Un año después de ausentarse del Principado para poder disputar las 500 Millas de Indianápolis, Fernando Alonso vuelve a ser de la partida en el Gran Premio de Mónaco. Quizá la carrera más emblemática del Mundial de Fórmula 1. Y, de momento, la única parte de la ecuación de la Triple Corona del automovilismo resuelta por el asturiano (le falta ganar en Indy y las 24 Horas de Le Mans). Aunque, ahora mismo, volver a reinar en Montecarlo no parece estar entre los planes más inmediatos del bicampeón del mundo.
Su victoria con McLaren en 2007 y la que consiguió con Renault en 2006 ya quedan muy lejos en el tiempo. Su mejor resultado de los últimos tiempos entre el lujo y la ostentación monegasca fue un cuarto puesto con Ferrari en 2014. Puede que la escudería italiana sí pelee por la victoria este fin de semana, pero la posibilidad de que el equipo de Alonso lo haga es mucho más utópica. A pesar de que, muchas veces, el azar y el caos caracterizan las 78 vueltas de Mónaco, sólo las grandes escuadras parecen tener la victoria y el podio al alcance allí.
De ahí el escepticismo de Alonso con cuál puede ser su papel el domingo. “Mónaco tiende a nivelar un poco las fuerzas y es como tirar un dado, pero al mismo tiempo nunca hemos visto ganar aquí a un equipo de media tabla para atrás. Siempre creemos que Mónaco es especial, pero al final ganan los mismos. En el podio siempre vemos a Mercedes, Ferrari y Red Bull. Aquí no hay muchas sorpresas”, se resignó el español en la previa.
El McLaren vuelve a tener alguna leve mejora tras las introducidas durante el Gran Premio de España. En concreto, una nueva ala en T de mayor tamaño y pegada a la parte de fibra azul de la tapa del motor para ganar aerodinámica. Además de nuevos conductos interiores para la refrigeración del motor. Sin embargo, Alonso es pesimista de cara a este Gran Premio. Según él, habrá más evolución en Montreal y Francia.
“Aquí tenemos un par de mejoras y deberán llegar más en las próximas pruebas. Estamos en un buen momento del año en términos de comprender el coche y de solventar los puntos débiles. Creo que estamos mejorando y nos sentimos más competitivos, definitivamente en la dirección adecuada. Me siento muy positivo para las dos próximas carreras y creo que vamos a encontrar bastantes prestaciones con las próximas mejoras”, advirtió. ¿Conclusión? En Mónaco las previsiones tienden más a un lugar “entre el quinto y el décimo”.
Algo que quedó confirmado este jueves. Tras una primera sesión de entrenamientos libres en la que Alonso no pudo sacar nada en claro por problemas mecánicos (apenas pudo rodar y acabó decimoséptimo), logró un noveno puesto en la segunda. En una carrera en la que los adelantamientos escasean más de lo habitual, hacer una buena clasificación el sábado importa lo suyo. Y ni siquiera lograrlo asegura nada de cara a la carrera.
“Es uno de los circuitos que supone un mayor desafío técnico. Simplemente por el nivel de habilidad y concentración que necesitas para completar una vuelta en 78 ocasiones, como para negociar con el tráfico, la estrategia, la meteorología y todo lo demás que se te presenta en esta carrera tan loca”, opinó el ovetense.
“He corrido durante 18 años aquí y cuando el coche estaba bien ganábamos y cuando el coche no estaba bien luchábamos por entrar en la Q3. Este es un circuito en el que no es fácil sorprender, pero en el que es muy fácil equivocarse. Intentaremos no cometer errores y que luego la posición sea la mejor que podamos conseguir”, cerró Alonso. No sin nostalgia por el reto que asumía el año pasado por estas fechas (pelear por la victoria en Indianápolis), muy distinto al que afrontará ahora (puntuar).
El perfil bajo al que se agarra el piloto estrella de McLaren contrasta con el mayor optimismo de su jefe, Eric Boullier, de cara a estos días. “Sobre los puntos, puede pasar cualquier cosa, y vamos a luchar duro, como siempre. Con fiabilidad, una estrategia buena y dos pilotos que conocen bien esta pista, todo está en juego”, lanzó esperanzado el mandamás de la escuadra británica. Eso sí, “acabar la carrera con ambos coches intactos es el primer paso”.
Pero, como se puede comprobar, Boullier no se atreve a descartar que Alonso y su compañero Stoffel Vandoorne den la sorpresa en Mónaco. Tanto como para cosechar su mejor resultado de lo que va de temporada, con la imprevisibilidad como mejor aliada en una carrera que se prevé emocionante y loca. Ese es precisamente el mayor peligro de este Gran Premio: los abandonos y accidentes.
Alonso nunca olvidará el que protagonizó con Ralf Schumacher en 2004, cuando una carrera que apuntaba a doblete de Renault acabó con el monoplaza de Fernando totalmente destrozado. Tampoco pudo terminar la carrera en 2001 ni en 2015. No obstante, son actuaciones tan esperanzadoras como la de 2016 (quinto) las que deben prevalecer. O como la de 2010, cuando remontó desde la 24ª hasta la sexta plaza. Ver para creer en una prueba con tan pocas posibilidades de adelantamiento como esta. Si Alonso obró un milagro así en su día… ¿por qué no va a lograr vencer al pesimismo ahora? No sería la primera vez.
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