La andadura olímpica de Kohei Uchimura no empezó demasiado bien. Primero fue la rocambolesca historia de su factura de miles de euros en teléfono por olvidarse de desconectar los datos del móvil mientras cazaba Pokémons en la Villa… cuando no había Pokémons en Brasil. Luego fue su tremenda caída en la barra en la clasificación. Pero el rey de la gimnasia voló más alto que nunca en la final de gimnasia artística por equipos para darle a su país el título que más quería el gimnasta: el oro por equipos.
Con la primera de las medallas olímpicas de Río ya colgando del cuello, Uchimura se mostraba mucho más confiado de cara a la prueba que, sin embargo, le ha colocado ya sin duda en el Olimpo de los gimnastas: la final individual, en la que se ha colgado, por segunda vez consecutiva, el oro.
No en vano, Uchimura es conocido como el Rey de la gimnasia. Suyos son el anterior título individual olímpico, conseguido en Londres, y los seis últimos Mundiales, además de 19 medallas en esta competición, y sigue sumando. Nadie sabe cuál es el límite de un trabajador incansable que sólo cree en un Dios: “El del entrenamiento”.
Un entrenamiento que comenzó cuando tenía apenas tres años, cuando sus padres, los también gimnastas Kazuhisa y Shuko Uchimura, le llevaron a un gimnasio en Nagasaki. Desde entonces, su vida gira en torno a probar una y otra vez ejercicios de las seis especialidades de la gimnasia, en las que ha llegado a una perfección técnica difícil de superar.
A los 15 años, en el gimnasio donde entrenaba no podían enseñarle más, y se trasladó al centro de alto rendimiento de Tokio a entrenar con Naoya Tsukahara, una leyenda en el país del sol naciente. Y fue cuestión de tiempo que empezaran a llegar las medallas, y lo hicieran a raudales. En Pekín 2008 se colgó la plata en el concurso completo, y subió de peldaño en el podio en Londres. Sólo tenía una espina clavada: el oro por equipos.
En Brasil, con 27 años y unos hombros completamente recuperados de sus lesiones, un torso poderoso y unos brazos de acero, lideró a sus compañeros Riohey Kato, Kenzo Shirai, Yusuke Tanaka y Koji Yamahuro a la gloria olímpica, con sendos ejercicios de salto y suelo estratosféricos.
Con la tranquilidad del trabajo hecho, a Uchimura le queda ahora pelear por el oro individual y en suelo. Y que responda a la pregunta del millón. ¿Aguantará el rey de la gimnasia hasta los Juegos que se celebran en su casa, en Tokio, en 2020? De momento él no quiere contestar, y mantiene el rostro serio cuando se le pregunta.
Al gimnasta que nunca sonríe sólo se le escapó una pequeña al subirse al podio por equipos en Río, un honor que Japón no conseguía desde los Juegos de Atenas en 2004. Devuelto el orgullo patrio, ahora queda luchar por el suyo. Y todo parece ir yendo bien. Incluso la compañía de teléfonos que le cobró casi 4.000 dólares por buscar Pokémons le ha rebajado la factura a 30 dólares. Y la cuenta de sus medallas suma y sigue.