Durante el viernes en el lejano oriente los jefes de los equipos se han reunido con los representantes de Pirelli y el delegado técnico de la FIA, Charlie Whiting, para tratar de llegar a un acuerdo que solucione el estancamiento que sufren las normas de los coches que tienen que cambiar y protagonizar el mundial de 2017.
La reunión ha sido fructífera tras alcanzar un principio de acuerdo para modificar el reglamento deportivo en vigor este año que ahora tienen que ser votado por la Comisión de la F1 y el Consejo Mundial para ser ratificado formalmente.
Los cambios del reglamento permitirán a Pirelli probar los nuevos neumáticos que cambiarán el aspecto de los Fórmula 1 que conocemos en la actualidad. Como si de una vuelta al pasado se tratase, las gomas serán significativamente más grandes con el fin de garantizar un mayor grip mecánico que se completará con cambios aerodinámicos dirigidos a aumentar la velocidad de unos monoplazas que incrementarán su carga aerodinámica.
El plan de pruebas en pista de Pirelli se estructurará en dos fases. En primer lugar se utilizarán coches diferentes comprendidos entre los años 2012 y 2014. Una vez determinados los compuestos para la próxima temporada por parte del fabricante italiano, los equipos pondrán a disposición de Pirelli coches de 2015 con suspensiones adaptadas a las nuevas ruedas de 2017.
Los equipos que suministrarán los monoplazas para las pruebas serán Ferrari, Mercedes, Red Bull, Williams y McLaren.
Christian Horner ha confirmado que Pirelli ayudará a sufragar los costes extras que estas medidas generan, aunque según el austriaco los equipos han aceptado las condiciones ante la “paranoia” de verse fuera de juego frente a sus competidores más directos que tendrán datos de primera mano de un elemento que obliga a plantear el diseño de los nuevos monoplazas que deben seducir al público de una forma totalmente diversa a la actual.