Rocío Gutiérrez (San Fernando, Cádiz, 1985) intenta no meterse en ‘berenjenales’, pero no elude ninguna pregunta. Al fin y al cabo, ha demostrado ser valiente dejando su trabajo para preparar los Juegos de Río con la selección de hockey hierba. Y lo hace a sus 30 años, después de muchas idas y venidas. Ahora, como jugadora del Club de Campo de Madrid, partirá con la selección absoluta, esperando que llegue el día 29 para volar a Río y observar en el horizonte el debut del día siete.
Son sus primeros Juegos con 30 años. Y mira que ha llovido desde que empezó...
Sí, ya hace mucho tiempo desde que mi padre, que también jugaba al hockey, me enganchara. Recuerdo que entonces, cuando él jugaba, había muchos equipos en Cádiz, pero eso se fue perdiendo poco a poco. Pero cuando yo tenía siete años, decidieron crear un club y yo iba con mi padre por los colegios… Así que al final me aficioné a jugar también.
¿Recuerda el primer stick que le regalaron?
Sí, uno de la marca Alitra muy mítico, luego vinieron muchos más…
¿Y el primer ‘palo’ que le dieron en la vida?
Cuando me quitaron la beca después de estar cinco años en el CAR (Centro de Alto Rendimiento). Para que se entienda, yo estuve en la selección sub-16, sub-18 y sub-21, y en mi primer año en la absoluta, decidieron quitarme la beca porque consideraban que no iba a tener futuro.
Entonces hablé con el Club de Campo y ellos me dijeron que querían seguir teniéndome en la plantilla, y al año de estar fuera del CAR, me llamaron de la selección porque, supongo, había hecho una buena temporada. Pero después, con el cambio de seleccionador en 2010, otra vez me quedé fuera. Al final, al no clasificar al equipo para los Juegos de 2012, se volvió a cambiar de seleccionador y entonces ya sí que entré en su planes.
Decidieron quitarme la beca porque consideraban que no iba a tener futuro
No sé si le han dicho alguna vez eso de: ‘Para qué se dedica al hockey si no tiene futuro’.
La verdad es que no porque siempre me han apoyado. En realidad, siempre hubo más mensajes en plan ‘no sé por qué no te llevan’ a la selección que de esos de ‘no vas a ir a ninguna parte’.
De hecho, también estudió Publicidad y Relaciones Públicas. Entonces sí le dirían eso de que era una carrera ‘sin futuro’.
Sí, sí que me lo dijeron, pero a pesar de todo eso, decidí estudiarlo en la Complutense, en Madrid.
Como experta en Publicidad. ¿Cómo le vendería el hockey a la sociedad española?
Pues la verdad que es complicado mientras el fútbol esté ahí... Todavía se puede vender el baloncesto, pero si les cuesta a los del waterpolo y el balonmano, pues imagínate a nosotros. Pero bueno, todo es cuestión de que empecemos a ganar y así suene más el hockey.
Iván Raña, en una entrevista en EL ESPAÑOL, decía que en España sólo se valora al que gana. ¿Está de acuerdo?
Siempre ayuda. Al final, si ganas, siempre tienes algo más de repercusión en los medios, pero si no ganas, pues igual te hacen un reportaje un día, pero no va más allá.
¿Es España un país deportivamente ignorante?
En parte sí. Al final, te das cuenta cuando llegan los Juegos Olímpicos y hay muchos deportes en los que se consiguen medallas. Y cuando ganan, todo el mundo está con ellos, pero luego nadie les hace caso en cuatro años.
Volviendo a sus estudios, ¿qué le ha costado más: encontrar trabajo o llegar a la selección?
Pues creo que encontrar trabajo. He estado en una consultora de selección especializada, pero al final no es de lo mío. Y también trabajo ahora en el Club de Campo entrenando niños y demás.
Eso, hasta que decidió dejar el trabajo para dedicarse únicamente a preparar los Juegos.
Sí, así fue. Empecé con una beca y cada tres meses me iban renovando. La verdad, de no ser por mi situación, no sé si me hubiesen metido en plantilla. La relación siempre fue buena, pero claro, hubo un momento en el que decidí que no podía seguir. Al final, yo me sentía culpable por no poder ir… En definitiva, que hablamos en mi última renovación y pensamos que era lo mejor.
¿Y no te da miedo volver de Río, por aquello de no tener trabajo?
Sí que me da miedo no tener trabajo al volver de Río. Pero la satisfacción de ir a los Juegos lo compensa. Espero que con calma todo vaya bien a la vuelta y pueda encontrar algo.
¿Lo tenéis más difícil las mujeres, en todos los sentidos?
A las mujeres siempre nos cuesta más. Cualquier deporte requiere trabajar mucho, pero si comparas el deporte masculino y el femenino, es verdad que a nosotras nos cuesta un poco más salir a la luz.
A nosotras nos cuesta más salir a la luz
¿Da envidia que en otros países ayuden a sus deportistas mujeres con ayudas a la maternidad, por ejemplo?
Sí que da mucha envidia de lo que ocurre en otros países. Ahora mismo pienso: ¿Lo dejo después de Río? ¿Aguanto unos años más hasta el Mundial? Y claro, si sigo dos años más se me complica encontrar un trabajo que me deje compaginar ambas cosas. Da mucha envidia que en otros países tengan una mentalidad diferente.
¿Es un poco machista la sociedad española?
Supongo que sí porque siempre predomina el deporte masculino sobre el femenino. Pero es que a la mujer, por cómo ha sido la propia historia, siempre le ha costado más hacer deporte sin ningún tipo de problema.
Siempre predomina el deporte masculino sobre el femenino
¿Se ha indignado alguna vez?
Sí, claro, como todos.
Cambiando de tercio. Después de no estar en Londres, ¿les puede pesar el no ser un equipo muy experimentado?
Depende de cómo vaya el equipo preparado. Puedes ir sin presión o puedes pensar: ‘Somos un equipo nuevo en el que sólo cuatro jugadoras han disputado unos Juegos’. Pero también podemos tratar de saber tratar esa tensión. No sé. La verdad, nos han contado tantas cosas de los Juegos. Pero todo lo superará.
Incluido el Zika…
Bueno, habrá que tener cuidado. Llevar un bote antimosquitos y una pulsera repelente [Risas].
¿Qué objetivo se han fijado?
Llegar a cuartos y luego afrontar de la mejor manera posible los cruces.
¿Y cómo os gustaría que se os recodará?
Como el equipo que dio la sorpresa.
Ya la última. Ha declarado en alguna ocasión que le gustan los dulces. ¿Endulza de alguna forma la concentración?
Bueno, simplemente trato de poner una sonrisa por la mañana cuando me levanto… Los dulces los dejamos para la vuelta [Risas].