La historia del Atlético de Madrid se escribe con la del Real Madrid. Y la del Madrid, con la del Atlético. Los dos equipos de la capital de España se necesitan porque ni unos serían tan rojiblancos ni otros tan blancos. El derbi de Madrid es ya el derbi del fútbol europeo, el único de todos los derbis que se ha disputado en una final de Champions (y por partida doble) y también el único que se viene repitiendo en más de una competición en los últimos cinco años.
De aquel Atlético incapaz de ganar al Madrid en el siglo XXI se ha pasado a la máxima igualdad de los nuevos tiempos, esos que indican que el dueño de los derbis ligueros es del que experimentó mayor ascenso en los últimos años: los blancos solo han ganado al Atlético una de las últimas ocho veces en Liga. En Champions es otra historia, con cuatro eliminaciones consecutivas, pero lo que este sábado se juega (20:45 horas) es territorio Liga.
Y dentro de esa idiosincrasia tan especial del Atlético aparece la mayor de las contradicciones. La de ser en los últimos años mejor que el Madrid en Liga pero caer en el último derbi de Liga del Vicente Calderón por 0-3 y ganar, pero insuficientemente, en el último partido europeo en la ribera del Manzanares. Al final, el viejo Calderón quedó también en la historia del Madrid.
El de este sábado es un derbi histórico ya que no siempre se puede estrenar un nuevo estadio. El Wanda Metropolitano se estrenó ante el Málaga, ya lo pisaron Barcelona o Chelsea, pero se bautiza definitivamente al abrir sus puertas al eterno rival, que lo visitará sabiendo ya que por el este de Madrid puede pasar su decimotercera o decimocuarta Copa de Europa. El estadio rojiblanco será la sede de la final de Champions en 2019.
Dominadores del fútbol europeo en los últimos cuatro años, el duelo entre las dos banderas de la capital de España es el derbi al que los dos llegan igual... de mal: lejos del líder, incapaces de arrancar en Liga, con tropiezos en Champions (más al límite el Atlético), dejando muchas dudas, con equipos regateando la falta de ambición, con sus principales estrellas (Griezmann y Cristiano) sin arrancar en el campeonato doméstico y amagando con irse y con sus entrenadores en el peor momento desde que se sientan en sus respectivos banquillos.
Con dudas en sus onces, a Simeone y Zidane les debe haber venido bien el parón por selecciones porque, al margen de perder jugadores estas dos semanas, ha sido tiempo para reflexionar y reinventarse tras vivir sus partidos más difíciles. Este sábado vivirán una final: el que pierda quedará prácticamente fuera de la lucha por el título.
Del Calderón al Wanda, un año después
El calendario, siempre caprichoso, ha querido que justo un año después de cerrar el Calderón en Liga (exactamente 364 días), el Madrid abra el Wanda Metropolitano en un partido, como aquél, de la jornada 12. Entonces los blancos eran líderes y ahora están a ocho puntos del Barcelona, la misma distancia que separa a los rojiblancos de los culés.
El último Atlético - Real Madrid de Liga acabó con una goleada (0-3) que sería el preludio de la excepcional temporada que les llegaría a los de Zidane. Con un hat-trick de Cristiano (después lo repetiría en Champions en el Bernabéu) y con Isco haciendo magia, el Madrid se creyó que ese sería su año. Fue un día clave para madurar el proyecto de Zidane. Doce meses después, este derbi no sirve para ganar sino para no perder.
Zidane comparecerá en el Metropolitano con su once de gala salvo Casilla por Keylor Navas y la duda de Carvajal, recuperado ya de su pericarditis. "Dani lleva tiempo listo", comentó el francés, que sacará a su centro del campo preferido, Casemiro, Kroos y Modric, esperando que los dos últimos hayan recuperado el nivel que habían perdido antes del parón.
Simeone, mermado por no fichar el último verano, sacará lo que tiene, que no es poco. Se espera que meta a Thomas en el centro del campo junto a Koke y Saúl y que en defensa saque a los dos centrales más regulares, Savic y Godín. También estará Lucas Hernández y ahí radica uno de los morbos del derbi.
El 'morbo' de los Hernández
Duelos de hermanos en un partido de fútbol ha habido varios: los Baresi, los Cannavaro, los Neville, los Milito, los Boateng, los Altintop... pero pocos casos existen en el que el cara a cara entre dos hermanos sea tan atractivo, polémico y morboso como el de los Hernández, Lucas y Theo. El mayor, en el Atlético. El pequeño, con año y medio menos, en el Madrid.
Si ya el derbi es atractivo, más lo es después de la 'huida' de Theo, que fue el primero en 20 años que pasó del Atlético al Madrid (exceptuando a Pulido, que se fue al Castilla) en un fichaje que calentó a los rojiblancos, aunque les dejó 30 millones de euros. Theo, eso sí, tendrá que esperar en el banquillo, aunque de la pitada del Metropolitano no se librará.
El enfrentamiento de este sábado tiene también a dos protagonistas que son la perfecta personificación del fútbol. Griezmann y Cristiano han sido los mejores, con diferencia, en los años más brillantes de Atlético de Madrid y Real Madrid, pero la exigencia del día a día les lleva a seguir demostrando lo que ya hicieron porque el pasado ya no cuenta. Tanto el francés como el portugués, imagen de los dos mejores equipos del mundo en los últimos años y finalistas también ambos de la última Eurocopa, llegan exigidos por su mal momento y con ciertos coqueteos con su adiós de Madrid.
En otros de esos partidos imprevisibles, porque un derbi madrileño siempre lo será, Atlético y Real no dirimen quien manda en la capital sino quien seguirá vivo en Liga. Del Wanda Metropolitano puede salir ganando el Barcelona, que cuatro horas antes juega muy cerca del portentoso estadio rojiblanco: a los culés les espera el Leganés, ansioso por dar la sorpresa y, de paso, ayudar a los dos vecinos.
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