La selección española masculina de baloncesto no ha podido empezar peor su andadura en los Juegos Olímpicos de Río. Dos derrotas en los últimos instantes (72-70 ante Croacia y 65-66 ante Brasil) le condenan a ganar los tres partidos restantes del grupo B para tener plenas garantías clasificatorias y depender de sí misma. El reto es evitar como sea a Estados Unidos en los cruces, aunque en el horizonte más cercano hay otras preocupaciones. Concretamente, las seis que repasamos a continuación.
1. El tiro
Principalmente, el exterior. Los triples no flaquearon tanto en el primer partido (11/31) como en el segundo (5/19), pero son un mal recurrente de esta España desde que se inició la preparación. Para muestra, el concurso en el tiro de algunos jugadores: Sergio Rodríguez (2/7 contra Croacia), Rudy Fernández (1/4 ante los balcánicos y los brasileños), Nikola Mirotic (0/4 en el segundo partido)...
La palma en lo que a malos porcentajes se refiere se la lleva Ricky Rubio, con dos tiros (de todo tipo) convertidos de ocho lanzados en el global de los dos encuentros olímpicos (0/3 en triples contra Croacia; ni se prodigó desde el 6.75 ante Brasil).
Frente a Brasil, al mal lanzamiento exterior se le unieron los problemas para convertir los tiros libres. Con un 22 de 33 colectivo, ni Pau Gasol pudo obviar el gran quebradero de cabeza español en Río hasta la fecha (5/12 desde el 4.65).
2. La Gasoldependencia
Por si quedaba alguna duda, Pau es humano. A pesar de ser el máximo anotador español en los dos partidos (26 puntos en el primero y 13 en el segundo), la estrella de la selección se ha encontrado demasiado sola en el liderazgo del equipo. Y esa responsabilidad acaba pesando, como ratifican sus errores en los tiros libres decisivos contra Brasil.
Se suponía que el mayor de los Gasol iba a jugar menos en la primera fase, reservándose con vistas a los hipotéticos cruces. Sin embargo, los números contradicen esa teoría: 31 minutos en pista contra los croatas y 32 contra los brasileños.
Es decir, Pau es el internacional con más tiempo de juego a sus espaldas en lo que va de torneo olímpico. Y esa sobreexposición, teniendo en cuenta la dureza de los rivales venideros en el grupo y en las posibles eliminatorias, puede resultar perjudicial para los intereses de Scariolo y compañía.
3. La mala gestión de los finales de partido
España se vino abajo contra Croacia y contra Brasil a pesar de llegar más o menos lanzada y en plena remontada al final de ambos encuentros. La crisis fue patente cuando los integrantes de la selección tuvieron que jugarse las últimas posesiones de los dos partidos... y lo hicieron sin demasiada cabeza.
Ante la selección balcánica, y después de perder una ventaja de 14 puntos, se amasó el balón hasta contar con escasos segundos de margen para buscar la prórroga o la victoria. Fue entonces cuando Simon mandó la pelota fuera y, tras el saque de banda, Gasol recibió el tapón de Saric en su intento postrero de canasta.
El final del segundo partido fue tan o más dramático. Tras el palmeo ganador de Marquinhos, España tuvo la última bola. Sergio Llull fue el ejecutor, con una entrada a canasta a la desesperada y fallida. El aclarado tuvo ciertas reminiscencias con el que ya protagonizó en el Eurobasket de 2009, cuando el menorquín, entonces debutante, tampoco logró ser el salvador del equipo contra Turquía.
4. Las carencias del juego interior
España fue superada con amplitud en la pintura por Croacia (27 rebotes totales frente a 41 croatas), ganando la batalla bajo tableros por la mínima a las torres brasileñas (34 capturas frente a 32 locales). Planinic, Saric, Lima o Nené fueron todo un quebradero de cabeza para Gasol, Mirotic y Reyes en los dos primeros encuentros de la selección en el grupo B.
Queda demostrado al fijarse en el apartado de los rebotes ofensivos: seis en el primer partido (por 10 de Croacia) y ocho en el segundo (por seis de Brasil). Sin duda, el juego interior español está más cojo que en otros torneos. Con las bajas de Marc Gasol y Serge Ibaka, España ha perdido fuelle en la zona.
La apuesta por Mirotic, un 'cuatro' cada vez más abierto, deja a los júniors de oro Gasol y Reyes con prácticamente toda la responsabilidad bajo el aro. Conocidas ya las prestaciones de Pau, las de Felipe han sido correctas, pero no determinantes: cinco puntos y un rebote contra Croacia; cinco y dos ante Brasil.
Además, la aportación de Willy Hernangómez en lo que va de Juegos apenas da pie a la reseña: tres minutos y medio en cancha en el debut olímpico (-5 de valoración) e inédito ante la anfitriona. Conclusión: de nuevo, casi todo el peso sobre los hombros de Gasol.
5. La escasez de referentes
Con la cantidad de estrellas que presenta el plantel español (¡hasta siete NBA!), sorprende el bajo rendimiento hasta la fecha. Si hubiese que formar un quinteto ideal con los mejores jugadores de la selección hasta la fecha, el reto tendría su dificultad. Gasol tendría su posición asegurada, pero, ¿y el resto?
Mirotic, protagonista frente a los croatas, apenas dio señales de vida con los brasileños de por medio. Los Sergios (Llull y Rodríguez) aparecen y desaparecen sin encontrar la fluidez. Rudy Fernández no ha cumplido el papel de amenaza ofensiva ni de perro de presa en defensa que se espera de él. Ocho años después de sus primeros Juegos, Ricky Rubio es la sombra de lo que fue en Pekín.
Reyes, Navarro y Calderón no están teniendo un último baile olímpico especialmente lúcido que se diga, y tampoco deben ser ellos quienes saquen adelante al equipo. Claver sólo aporta en el aspecto defensivo y Abrines y Hernangómez apenas entran en la rotación.
6. La inconsistencia
España ha sido incapaz de mantener un juego regular y fluido durante buena parte de los 80 minutos disputados en Río 2016. Incluso puede que haya cuajado mejores minutos en defensa que en ataque en lo que va de torneo.
Los hombres de Scariolo lograron 14 puntos de renta ante Croacia y acabaron desperdiciándolos. También dieron escasa sensación de pelea en el duelo contra la anfitriona hasta los últimos minutos, cuando buscaron la remontada en vano.
Todo, para lo bueno y para lo malo, se ha basado en las rachas. Apenas se ha visto el juego que caracteriza a la selección desde hace unos años: ni buen lanzamiento, ni velocidad ni equilibrio. Si es algo pasajero o no habrá que dilucidarlo en los próximos encuentros.