El ciclismo será una de las primeras pruebas que se juegue las medallas en Tokio, horas después de la inauguración de los Juegos Olímpicos. Además, será una de las primeras opciones de victoria o de podio de España, ya que Alejandro Valverde, la baza de Pascual Momparler y de todo su equipo, tiene muchas opciones de estar peleando por el triunfo final.
Es el gran objetivo de su temporada y el último de su carrera profesional después de haber superado ampliamente el centenar de victorias, haber ganado una gran vuelta, haber triunfado en un monumento y haber sido campeón del mundo, entre otros muchos éxitos. Sin embargo, enfrente tendrá a rivales de mucha entidad como pueden ser Tadej Pogacar, Richard Carapaz, Primoz Roglic, Vincenzo Nibali, Remco Evenepoel, Adam Yates o Joao Almeida.
No obstante, hay un rival que parece brillar con luz propia y al que todos dan como el principal favorito por su capacidad para rodar en solitario, por su punta de velocidad en meta en llegadas apretadas y por su sobrada capacidad para superar la montaña. Es el caso del belga Wout Van Aert, corredor del Jumbo-Visma que acaba de sorprender al mundo en el Tour de Francia y que liderará a su equipo nacional por delante de Remco Evenepoel.
Un Tour impecable
La mejor carta de presentación se la ha hecho el propio Wout Van Aert a sí mismo en la reciente edición del Tour de Francia. El ciclista belga ha sido una de las sensaciones de la carrera, ya que ha sido capaz de rendir en todos los terrenos además de salir triunfador de todas sus batallas. Solo le ha faltado poder vestirse de amarillo, pero se quedó a tan solo 30 segundos de arrebatarle ese mérito a su rival Mathieu Van der Poel.
Esa fue su primera batalla en el Tour, la pelea por el jersey de líder que mantuvo con el neerlandés en las primeras etapas. Se quedó muy cerquita de haber cumplido ese sueño, pero protagonizó junto al nieto de Raymond Poulidor algunas etapas de ensueño, con escapadas de cientos de kilómetros que plantearon una primera semana de carrera sublime.
Una vez se hundió en la general y perdió toda opción de ponerse líder, Van Aert se dedicó a otras labores que también ejecutó a la perfección. La primera de ellas fue la de ser el gregario de lujo de sus líderes. Tras el abandono de Roglic por caídas, le tocó dar la cara por Jonas Vingegaard y lo hizo a la perfección hasta el último día, ayudando a amarrar esa segunda posición en la general del Tour de Francia del danés.
Sin embargo, su brillantez no se quedó ahí, sino que dejó réditos muy importantes para el equipo como fueron sus tres victorias de etapa, todas en terrenos muy variopintos. La primera de ellas fue en la etapa que tenía como punto cumbre el paso por el Mont Ventoux. Allí, un rodador, clasicómano, contrarrelojista y sprinter llegado del ciclocross como Van Aert demostró que es un súper hombre pasando la montaña como el mejor escalador para apuntarse una victoria épica.
Fue una actuación portentosa que, aún así, no le pillaba de nuevas, porque el Mont Ventoux era una cima en la que se había probado a fondo años antes, cuando pocos sospechaban que podía ser capaz de llevar a cabo estas exhibiciones. Después demostró su polivalencia venciendo en la etapa contrarreloj entre Libourne y San Émilion para cerrar su Tour de Francia llevándose el sprint más emblemático, el de los Campos Elíseos de París y ante el maillot verde Mark Cavendish, rey de las volatas con cuatro triunfos y que se jugaba su victoria 35 para dejar a atrás a Eddy Merckx. Lo de Van Aert ha sido un Tour pocas veces visto.
En busca del oro
La prueba de ciclismo en ruta se disputará en la madrugada del sábado 24, por lo que será una de las primeras opciones claras de medalla para muchos deportistas y para muchos países. Allí estará España con Alejandro Valverde y toda su armada. El murciano está considerado también dentro de la terna de favoritos, aunque tendrá que hacer frente a nombres tan potentes como los Roglic, Pogacar o Carapaz.
Sin embargo, al que muchos señalan como la primera opción de medalla, incluso por encima del reciente ganador del Tour de Francia, es a Wout Van Aert. El belga ya ha confirmado en varias ocasiones que uno de los objetivos del año es estar en el podio olímpico y, sobre todo, luchar por el oro, un metal que tiene fijado entre ceja y ceja que quiere hacer suyo.
Llega en un excelente estado de forma después de lo visto en el Tour de Francia y además, llega con el subidón de haber sido el vencedor de las últimas dos etapas de manera consecutiva, por lo que tiene la chispa de la victoria muy reciente en sus piernas. Por si esto fuera poco, Bélgica acude a los Juegos Olímpicos con un equipo descomunal que trabajarán para el gran talento de Herentals, pero que serán capaces de jugar sus opciones de medalla de manera individual.
Con nombres como Remco Evenepoel, Tiesj Benoot, Greg Van Avermaet o Mauri Vansevenant, sería un fracaso importante para el combinado belga regresar sin una presencia en el podio. Además, el corredor del AG2R Citröen Team es el actual defensor del metal dorado ganado en Río de Janeiro 2016.
