Los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro no pasarán a la historia precisamente por su deportividad. El siempre pasional público brasileño está llevando al extremo el apoyo por sus deportistas, provocando la indignación y quejas de rivales, silbados e insultados por parte de la grada carioca.
El último en sufrirlo ha sido el saltador francés Renaud Lavillenie, que en su duelo con el brasileño Thiago Braz da Silva en una soberbia final de pértiga tuvo que aguantar los abucheos continuos del público que llenaba el Estadio Olímpico de Engenhão.
En un precioso mano a mano entre Da Silva y Lavillenie, el público brasileño, como era lógico, se puso del lado de su compatriota. Pero para auparle a la medalla de oro que consiguió (con un excepcional salto de 6,03 metros) usaron la peor de las técnicas en el deporte: pitar al rival. La tensión fue tal que cuando Lavillenie fue a saltar 6,08, buscando el oro, bajó el pulgar en claro señal a los espectadores.
"Esto no es fútbol"
"No puedo estar contento con eso. Ahora tengo que esperar otros cuatro años para recuperar el título", se quejó el francés, oro olímpico en Londres, que criticó abiertamente al público brasileño. "El atletismo no es lugar para esto. Esto no es fútbol. Es la primera vez que veo algo así en atletismo", comentó.
"No es una buena imagen para los Juegos. Yo no le he hecho nada a los brasileños", siguió explicando. Tal fue el calentón de Lavillenie que llegó a comparar el momento con el vivido en los Juegos Olímpicos de Berlín de 1936, cuando en la Alemania de Hitler el público estaba contra Jesse Owens. "No hemos visto eso desde entonces", dijo. Horas después se arrepintió con un mensaje en su Twitter. "Fue una reacción en caliente y me di cuenta de que me equivoqué. Pido disculpas a todos", escribió.
"Entiendo que apoyen a Thiago, pero no entiendo la falta de respeto a sus oponentes. Que se queden en casa, delante del televisor y que permitan a la gente que si quiere ver deporte ir al estadio", dijo también Lavillenie. "Es una frustración. Gané mi segunda medalla olímpica pero no puedo dejar Río con una sonrisa. Es una decepción. No hay ningún juego limpio por parte del público. Sentí malicia. Nunca lo vi en este deporte", añadió.
"Esta no es la vida real de este deporte. En todos los campeonatos nunca el público ha pitado a sus oponentes, ni aunque hubiera un atleta local. El público acabó arruinando la experiencia olímpica de una gran cantidad de saltadores", concluyó.
No es la primera vez que ocurre algo así en estos Juegos Olímpicos. Lo mismo ocurrió en gimnasia artística, donde el brasileño Arthuer Mariano consiguió la medalla de bronce tras superar al estadounidense Samuel Mikulak, también abucheado continuamente y el que tuvo que aguantar como sus errores durante la prueba eran jaleados.