Una vez más, el mejor equipo por ránking pierde la Ryder Cup. Los americanos presentaban un equipo potentísimo, con nueve ganadores de Major y la mejor media de la historia de un equipo en el ranking mundial, 11,17, más de 8 puntos mejor que la media europea. Pero son datos individuales y la Ryder Cup es un evento por equipos, donde la unión hace la fuerza, y de unión sabemos algo en Europa.
Tiene especial valor esta victoria por múltiples razones, la primera la notable superioridad americana sobre el papel; la segunda, que tras las últimas derrotas americanas, en el otro lado del continente formaron un gabinete de crisis, la Task Force, para recuperar la hegemonía yankee en el evento, con Tiger Woods y Phil Mickelson a la cabeza; la tercera que se ha invertido la polaridad de la juventud, y todo parece indicar que el futuro es de los americanos, con una generación especial de jugadores llamados a acaparar la gloria en las futuras Ryder -para muestra el botón de la pareja Spieth/Thomas, única que ha salvado la cara-.
Era uno de los trabajos de Hércules al que se enfrentaba Thomas Bjorn, pero al igual que la leyenda griega, el danés ha sabido rectificar y ha conseguido encajar todos los engranajes para que la maquinaria europea se desenvolviese a la perfección y lograse la victoria. Todos los jugadores europeos han conseguido sumar al menos un punto en París, muestra de que ha sabido exprimir a cada jugador para que diese lo mejor de sí.
El campo se ha mostrado intratable, y era fundamental el conocimiento del recorrido parisino, algo con lo que sin duda contaban los europeos, y el capitán lo sabía. Y el público parisino por fin se ha dejado los pulmones jaleando cada buen golpe europeo y provocando una sensación de imbatibilidad en los locales que no pudieron superar en ningún momento los americanos. El trío de elementos sobre los que ha cimentado su victoria Europa funcionaba hoy en perfecta sintonía.
Empezaba plácida la mañana para los intereses europeos. Colocaba a sus pesos pesados Bjorn en los primeros partidos, buscando cortar de raíz cualquier atisbo de esperanza visitante, y a priori así era, Rory se colocaba dos arriba a las primeras de cambio, Casey hacía sudar al bombardero Koepka y Rose no dejaba distanciarse a Webb Simpson.
Les seguían dos rookies con suerte dispar en esta Ryder, Jon Rahm, que no había conseguido puntuar todavía, pese a que no había jugado nada mal, y Tommy Fleetwood. El español se enfrentaba a Tiger Woods, todo un reto, pero mantenía en todo momento el partido controlado. Al inglés sin embargo le pasaba por encima desde el principio un Finau acertadísimo.
Sin embargo, tras tres horas de juego comenzaba la reacción americana, tomaban la iniciativa en los primeros partidos, fundamental para cambiar el momentum, y caía del lado visitante el primer partido, que tras una dura pugna llegaba empatado al hoyo 18, dónde Rory veía enterradas sus opciones en el búnker de calle donde acababa su madera 3 y que le llevaba a visitar el agua, teniendo que conceder el punto entero a Thomas. Finau acababa sin compasión con la magnífica historia de Fleetwood en París, y le aplastaba por 6&4.
Justin Rose claudicaba también ante Simpson y la distancia de Europa se reducía a sólo un punto. Se repartían los puntos Casey y Koepka, y aunque por detrás los resultados favorecían a Europa, la sombra de la remontada planeaba sobre Le Golf National.
Poulter peleaba a capa y espada contra Dustin Johnson, ambos con un historial impecable en individuales, y mantenía la ilusión europea. Un sorprendente Olesen pasaba el rodillo sobre Jordan Spieth y daba su primer punto entero a Europa.
También dominaba García, desde el primer momento, aunque sin despegarse de Fowler en demasía. Justo detrás del español, Francesco Molinari, uno de los artífices del dominio europeo con sus 4 puntos sumados junto a Fleetwood, buscaba mantener una actuación perfecta en París y conseguir lo que nunca nadie había hecho en la historia europea, jugar y ganar todos sus partidos.
Y pintaba bien para el italiano, que enseguida enseñaba matrícula al "decano" Mickelson. Los últimos partidos se mantenían en el alambre, con escasas ventajas salvo la de un renacido Stenson, que tras un mal año podía acabar con un 100% de victorias si se imponía a Bubba Watson.
Pero había dos españoles en la Ryder Cup de París, y no iban a dejar pasar la ocasión de ser fundamentales para el equipo, como siempre ha sido desde la inclusión de Europa en la competición gracias al empuje de la figura de Seve. Era Jon Rahm el encargado de apagar el conato de remontada americana de un plumazo al imponerse a Tiger Woods, un partido increíble que no olvidará en su vida, su primer punto Ryder arrancado al mismísimo ganador de 14 Majors, que ha sido la gran decepción de esta Ryder.
Europa sólo necesitaba dos puntos más para alzarse con la copa. Ian Poulter superaba al número uno del mundo, manteniendo un escandaloso récord en individuales, con 5 victorias y un empate. Mr Ryder no iba a fallar a su cita y dejaba a Europa acariciando la victoria. Y era el otro español Sergio García, el que con un par en el hoyo 16, aseguraba medio punto al menos, que junto con el asegurado instantes antes por Molinari daba matemáticamente la victoria a Europa.
Aunque faltaba subir el punto al marcador, y la gloria era para el italiano, con récord incluido, cinco puntos de cinco y lo celebraba Francesco fundiéndose en un abrazo con los aficionados franceses que le regaban de cerveza. La copa se quedaba en París de forma contundente y la locura se desataba.
Fleetwood era manteado por el público y el resto de integrantes se querían sumar a la fiesta. Sumaban sus puntos Sergio y Stenson, perdía el suyo Hatton ante el "capitán América" Patrick Reed y ganaba el último punto Alex Noren a Dechambeu.
Resultado final de 17'5 a 11'5, paliza no del todo inesperada, puesto que a pesar del mejor cartel visitante, los numerosos novatos europeos lo eran sólo de nombre, pues están acostumbrados a la máxima presión que dan las grandes victorias.
Destacan los dos principales artífices de la victoria Fleetwood, y Molinari, la pareja que ha hecho las delicias del público europeo, con el récord de 4 puntos de 4 jugando juntos y con la guinda de Francesco en individuales. Pero por encima de todo y todos, el capitán Thomas Bjorn, en una de las mejores capitanías que se recuerda.
Todo ha salido según sus planes, sus invitaciones han estado sublimes aportando Sergio 3 puntos, Stenson otros 3, Poulter 2 y Casey 1'5, su preparación del campo ha sido perfecta y lo que es más importante, todos los jugadores han aportado al menos una victoria. París nos deja una de las mejores Ryders de la historia y se inicia una espera de dos años que, una vez más , se nos antoja demasiado larga. ¡Vive la Ryder Cup!
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