Fue hace poco más de un año cuando Elena Myers, el gran talento del motociclismo femenino estadounidense, anunció que se retiraba de la competición con sólo 22 años por falta de patrocinadores. Una noticia sorprendente después de terminar la temporada 2015 en la quinta posición de la general de Superbike del campeonato MotoAmerica -donde ahora compite el español Toni Elías- y sólo superada por pilotos de la talla de Cameron Beaubier, Josh Hayes, Roger Lee Hayden o Jake Lewis.
No ha sido hasta ahora cuando la piloto se ha decidido ha desvelar los auténticos motivos de su adiós a las motos tras confesar, en una entrevista en la revista Philadelphia Magazine, que con 20 años sufrió una agresión sexual mientras se sometía a una sesión de fisioterapia en el spa del hotel Loews Philadelphia en el mes de septiembre de 2014.
“Solía ser una persona muy feliz. Me gustaba salir y nunca había tenido ningún problema, pero me convertí en una persona muy temerosa y no me reconocía. Tenía ataques de ansiedad, lo que no cuadraba en absoluto con mi carácter”, reconoce Myers, que no se veía capacitada para pilotar una moto a más de 300 km/h cuando antes había ganado una carrera del AMA Pro Supersport, en el circuito de Sonoma, con sólo 16 años o tras haber pilotado una MotoGP -la Suzuki de Álvaro Bautista-, en el trazado de Indianápolis en 2011.
La pesadilla comenzó tras una carrera en New Jersey, donde sufrió una caída que le produjo hinchazón en una rodilla y dolor en la espalda. Por esa razón, decidió contratar una sesión de fisioterapia en el spa del hotel donde se alojaba junto a su madre. “Comenzó a tocarme mis genitales por encima de las bragas y a apretarme las nalgas. Me quedé en shock. Él era mucho más grande que yo y no quería que fuera a más. Fue terrorífico”, confiesa la piloto, quien asegura que no recuerda cuánto tiempo transcurrió hasta que el fisioterapeuta Jerome McNeill se marchó de la sala donde estaban ambos.
“Presenté una queja en el hotel y lo único que recibí fue una vaga disculpa y una invitación a una comida para compensar la mala experiencia. Después pensé en ir a la policía, pero no quería pasar por eso. Quería seguir adelante y olvidarlo”, reconoce arrepentida por dejar pasar el tiempo y no haberlo denunciado antes porque hasta septiembre de 2016 no se decidió a hacerlo.
Fue entonces cuando descubrió que Jerome McNeill también había sido acusado por otra clienta de “asalto indecente” sólo dos meses antes. Según la revista Philadelphia Magazine, son tres las mujeres que han acusado a McNeill de los mismos actos después de que en 2007 también fuera juzgado por violar hasta en tres ocasiones a una niña de 12 años, aunque salió absuelto porque el testigo clave no compareció en el juicio.
“Espero que esto ayude a que otros hombres y mujeres en circunstancias similares consigan la ayuda necesaria para lidiar con el trauma de una agresión sexual. Por favor, no os calléis”, concluye Myers tras narrar su desgarradora experiencia.