Cuatro meses después han regresado al lugar del crimen, al mismo escenario donde Valentino Rossi y Marc Márquez protagonizaron un incidente que convulsionó el final de la pasada temporada y que después les llevó a romper cualquier lazo que les vinculase. Una relación que parece irreconciliable tras las declaraciones que el piloto italiano realizó hace dos semanas, en las que dejó claro que no hay olvido ni perdón. Il Dottore todavía no ha pasado página, pero la pretemporada de MotoGP ha arrancado en Sepang con la mayor revolución técnica en la última década.
La introducción de los nuevos neumáticos Michelin, con una llanta más ancha que ha pasado de 16,5 a 17 pulgadas, trajo de cabeza a los pilotos de MotoGP en el test posterior a Cheste porque el neumático delantero no tenía suficiente agarre y se produjeron múltiples caídas. El fabricante francés ha trabajado a conciencia durante el invierno y las quejas han desaparecido tras la primera jornada de entrenamientos en Sepang. Jorge Lorenzo (2:00.684) marcó el mejor crono con una ventaja de más de un segundo sobre su compañero de equipo.
Adiós a la clase Open
La llegada de la misma centralita electrónica de Magneti Marelli recortará las diferencias entre las fábricas más poderosas y el resto, por lo que desaparece la clase Open y ya no habrá neumáticos extra blandos para la clasificación. Todas las motos dispondrán de un depósito de 22 litros y siete motores por temporada, lo que beneficia a Honda y Yamaha, que hasta la fecha disponían de cinco.
A pesar de todas estas novedades, lo que más preocupa a Honda es el propulsor, sobre todo después de la experiencia de la pasada temporada cuando se vieron lastrados por un motor demasiado agresivo. Tanto Márquez como Pedrosa disponen de dos especificaciones diferentes en Sepang. Por un lado cuentan con el motor que probaron en Cheste y Jerez el pasado mes de noviembre; mientras que HRC ha llevado una nueva evolución al primer test de pretemporada.
“La evolución del motor supone una pequeña mejora, aunque sigue siendo demasiado agresivo, y tampoco la electrónica me permite pilotar cómodo. Los neumáticos, básicamente, no me suponen un gran problema pero tengo que cambiar mi forma y mi estilo de pilotaje. Con los Bridgestone era capaz de frenar mucho más tarde y sacar ahí el tiempo por vuelta, pero con los Michelin no puedo frenar tan tarde”, valora Márquez, que ha concluido la jornada en la séptima posición, a un segundo y medio de Lorenzo: “Quizás Jorge está mucho más lejos de lo que esperábamos. Valentino está más cerca, pero necesitamos tiempo para adaptarnos a la nueva electrónica y encontrar el feeling con los neumáticos. Estamos intentando trabajar y apretar más pero, por lo que parece, tenemos que mejorar mucho”.
Más optimista se muestra Pedrosa, después de concluir en la tercera posición y a poco más de un segundo del vigente campeón del mundo de MotoGP. “Lo bueno es que Honda conoce los problemas y está trabajando duro para resolverlos. Yo estoy dando todas las indicaciones posibles para aportar la mayor cantidad de información y avanzar en todas las áreas. Necesitamos tiempo para entender la nueva electrónica y tratar de endulzar la potencia del motor. A ver si podemos terminar el test con mejores sensaciones de las que hemos empezado”, razona el piloto del equipo Repsol Honda.