Su primera rueda de prensa ha tenido lugar sobre la grava que ha suministrado la empresa de la que es accionista. Un osado comienzo, hay que reconocerlo. Leonardo Picciani, el Ministro interino de Deportes de Brasil, tiene a la opinión pública, a políticos de ambos bandos y a la flor y nata del deporte brasileño en su contra, y acaba de aterrizar, a dos meses y medio de los Juegos Olímpicos.
La inauguración del Arena Carioca 2, penúltima instalación que quedaba por presentarse en sociedad en el Parque Olímpico –falta el velódromo– ha significado su puesta de largo. El pabellón con más peleas de Río, con capacidad para 10.000 espectadores, acogerá durante los Juegos las competiciones de judo, lucha libre y lucha grecorromana. La lucha del ministro interino, por otro lado, tendrá que ser a tiempo completo y sin cuartel. Toda una carrera de obstáculos, porque se le han acumulado los problemas desde el minuto cero.
Las primeras explicaciones que ha tenido que dar están relacionadas con la moralidad de ser accionista de una empresa que obtiene beneficios de las obras de los Juegos Olímpicos –y otras muchas obras en una ciudad que no se detiene nunca– y con la moralidad de sus vaivenes políticos.
Tan pronto le hacen ser oposición a Dilma Rousseff, como estar circunstancialmente a su lado y apoyarla en el impeachment, y, ahora, a asumir un ministerio del gobierno interino que toma las riendas mientras se juzga el impeachment de la presidenta –el proceso durará un máximo de 180 días; periodo en el que Rousseff está apartada de su cargo–.
Polémicas con Agrobilara y Atletas Pelo Brasil
Leonardo Picciani (Nilópolis, 1979) pertenece a una de las familias con más poder de Río de Janeiro. Su padre, Jorge Picciani, es en la actualidad diputado federal, y fue presidente de la Asamblea Legislativa de Río de Janeiro entre 2003 y 2010. Su hermano, Rafael Picciani, es el secretario de transportes del Ayuntamiento de Río de Janeiro. Todos ellos, así como su madre y su otro hermano, Felipe –el único que no está en el mundo de la política– son dueños de la empresa Agrobilara, dedicada a negocios agropecuarios en el estado de Minas Gerais.
Agrobilara compró en 2011, en pleno auge de las obras olímpicas, el 35,5% de las acciones de Tamoio Mineração, S.A, dedicada a la extracción y suministro de grava, entre otros productos, así como a la nivelación y limpieza de terrenos. Río de Janeiro lleva más de un lustro inmersa en un maremágnum de obras de cara a la Copa del Mundo y a los Juegos Olímpicos, además de las obras habituales de una gran ciudad.
Tamoio no ha parado de suministrar grava durante este periodo a los consorcios constructores que se encargaban de ellas. Sus conquistas más importantes son las obras del Parque Olímpico y de la vía exprés Transolímpica, la autopista con tres carriles para cada sentido que unirá Deodoro y Barra da Tijuca en 26 kilómetros que son eje fundamental de los Juegos. De la firma de documentación se encarga su hermano Felipe, para esquivar las incompatibilidades.
En esa primera rueda de prensa, sobre la grava que conoce bien, Leonardo Picciani tuvo que seleccionar muy bien las frases para argumentar los hechos: “Tamoio suministra grava a las empresas que desarrollan las obras simplemente por cuestión logística. Estas empresas compran grava en esta mineradora por el flete, por la cercanía, por eso Tamoio participó en estas obras y no en otras más lejanas como el Puerto Olímpico y el aeropuerto”. Para distanciarse un poco más de la operación, añadía: “No participo ni siquiera de la gestión de mi propia empresa: ahí también soy sólo accionista”.
Su gabinete ministerial, consultado por EL ESPAÑOL sobre este conflicto de intereses, afirmaba: “El Ministro reúne todas las condiciones morales, éticas, profesionales y políticas para estar al frente del Ministerio de Deportes. Es parlamentario en su cuarto mandato, nunca fue condenado por nada y la empresa de su familia, que es socia de la empresa Tamoio, no tiene ningún contrato con el Gobierno Federal ni con el ayuntamiento de Río de Janeiro”.
