La clasificación del Gran Premio de España subió la temperatura de los aficionados y protagonistas del mundial con la misma intensidad de un asfalto que marcaba el mayor número de grados centígrados registrado en todo el fin de semana, situación que cambiaba por completo las referencias la pista española acumuladas por los pilotos durante las pruebas de entrenamientos libres previas.
En la Q1 la sorpresa que aprovechó Alonso
La Q1 trajo las primeras sorpresas de la clasificación tras quedar Felipe Massa con su Williams descartado a la primera de cambio, mientras en el último segundo Jenson Button lograba pasar a Q2. El McLaren Alonso cumplía sin problemas mientras el británico flaqueaba en comparación con el campeón español.
El equipo Williams, que hace pocas semana declaraba estar al nivel de Ferrari y poder competir con los italianos por el podio, perdían el primer de sus pilotos durante el primer corte en una pista que revela la realidad del potencial de cada equipo.
La Q1 dio el primer aviso del desbordante talento de Max Verstappen que en su segundo día a bordo del Red Bull Racing se colocó tercero por delante una vez más de su nuevo compañero de equipo Daniel Ricciardo que precedía a los dos Ferrari.
La Q2 más cara del mundial
La segunda parte de la clasificación alzó la apuestas con unos pilotos que no se reservaron lo más mínimo hasta el punto que parecía que la lucha fuera por la oile y no por el paso a la sesión final.
Lewis Hamilton estrenó la sesión con un tiempo descomunal en un intento de reivindicación, en un momento donde los focos cada vez se desplazan más hacia su compañero Nico Rosberg, que desde el viernes le había mantenido por detrás en todas las sesiones.
Tras la lección de Hamilton, Verstappen dejó boquiabierto al mundo de la Fórmula 1 marcando el tercer mejor tiempo con su monoplaza, que no cuenta con una unidad de potencia comparable ni con Ferrari ni mucho menos con Mercedes. Con una diferencia de 1.019 sobre el mejor tiempo de Q2, el recién ascendido se colocó a rebufo de las balas de plata por delante una vez más de los dos Ferrari.
La valiente apuesta de Marko y Horner con su controvertido cambio en la alineación de pilotos ha sido todo un acierto y sirve para alejar al que catalogan en el paddock como el nuevo Senna de las garras de la Scuderia de Maranello y de Mercedes que seguían muy de cerca al jovencísimo talento.
La Q2 regalaba a los aficionados que inundaban la pista española y se agolpaban delante de la televisión la confirmación de las buenas sensaciones de Carlos Sainz y Fernando Alonso dejaron en los labios de sus seguidores conquistando un merecido puesto para competir en una de las Q3 más complicadas de acceder en los que va de mundial.
La hora de la verdad llegó con la Q3
La última sesión de la clasificación era la última oportunidad de Lewis Hamilton de agarrarse a la remontada metiendo un tanto psicológico importante a rival y compañero de box Nico Rosberg conquistando la pole.
En su primer intento por repetir el super-tiempo obtenido en Q2, Hamilton sucumbió a la presión cometiendo un fallo que destrozó su tiempo, mientras que el alemán continuaba rodando con esa paz interior que le ha llevado a conquistar los últimos siete Grandes Premios.
A seis minutos del final, Max Verstappen robaba el protagonismo a Mercedes, Ferrari y hasta a los pilotos españoles, metiéndose entre las balas de plata a tan sólo 0.728 del mejor tiempo de Rosberg en ese momento.
Ferrari palidecía al verse impotente de luchar no sólo con Mercedes sino con el nuevo talento que por fin el gran público comenzaba a descubrir. Viéndose impotentes de luchar con los de arriba, los italianos dieron prioridad a la carrera, donde si tienen ritmo, tratando de reservar un juego de neumáticos ´frescos´para el domingo.
Tras los protagonistas de los primeros momentos de Q3, Carlos Sainz y Fernando Alonso se la jugaban a un sólo tentativo mientras que Hamilton y Rosberg se jugaban a una carta la pole más disputada hasta el momento.
El inglés destrozó el cronómetro con un impresionante 1:22.000 que reivindica un talento al que muchas veces la Fórmula 1 no hace suficiente justicia. El primer paso para la remontada gracias a una pole que significa mucho más que una primera posición en la parrilla del domingo.
Tras Mercedes, la segunda línea viene copada por Red Bull, que sobrepasa ampliamente a Ferrari y saca pecho a la espera del nuevo motor que llegará en Canadá avisando que, si en España pueden estar tan cerca de Mercedes, en Mónaco será el resto quien esté por detrás del equipo de la bebida energética.
En el último momento Daniel Ricciardo arrebató la gloria a Verstappen gritando por la radio sin parar, consciente que de haber quedado por detrás del recién llegado hubiera supuesto un mazado brutal para su futuro, sus palabras tras cruzar la meta dejaban claro su estado de ánimo como algo “absolutamente mágico”.
Carlos Sainz y Fernando Alonso exprimieron al máximo sus monturas pero cumplieron el sueño de estar entre los diez primeros en la parrilla del Gran Premio de España.
Alonso, satisfecho. Sainz, cauto
El asturiano se mostraba satisfecho tras bajarse de su McLaren-Honda, consciente del gran paso dado el sábado en el circuito de casa. “Por fin hemos entrado en la Q3, nos sentimos más competitivos cada día”, comentó Alonso.
Fernando sabe que este domingo no sólo la potencia y la pericia al volante serán importantes, para el asturiano la clave estará en “la degradación será la clave en la carrera de este domingo”.
Carlos Sainz no escondió sus sensaciones tras entrar en Q3 aunque recalcaba el mensaje que repetía tras su quinto mejor tiempo del viernes. “Todo el fin de semana hemos ido bastante bien, lo de ayer [por el viernes] era surrealista, por eso quería calmar a los medios”, comentó el madrileño