En la oficina, en el campo de fútbol o en la vida, al final, se trata de cumplir. Ni más ni menos. A veces, ni siquiera es necesario destacar. Basta con hacer el trabajo como se espera y que nadie se queje. Así lo requiere la rutina, el día a día. O, simplemente, el partido a partido, como bien sabe el Atlético, que lleva, tras ganarle al Betis, un año sin perder fuera de casa. Un dato que habla de pragmatismo, pero también de regularidad. Y, sobre todo, de fiabilidad. Los colchoneros, antes de Navidades, meten presión al Barcelona y se proclaman, por derecho propio, candidatos a luchar por la Liga hasta el suspiro final [narración y estadísticas: 0-1].
Realmente, en lo estético, el Atlético de Madrid no hizo su mejor partido. Ganó, sí, pero ya está. De los tres disparos que realizó en todo el partido, tan solo dos fueron a parar entre los tres palos, y uno de ellos se metió dentro. En una jugada desafortunada, Vrsaljko la puso desde la derecha y Saúl, en el segundo palo, aprovechó el fallo en cadena de la defensa bética para empujarla y marcar el primer gol rojiblanco. Pocos minutos después, Correa tenía en sus pies hacer el segundo, pero falló delante de Adán. A partir de ahí, se acabaron las ofensivas rojiblancas.
Dominó el Betis, que sigue los cánones estéticos de Setién, pero carece de la efectividad rojiblanca. Qué se le va a hacer. Los locales tocaron, tocaron y tocaron. De hecho, crearon ocasiones. Una de ellas, quizás la más peligrosa del partido, obra de Tello, que puso el balón en la escuadra, pero se encontró una mano de Oblak en la trayectoria. Pero tampoco tuvo muchas más. La fiabilidad del Atlético tiene estas cosas: es el equipo menos goleado de la Liga (siete tantos en 15 jornadas) y esa es una de sus virtudes.
Con ese buen hacer en defensa y el pragmatismo existente en ataque, el Atlético ha vuelto a ser ese equipo rocoso que antaño, partido a partido, aspiraba a todo. Y, en efecto, ahora ha vuelto a encontrar el camino perdido. Tras un inicio de temporada marcado por las dudas, el equipo de Simeone sonríe, trabaja y saca los resultados incluso sin Griezmann. Ante el Betis, Correa y Gameiro ocuparon el puesto del Principito. Y, aunque no hay un jugador igual –el Cholo dixit–, su equipo supo sacar el partido adelante sin demasiados problemas, mostrándose firme en defensa y golpeando en ataque.
Así, este Atlético, huérfano de Champions, se confirma como el claro candidato a luchar por la Europa League y a pelear por la Liga, donde todavía no ha perdido este curso. Y, además, y toca recordarlo, el conjunto rojiblanco tendrá la opción de reforzar el equipo durante este mercado de invierno. Es decir, desterradas las dudas y con un horizonte esperanzador por delante, los colchoneros pueden aspirar a todo. Realmente, no hay razones para pensar en lo contrario.
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