Obviamente, la mineradora no contrata con las instituciones, contrata con los constructores, en obras cuyos proyectos salen de las tripas de las instituciones en las cuales la familia participa, a todos los niveles: municipal, estatal y federal. El gabinete, sin embargo, recuerda que “ni Agrobilara ni Tamoio tuvieron ninguna participación en las obras para la Copa del Mundo”, y recalca que “Agrobilara no participa en la administración de Tamoio, ni tiene nadie designado en su consejo de administración”.
Ha sido sonora también la posición en su contra de la ONG Atletas Pelo Brasil (Atletas Por Brasil), presidida por la estrella del voleibol Ana Moser, y con una red de asociados que incluye a Raí, Cafú, Dani Alves, Ana Mota, Oscar Schmidt, Kaká, Dunga, Edmilson, Hortência, Leonardo, Deco, 'Magic' Paula, Mauro Silva, Rogério Ceni y así hasta una nómina de más de sesenta deportistas de élite.
En palabras de Daniela Castro, directora ejecutiva de Atletas Pelo Brasil, la asociación está “en desacuerdo por la forma en la que se eligen los ministros; el nombramiento viene dado por motivos políticos y no por experiencia de gestión o conocimiento de cada área, lo cual genera discontinuidad en las acciones, atrasos y perjuicios”.
Ante este hecho, en la rueda de prensa del Parque Olímpico, Picciani se defendía: “En el Congreso siempre he tratado los temas más diversos, incluidos el deporte. Practico deporte de forma amateur, tengo relación con el deporte, pero sobre todo tengo relación con la gestión. He tenido otras experiencias administrativas, fui secretario de Estado, he seguido el inicio del proyecto olímpico y de la Copa del Mundo como secretario del gobierno del Estado de Río de Janeiro. Como líder en la Cámara, he ayudado en la discusión de la ley olímpica”.
Cuantas más aclaraciones da por un lado, más se embarra por el otro. Por eso, Atletas Pelo Brasil también está preocupada por las supuestas incompatibilidades del Ministro interino: “Todas las denuncias deben ser investigadas, pues es fundamental la rectitud del gestor público en cualquier área. Estamos siguiendo de cerca todas las informaciones respecto a este tema”.
Más aún cuando el Pacto por el Deporte, lanzado por la asociación, un acuerdo empresarial que busca la total transparencia en patrocinios y utilización de recursos, es factor clave en su trabajo del día a día. “Necesitamos garantizar la regularización y el cumplimiento del artículo 18-A de la Ley Pelé, que establece reglas de gestión y transparencia para las entidades deportivas que manejan recursos públicos”.
La vertiente política de Picciani
Sus vaivenes políticos son igualmente difíciles de ilustrar. Líder del PMDB –partido del actual Presidente interino Michel Temer, vicepresidente y enemigo de Dilma Rousseff– en Río de Janeiro, votó en contra de la apertura del proceso de impeachment a la Presidenta. En aquellas semanas, estaba de su lado, levantando suspicacias en su propio partido.
“En los cuatro mandatos en los que tomé posesión en el Congreso, juré cumplir la Constitución: voto no”, declaró la noche de la votación en el Congreso. Su opción perdió, explica, y quedó en minoría parlamentaria. Insiste en que no hay contradicción en formar parte ahora del Gobierno interino, ya que forma parte del PMDB desde los 16 años y se debe al partido. Hay que recordar que este Gobierno interino está formado por 23 hombres blancos, en un país en el que el 54% de la población es negra y las mujeres suman el 52%.
También está tranquilo Picciani en cuanto a la imagen externa de Brasil y al devenir de los acontecimientos durante los Juegos. Desde Atletas Pelo Brasil, su directora Daniela Castro no opina lo mismo: “No se puede prever el comportamiento del público. Sin duda puede haber protestas que generarán más noticias por el mundo sobre la situación de Brasil. Por parte de los atletas, es más probable que aparezcan críticas constructivas antes que protestas, dado el perfil del deportista de alto rendimiento en general”.
La carrera de obstáculos de Leonardo Picciani lo tiene todo: conflicto de intereses, incompatibilidades, oposición y polémica. Un buen resumen de lo que es Brasil a día de hoy, con los Juegos Olímpicos a la vuelta de la esquina, un gobierno provisional y una presidenta electa apartada de su cargo.