Vuelve a la Liga, vuelta a la realidad. Aún con la resaca de la 'borrachera' europea ante el PSG, el Real Madrid se reencuentra con la competición que más dolor le ha producido pero ahora ya con la fiebre controlada.
El madridismo es consciente, y no le queda otra que acostumbrarse, de que la Liga queda este año como un torneo para experimentar, andar y sufrir. Del gran partido ante el PSG solo se salieron conclusiones positivas, pero si se rasca, alguna negativa también hubo. Por ejemplo, que el liderato de la Liga está tan lejos por actitud y no por fútbol.
El Real Madrid visita este domingo un Benito Villamarín a reventar donde le espera un Betis que, sin duda, tendrá muchas más ganas de ganar (20:45 horas). Mientras los blancos han demostrado que la Liga les molesta, a los verdiblancos el partido les puede coronar. A tan solo tres puntos de los puestos europeos, que los marca su eterno rival, el Betis ya no se puede esconder. Están ante el año del salto a Europa.
La imprevisibilidad de Zidane, que sigue regateando como entrenador al mismo ritmo que lo hacía como jugador, deja abierta la duda sobre un once que en condiciones normales debería mezclar titulares y suplentes. Tras sorprender con Isco en Champions, cuesta creer que el técnico francés repita dos veces consecutivas sin su adorada BBC cuando los tres están disponibles.
Al Real Madrid le viene ahora un apretado calendario donde le llegan cinco partidos seguidos de Liga (ninguno ante un rival 'potente') antes de la vuelta de octavos de Champions en París, entre ellos el partido que le falta en Leganés. Resulta clave una dosificación, tal y como se hizo el año pasado, para que el equipo llegue en el mejor estado físico al Parque de los Príncipes.
Y es ahí donde entran las figuras secundarias que son vitales cuando salen al campo. Marco Asensio demostró ante el PSG que, primero, está disponible y, segundo, sigue teniendo ese ángel que le hace desequilibrar los partidos que están igualados. Nada tendrá que ver el duelo ante el Betis de este domingo, pero sí se requiere de acumular minutos antes para rendir después.
Quizá es el momento de utilizar la Liga como revulsivo para la Champions. Solo con eso, un torneo 'tirado' este año volvería a tener sentido. Una vez que los blancos ya tienen la Liga perdida, los encuentros pueden servir como pruebas pero también como forma de mantener a todos vivos para el tramo decisivo de la temporada.
El Real Madrid es muy monótono en Liga. En otras palabras, aburre. Sus partidos apenas crean expectación, ya sea por su situación en la clasificación o por la forma en la que juegan. Y jugadores como Asensio dan alegría, muestran algo diferente, se alejan de la idea tan repetitiva de este año. En resumen, es un revulsivo perfecto para cualquier equipo que no tenga ganas a jugar.
Sus 10 minutos finales ante el PSG fueron eléctricos, pero el mallorquín venía de un gran partido ante la Real Sociedad en el que Zidane le dio la titularidad. Y una cosa tiene relación con la otra. Marco es de esos futbolistas que en algún momento te dejará boquiabierto, que no desengrasa la máquina. Como todo, porque es humano, tendrá fases en las que estará más o menos acertado, pero su calidad es indiscutible. Y el Madrid necesita de ello ahora.
Sus dos asistencias en el encuentro de Champions, su conexión con Marcelo por la banda o su desequilibrio (superior al que hicieron Neymar y Mbappé) abren la puerta a pensar más en una figura de refresco como Asensio. En el Villamarín también se verá si el Madrid finalmente ha alcanzado la madurez este año y si deja esa manía infantil de desconectarse en Liga tras un buen partido en Europa.
Aún con actitud, el Madrid no lo tendrá fácil, ya que se enfrenta a uno de los equipos más en forma de España. Al Betis ya se le comienza a notar el sello Setién... para bien y para mal. Tiene el balón, gana más que pierde, es igual de valiente que de arriesgado, es divertido verle, es impredecible (23 alineaciones diferentes en 25 partidos) y recibe con mucha facilidad goles: es el tercer equipo que más tantos encaja, solo superado por Las Palmas y Deportivo.
Sin que ya peligre los puestos Champions (el Villarreal, quinto, está a cinco puntos y con un partido más), el Real Madrid tiene en la Liga una manera de recompensar a su afición, que estando tan mal no le quitó el apoyo en Champions. Debe ser una relación bilateral. La afición debe entender el papel de su equipo en esta Liga, el precio que tiene que pagar por dejarse la vida en la Champions, y el propio Real Madrid debe aceptar que es eso, el Real Madrid.
Sevilla tiene un color especial. El Madrid, ahora, también. Su reto es no desteñirse.
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