Una bandera de España firmada con mensajes de cariño y ánimo por los trabajadores de su karting ha acompañado a Carlos Sainz y a Lucas Cruz a lo largo de los 15 días de competición del Dakar a través de Perú, Bolivia y Argentina. Una bandera que ha viajado mucho, pero que el piloto español olvidó en el hotel el día más importante: cuando se coronó como el piloto más veterano (55 años) en ganar el trofeo con el rostro del tuareg en la ciudad argentina de Córdoba, donde ganó hace 14 años su última prueba en el Campeonato del Mundo de Rallys. Una y mil anécdotas han relatado los flamantes ganadores del Dakar en la edición más dura desde que la carrera llegó a Sudamérica hace una década.
Un recibimiento por todo lo alto, en el que Carlos Sainz ha disfrutado de la compañía de su mujer Reyes y de sus tres hijos: Carlos, que le dedicó una emotiva carta el pasado sábado tras proclamarse campeón, Blanca y Anita. Una misiva en la que relataba el sufrimiento de toda la familia y, en especial, de su madre. “Todo el mundo se pregunta si este va a ser el broche final a tu carrera y vas a colgar el casco (sabes que a mamá esa idea le hace muy feliz). Yo por mi parte te apoyaré y animaré en lo que decidas”, rezaba la carta escrita por el piloto de Fórmula 1.
Tras un emocionante recibimiento, Carlos Sainz y su copiloto Lucas Cruz han compartido una conferencia de prensa en el hotel Hilton de Madrid en la que el piloto español ha asegurado que todavía no ha tomado una decisión sobre su futuro después de que Peugeot anunciara que este era el último Dakar de la marca francesa. “No es una decisión que haya tomado al 100%. Ahora es un momento de reflexión, de hablar con familia y amigos, y ya decidiré”, expuso.
“Entiendo que haya mucha gente, no sólo este año sino otros, que se haya preguntado por qué sigue este hombre corriendo, no lo necesita y tiene una edad. Creo que el tiempo, de alguna manera, me ha dado la razón. Estaba convencido de que podíamos ganar otra vez el Dakar gracias al trabajo, la preparación y el respeto que requiere una carrera para una persona como yo”, ha argumentado Sainz, que tenía una espina clavada después de que en la pasada edición se viera obligado a abandonar cuando marchaba líder y sólo restaban tres jornadas para la conclusión de la carrera.
“Seré piloto toda la vida, pero soy consciente de que llegará el día de dejar de correr”, ha zanjado el ganador de la carrera más dura del mundo, que ha confesado que las cosas no comenzaron como ellos esperaban y que la primera semana de competición fue muy complicada.
“El segundo día Lucas se encontró mal. Vomitó seis o siete veces dentro de su bolsita de plástico y aguantó como un tío. Yo le preguntaba ‘Quieres que pare’ y él me decía ‘Sigue, sigue’. Encima pinchamos dos veces y perdimos 17 minutos... Empezar así el rally fue un golpe demasiado duro porque, en teoría, eran etapas favorables para nosotros. Quizá fue el peor momento”, ha relatado el bicampeón del Dakar, que ha tenido palabras de agradecimiento para Lucas Cruz. “Es una gran persona, nunca tiene una mala palabra y me ayuda mucho a quitarme cosas de encima. Lucas es un gran copiloto, que en el Dakar es mucho más importante que en el Mundial de Rallys”, ha rematado Sainz ante su copiloto, aferrado al trofeo con el rostro del tuareg.
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