Un ejemplo de superación
De Wout Van Aert, a pesar de ser un ciclista que lleva poco tiempo en la carretera, cada vez se conocen más cosas. Lo que demuestra sobre su bicicleta es que es un auténtico líder y un ciclista todoterreno, capaz de ganar en cualquier carrera, en cualquier tipo de llegada y casi en cualquier superficie.
En su palmarés figuran victorias tan importantes como tres campeonatos del mundo de ciclocross, clásicas de primer nivel como la Milan-Sanremo, la Amstel Gold Race o la Strade Bianche, o campeonatos como los nacionales de Bélgica en ruta y contrarreloj. Además, en su palmarés figuran tres participaciones en grandes vueltas, las tres en el Tour de Francia, y junto a sus dorsales descansan hasta seis victorias de etapas, las tres últimas ganadas hace tan solo unos días. Y todo con 26 años.
Sin embargo, Wout Van Aert, además de ser un ciclista multidisciplinar y seguramente el más completo del pelotón en estos momentos, también guarda en su figura una historia de superación, la que vivió después de tener un gravísimo accidente en el Tour de Francia de 2019.
Con una etapa ya en el bolsillo después de haberse llevado el sprint de Albi en la décima etapa, Van Aert se plantó en la contrarreloj del decimotercer día con la victoria casi cantada a falta de algo más de un kilómetro para el final. Sin embargo, al pasar muy pegado a una valla, el belga terminó enganchándose y yéndose al suelo provocándose una lesión mucho más importante de lo que parecía.
Van Aert ha reconocido muchas veces que aquella caída fue culpa suya, pero que el accidente fuera tan grave fue del Tour de Francia, ya que la valla con la que se tocó tenía unos enganches muy peligrosos que terminaron clavándose en su cadera provocándole el desgarro de varios músculos. Tal fue el destrozo que se hizo que tuvo que ser operado de urgencia. Nada más recibir las primeras asistencias médicas, a Van Aert le preguntaron si podía mover las piernas y si las sentía, algo que asustó mucho al corredor porque, efectivamente, no podía sentirlas.
A pesar de que solo fue un corte, la profundidad y la zona hicieron que la lesión fuera bastante importante. Por si esto fuera poco, a la negligencia con los famosos enganches que le desgarraron se unió una mala primera operación que le hizo pasar una segunda vez por el quirófano para intentar arreglar todo el estropicio.
Lo que iban a ser unos días de reposo terminaron siendo meses de mucho trabajo y esfuerzo por recuperarse. Perdió toda la fuerza y la masa muscular de su pierna derecha, algo que no se imaginaba en un primer momento, aunque eso no le impidió volver más fuerte que nunca para seguir con una progresión meteórica que le ha convertido en los últimos años en uno de los mejores ciclistas del mundo y en uno de los corredores que más espectáculo da carrera tras carrera.
Una temporada clave
Van Aert está en un momento dulce de su carrera y en una temporada que puede significar un antes y un después para él. Hace años ya demostró que además de ser uno de los mejores en ciclocross también podía serlo en carretera. Se especializó en pruebas como clásicas o sprints que, por sus características, se le adaptaban a la perfección. Después se convirtió en un portento contra el crono y ahora ha demostrado que es capaz de adaptarse a cualquier circunstancia, incluso a la montaña.
Vencer en tres etapas del Tour de Francia, cada una de un tipo diferente, le ha hecho dar salto importante en su trayectoria. Además, llega tras haber disputado este año su primera general de vuelta de una semana. Fue en la Tirreno-Adriático donde consiguió aguantar como segundo a solo un minuto de Tadej Pogacar y aventajando en tres minutos a corredores como Mikel Landa, Egan Bernal o Joao Almeida.
Estos éxitos y verse capaz de ofrecer estas prestaciones le han hecho plantearse la posibilidad de, en un futuro, intentar prepararse para las generales y poder buscar una victoria en el Tour de Francia. Para ello tendrá que perder varios kilos e intentar mantener su potencia en los grandes puertos para batir a los mejores escaladores, pero sin perder prestaciones en la contrarreloj.
De ganar en Tokio, donde se las verá con los mejores corredores de grandes vueltas en una jornada marcada por el desnivel y la montaña, recibiría otro importante impulso hacia este espectacular reto de completar su transformación como corredor de manera definitiva. Además, sería su primer gran éxito antes de que pueda optar a premios como mundiales o grandes vueltas. Además, tiene ante sí el reto de intentar ganar dos oros, en la prueba en ruta y la contrarreloj, algo que no ha conseguido nadie en la historia. Solo Jan Ulrich en el año 2000 estuvo a punto de rozarlo, ya que se llevó el oro en ruta y la plata en contrarreloj. Retos importantes para Van Aert en una prueba que puede ser clave en su carrera y en la que tendrá que batir a favoritos como Pogacar o Roglic y al sueño de Valverde en su último baile.
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