta que los 222 millones de euros de la cláusula procederían del fondo de inversión Qatar Sports Investments, propietario del PSG, otro motivo para que los órganos rectores de la competición española no vean con buenos ojos el movimiento.