Hace tres semanas, el Real Madrid consiguió en Bilbao uno de los peores resultados de toda la temporada en el que, sin embargo, no fue uno de sus peores partidos de este curso. El empate en San Mamés fue una derrota en la práctica y un importante golpe psicológico al no haber aprovechado el inesperado regalo del Barcelona, que se dejó dos puntos ante el Celta de Vigo.
La situación del equipo blanco entonces amenazaba con ser insostenible, con un inicio de diciembre en el que ya sabía que sería segundo de grupo en Champions y con el liderato de Liga a ocho puntos. Pero, en cambio, 21 días después, el Madrid llegará al Clásico del próximo sábado (13:00 horas) en un estado de optimismo inimaginable hace pocos días, aunque con los píes en la tierra, sin esconder la realidad.
La espectacular goleada al Sevilla (5-0, con una primera parte primorosa) y la consecución del Mundial de Clubes ha dado aire a un equipo que amenazaba con cansarse de ganar y perder la ambición que les llevó a los éxitos de la temporada pasada. Ahora todo se ve mucho mejor, también porque Zidane podrá contar con prácticamente toda la plantilla.
El encuentro ante el Barcelona de este sábado pondrá en su sitio al Real Madrid. Tras un arranque dubitativo de temporada, sin muchos alardes y con más tropiezos de los esperados, el actual campeón de Liga necesita dar una buena imagen, además de una victoria, para demostrar que ha superado el bache e irse a las vacaciones con la esperanza de que aún tiene opciones de ganar el torneo.
Y ese es el sentimiento generalizado en el Real Madrid. El Clásico es el partido ante el eterno rival, que es el líder de la Liga, pero ni mucho menos es un encuentro imposible de conquistar. Además, los 11 puntos actuales que separan a ambos equipos (aunque el Madrid cuenta con un partido menos) no refleja una realidad en cuanto a fútbol. La diferencia entre ambos equipos no es de 11 puntos.
Con todo el equipo disponible, Zidane tiene la oportunidad de elegir qué Madrid quiere ver, si un equipo como el que sacó en la última final de Champions, con Isco ocupando el sitio de Bale, o si quiere sacar al galés de inicio, quizá algo peligroso ante el estado físico de Gareth.
También existe la duda del esquema táctico que pueda ofrecer el Real Madrid, si un 4-4-2 o un 4-3-3 teniendo en cuenta la defensa que pueda ofrecer el Barcelona, últimamente tocada por las lesiones. La figura de Kovacic puede irrumpir en el once teniendo en cuenta la buena imagen que dejó el croata en los últimos Clásicos, los dos de la Supercopa de España. Mateo paró a Messi, que quedó totalmente ahogado ante el marcaje del centrocampista madridista.
Hasta ahora, el Real Madrid ha respondido como lo que es, un equipo campeón, en los grandes partidos de la temporada. Su problema han sido los encuentros que se presentaban con menor cartel, aquellos en los que los blancos partían muy por encima. Por ejemplo, las derrotas ante el Betis y el Girona, las únicas en Liga, fueron por la autocomplaciencia de verse superior y creer que a estas alturas también se gana por nombre. En Londres también perdió el Real Madrid, pero entonces fue por el simple funcionamiento del fútbol, es decir, porque tu rival es mejor y porque es imposible ganar todo.
En cambio, cuando este Madrid estuvo contra las cuerdas, ganó. Así fue a Anoeta en la jornada 4 de Liga y completó un gran partido. También ante el Sevilla, en la jornada 15, se avecinaba un desastre ante las numerosas bajas y acabó con un 5-0. O en Dortmund, donde el Real Madrid no había ganado nunca y sacó un 1-3.
Además, los precedentes, a excepción del último Madrid-Barça liguero (2-3, gol de Messi en el último minuto), son buenos para Zidane. El técnico francés solo ha perdido ese partido ante los culés, un encuentro que acabó sin tener relevancia en la Liga, ya que el torneo acabó siendo conquistado por los blancos. Además, la reciente Supercopa de España, con un baño del Madrid al Barça, también da optimismo al Madrid.
El buen momento de Cristiano, que no se cansa de ser decisivo en los grandes partidos, o de Modric, cerebro del Madrid que más títulos ganó en un año, así como las buenas irrupciones de Bale en el último tramo de los últimos duelos son también motivos de ánimo en un equipo obligado a ganar al Barcelona. Acabar el año a 11 (en caso de empate) o a 14 puntos (si se pierde) del equipo catalán empañaría el 2017 de los cinco títulos.
Al margen de lo que pueda pasar el sábado, un Clásico siempre es impredecible, el Madrid llega con optimismo por sus últimos resultados. Y ya tener ese sentimiento es un avance, porque hace muy poco tiempo el Apocalipsis parecía haber llegado al Bernabéu.
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