“Pilotos, ¡qué gente!”, solía decir el Commendatore Enzo Ferrari, fundador de la mítica escudería que lleva su nombre, para describir el carácter y la idiosincrasia que caracteriza a los jóvenes amantes de la velocidad que se suben a los bólidos más rápidos de la tierra cada fin de semana de Gran Premio.
En un fin de semana donde quienes gobiernan la Fórmula 1 vuelven a demostrar su incapacidad para ponerse de acuerdo y ofrecer un producto ganador e interesante a los aficionados (a quienes de nuevo se les ha prohibido disfrutar del formato de clasificación que mejor resultados daba a la categoría y que mejor valoración tenía), los pilotos han salvado el domingo el espectáculo con una carrera plagada de luchas, contactos y emocionantes cuerpo a cuerpo durante todo el Gran Premio.
Los pilotos salvan la cara de quienes este fin de semana les han recordado que no son dignos de levantar la voz, que son unos asalariados sin voz ni voto que no deben ni imaginarse por un momento ser merecedores de ningún derecho para pedir un puesto entre quienes mandan en la F1, como ha dejado claro secamente Bernie Ecclestone en sus declaraciones del sábado.
"Asalariados"
Los "asalariados" pilotos han resucitado la pasión a millones de espectadores gracias a su voluntad de demostrar que son los mejores del mundo en cada curva de cada vuelta de un circuito que ha permitido luchas casi en cada sector bajo unos focos que iluminaban cada batalla.
Ferrari ha vuelto a autoexcluirse de la lucha por la victoria a pesar de contar con un ritmo de carrera capaz de mantenerle el ritmo a los todopoderosos Mercedes por una nueva avería mecánica que ha impedido a Sebastian Vettel tomar la salida. Kimi Räikkönen, mientras tanto, se ha eliminado de la lucha por la victoria con una mediocre salida que ha desechado cualquier opción de lucha al tiempo que, desde el muro del equipo, la mentalidad ganadora que siempre se espera de Ferrari parece perdida irremediablemente, confirmando cómo los errores estratégicos vistos en Melbourne no han sido fruto de los nervios de la primera carrera sino de un complejo de inferioridad que impide creerse verdaderamente capaces de ganar e implementar decisiones agresivas para tratar llegar a lo más alto del pódium.
Pilotos y coraje es los que el domingo nos ha dejado sobre la pista bajo el manto nocturno. Un domingo que ha sacado a relucir grandes adelantamientos y luchas formidables como las que ha protagonizado Stoffel Vandoorne, quien ha aprovechado una oportunidad que la fatalidad del destino de Alonso le ha permitido para mostrarse ante el mundo como una alternativa de futuro, gracias a un carrerón en su debut en la categoría con un coche desconocido. Ha sabido llevar a lugares a los que sólo las manos del bicampeón español parecían destinadas a conseguir.
Grosjean, entre los diez primeros
Los auténticos como Grosjean han obrado realidad que cada carrera es menos milagro o casualidad al llevar el monoplaza norteamericano nacido bajo la batuta de Ferrari de nuevo entre los diez primeros, como ya adelantamos en EL ESPAÑOL durante la pretemporada, generando un fuerte ´escozor´ entre muchos equipos que cada vez critican más y más el nacimiento de un equipo estratégico para Bernie Ecclestone, que negoció un segundo Gran Premio en las calles de Las Vegas en su misión de conquistar los Estados Unidos.
El piloto francés de Haas ha cerrado la boca a los jefes de Williams, que durante las últimas semanas no han parado de criticar al equipo a base de adelantamientos en detrimento del equipo británico que hace tres semanas se veía delante de los Ferrari como alternativa a Mercedes, pero que una vez más han finalizado la carrera siendo doblados. Un año más, no son capaces de dar el salto final para luchar por el podio.
Pilotos hechos de una ´pasta´especial, como Max Verstappen, quien se está ganando cada día más un puesto en un gran equipo gracias a una nueva carrera siempre al ataque, que además luce el doble por aprovecharse del infortunio que parece no cesar del madrileño Carlos Sainz; el español ha debido retirarse tras sufrir un pinchazo provocado por la colisión protagonizada por Sergio Pérez, que ha condicionado su participación en el GP de Baréin desde la primera vuelta, obligándole a abandonar para preservar el motor pese a la desilusión del madrileño: "No estoy contento, porque teníamos potencial para marcar muchos puntos".
Lucha en los puestos de atrás
La ausencia de una lucha de verdad por la victoria tras la renuncia de Ferrari que ha fallado como equipo, como estrategia, con el único piloto en pista tras una salida paupérrima y como fiabilidad, que ha impedido una verdadera batalla por la que hubiera sido su primera victoria en 2017 ha permitido que equipos pertenecientes a la parte media y baja de la parrilla nos deleiten con luchas de todos contra todos como la de Wehrlein con Ericcsoon a dos vueltas del final disputándose la duodécima posición demostrando que la belleza del motorsport no está siempre en los puestos de cabeza.
Con un Gran Premio lleno de batallas hemos echado de menos algún resquicio o pérdida de atención por parte de la diosa fortuna sobre el imparable equipo Mercedes que una vez más a pesar de chocarse dos veces seguidas en la primera curva en los dos Grandes Premios disputados, nunca tienen una avería ni un pinchazo (a saber que pensará de esto Sainz) y donde una avería es casi impensable para la teutónica cultura que se mantienen en el equipo. La carrera de hoy hubiera sido espectacular de haber eliminado a una de las balas de plata para que las luchas que hemos vivido por cada posición se hubieran producido también por los primeros puestos al caer la bandera a cuadros.
Mientras tanto, Fernando Alonso ha tenido que ver cómo los primeros puntos que consigue su equipos han venido dados por el piloto debutante que le ha sustituido: algo que ha tenido que ver, como el mismo ha admitido desde sus cuentas en las redes sociales, “desde la barrera”.
Crecimiento de McLaren-Honda
McLaren-Honda está creciendo día a día en cada carrera, marcando el paso justo para ser protagonistas y dar el salto a los lugares de cabeza en 2017, pero asistir a la puesta de largo de una joven promesa en tu propio coche nunca es un plato de buen gusto.
El piloto español ha visto el potencial de su monoplaza, aunque en manos de un joven que ha brillado en la noche de medio oriente, motivo que le hace incrementar su entrenamiento y lucha personal por volver cuanto antes a subirse a su montura para ser protagonista por lo resultados en pista y no por sus imágenes en el muro del pitlane.
El fin de semana ha mostrado cómo la Fórmula 1 no sabe conectar ni ofrecer el formato y el producto que las audiencias quieren ver en la televisión alrededor del mundo. Menos mal que siempre estarán los pilotos, quienes de verdad aportan el espectáculo, los únicos que sí están en sintonía con los fans y que comparten su verdadera pasión por el espectáculo. Pilotos únicos e irrepetibles, pilotos, ¡qué gente!