Villarreal y Espanyol empataron sin goles en La Cerámica en un encuentro de pocas ocasiones, pero en el que ninguno renunció a ganar a pesar de que ambos equipos se mostraron espesos de cara a puerta.
Sólo en los minutos finales el Espanyol cedió un poco de terreno y el Villarreal acosó su meta, pero la defensa visitante no se descompuso y la igualada inicial se mantuvo hasta el final.
El duelo entre Fran Escribá y Quique Sánchez Flores, dos técnicos que trabajaron juntos y que ahora están distanciados, fue muy nivelado y con alternativas, sin que ninguno de los equipos se limitara exclusivamente a defender, aunque faltó solvencia de cara a puerta.
El Villarreal tomó de entrada las riendas del partido, pero se encontró con un rival sólido, que no le concedía ninguna ventaja y que impedía tanto las aproximaciones a la meta de Pau López como la participación de Bacca y Bakambu en el juego del conjunto castellonense.
Esta dinámica varió mediado el primer periodo, cuando el conjunto catalán invirtió el ritmo del juego y se convirtió en dominador, aunque sin encontrar la fórmula para hacer daño al equipo local, por lo que las fuerzas se mantuvieron niveladas.
En esta dinámica del encuentro, la primera mitad tuvo tres acciones destacables, todas ellas al margen de la dinámica del juego de uno y otro equipo. A los doce minutos, la afición local reclamó penalti en una acción de Javi Fuego sobre Castillejo, que trataba de controlar un rechace en el área, mientras que en un córner, nueve minutos después, un gran cabezazo del espanyolista Mario Hermoso a la salida encontró réplica con una gran parada de Barbosa.
Un remate lejano de Trigueros, que vio adelantado a Pau López, en el minuto 35 completa las acciones destacadas de la primera mitad de un choque que, en su conjunto, estuvo equilibrada, aunque en los últimos minutos Bakambu y Castillejo para los locales y Piatti para el Espanyol pudieron marcar.
Ambos equipos se mostraron muy intensos al salir al terreno de juego tras el descanso y el partido tuvo más alternativas y opciones para unos y otros, ya que los dos conjuntos buscaron el gol más que en la primera mitad.
Además, el encuentro tenía menos orden, pero a pesar de la movilidad de los futbolistas, ni unos, ni otros generaban situaciones claras como para abrir el marcador, ya que las ocasiones de gol eran consecuencia de jugadas esporádicas y no de la superioridad de un equipo sobre el otro.
No daba la sensación de que alguno de los contendientes fuera a tener opciones de imponerse con claridad, ya que el Villarreal se mostraba más suelto al contragolpe y el Espanyol no quería dejarle espacios, aunque sin renunciar a aproximarse a la meta local.
La falta de ideas en ataque, compartida por unos y otros, contribuyó al empate final, que se ajusta a lo visto sobre el terreno de juego entre dos equipos combativos y con implicación, pero que crearon poco peligro pese a intentarlo hasta el final.