Da igual si, por momentos, alguien bostezó en el Metropolitano. O si atentó con hablar del tiempo con su compañero de grada. O si pensó que, quizá, eligió el plan equivocado para disfrutar del domingo. Todo eso importa poco. El Atlético sumó tres puntos, se hizo con la victoria y sigue la estela del Barcelona. Se mantiene a siete puntos y no cede. Aguarda su momento desde la segunda posición, agazapado, partido a partido, sin escuchar a los agoreros ni a los cenizos. Ellos saben que están ahí, que no hacen mucho ruido, pero que no van a dejar de intentarlo. Pero que si hay una posibilidad, si existe un por si acaso, ellos van a tratar de aprovecharlo [narración y estadísticas: 2-0].
La coyuntura se antoja sorprendente por lo vivido anteriormente. El Atlético, esta temporada, tuvo sus crisis: de juego, de goles… de todo. Pero supo sobrellevarlas con discreción –más allá de las respectivas eliminaciones en Copa del Rey y la Champions League–. Empató partidos, pero no perdió. De hecho, sólo ha caído derrotado una vez este curso en la competición doméstica. Y así, claro, ha conseguido mantener sus aspiraciones cuando tercia la vigesimocuarta fecha de Liga. Contra el Athletic, sumando, además, 16 partidos sin recibir un gol en 24 jornadas. Una barbaridad. Por eso, quizás no sea el que más ataque, o el que proponga el juego más vistoso, pero sí el que con mayor efectividad capitula sus rutinas.
Ante el Athletic, sin brillar demasiado en la primera mitad. Quizás, adormecido por esa tarde primaveral de Madrid. Pero vivo. Mucho más que su rival. En parte, porque creó varias ocasiones (un remate cruzado de Giménez que salió rozando el palo y un centro de Correa que no encontró rematador) y en parte porque Diego Costa cayó en el área por una entrada de Núñez, pero el árbitro decidió no pitar penalti. Se equivocó, como en otros tantos partidos, y los colchoneros volvieron a echarse las manos a la cabeza. Al fin y al cabo, ya vienen prevenidos por aquel penalti de Neto a Godín que otro colegiado tampoco quiso ver hace un par de semanas. Cosas que pasan.
Lo cierto es que el Atlético, a pesar de esa primera parte, se rehízo en la segunda. Y lo hizo gracias a una decisión técnica de Simeone. El técnico argentino sacó del terreno de juego a Koke y dio entrada a Gameiro. Y su equipo no sólo funcionó, sino que se adelantó en el marcador. El francés recibió un pase de Griezmann y, con un remate cruzado, anotó el primero del partido. Jugada maestra. Y con el marcador a favor, llegó el segundo. Diego Costa batió a Kepa en un mano a mano tras un fallo de Núñez y le dio los tres puntos a los colchoneros. Y se acabó. Ahora, a firmar el pase a octavos de final de la Europa League y a seguir. No hay dudas.
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