El deporte educado. El deporte enseña. El deporte como vehículo de solidaridad, amistad o, directamente, como el mejor ejemplo de la paz. Así fue en la antigua Grecia, cuando las ciudades estado únicamente frenaban sus continuas batallas para enfrentarse de un modo más sano, más civilizado. Así sucedía por primera vez en el 776 a. C. y así volverá a suceder, porque los Juegos Olímpicos de invierno de Pyeongchan, que comienzan el próximo 9 de febrero, servirán, más de 2.700 después para rebajar tensiones y calmar los ánimos.
Dentro de la escalada nuclear que Estados Unidos y Corea del Norte protagonizan en los últimos meses, azuzados especialmente por el carácter y las declaraciones altisonantes de sus líderes, Donald Trump de un lado y Kim Jon-un del otro, las maniobras militares que anualmente realizan de forma conjunta los norteamericanos con Corea del Sur supondrían elevar varios puntos más la ya de por sí compleja situación geopolítica actual.
Sin embargo, Moon Jae-in, presidente surcoreano, y Trump han llegado a un acuerdo durante una conversación telefónica para detener tales maniobras y posponerlas, como mínimo, hasta después de la finalización de la cita olímpica, el próximo 25 de febrero. "Creo que ayudaría enormemente a asegurar el éxito de los JJOO de Invierno de PyeonChang el que usted mostrara su intención de retrasar los ejercicios durante el evento", le ha comentado Moon a Trump según la transcripción de la conversación.
Trump se mostró de acuerdo en aplazar las maniobras y le dijo a Moon que puede comunicarle a Pyongyang que no habrá juegos de guerra durante la cita.
Seúl ya pidió a finales de año a Washington que considerase el aplazamiento de los ejercicios para evitar que el régimen norcoreano, que suele considerar estas maniobras como un ensayo para invadir su territorio, responda realizando una nueva prueba armamentística.
Seúl ha respondido a los gestos de Pyongyang, con quien técnicamente se mantiene en guerra desde hace más de 65 años, proponiendo conversaciones de alto nivel el 9 de enero para tratar la posible participación olímpica del Norte, aunque el régimen norcoreano aún no se ha pronunciado a este respecto. El acercamiento entre ambas partes puede contribuir a aliviar la tensión tras las continuas pruebas armamentísticas de Pyongyang y las beligerantes respuestas de Donald Trump que marcaron 2017.
Una decisión marcada fundamentalmente por el anuncio del líder norcoreano de su intención de permitir a sus atletas participar en la cita en su vecino del sur. De hecho, Kim Jon-un abogó por hacer gala de la llamada 'diplomacia del deporte'. Así, los Juegos de Invierno "serán una gran ocasión para el país (Corea del Sur). Esperamos sinceramente que sean un éxito", dijo Kim, para quien el hecho de que los Juegos invernales se celebren en el año del 70 aniversario de la fundación de Corea del Norte recalca que "este año tiene importancia para las dos Coreas".