No han querido esperar más tiempo para hacer oficial un anuncio que ya se había convertido en un secreto a voces en el paddock y han decidido que la semana del Gran Premio de España, que se disputa este fin de semana en el circuito de Jerez, era el momento idóneo para comunicar que Jorge Lorenzo vestirá de rojo las dos próximas temporadas tras convencerle el proyecto deportivo que le presentó Gigi Dall’Igna, director general de Ducati Corse.
Un plan que beneficia a ambas partes porque la fábrica de Borgo Panigale necesita a un piloto top para hacer campeona a su Ducati Desmosedici, algo que hasta la fecha sólo ha conseguido Casey Stoner (2007), que ahora ejerce para ellos de piloto probador. A Lorenzo, que pasará a cobrar cerca de 25 millones de euros por las dos campañas en Ducati, le fascina el reto de volver a ser campeón del mundo de MotoGP con otro fabricante distinto después de obtener tres títulos de la clase reina (2010, 2012 y 2015) con Yamaha en nueve temporadas, en las que ha conseguido hasta la fecha 41 victorias, 99 podios y 36 poles.
Un desafío que sólo un reducidísimo y selecto club de pilotos han sido capaces de completar porque únicamente lo han conseguido cinco a lo largo de los 68 años de historia del campeonato del mundo: Geoff Duke (Norton y Gilera), Giacomo Agostini (MV Agusta y Yamaha), Eddie Lawson (Yamaha y Honda), Valentino Rossi (Honda y Yamaha) y Casey Stoner (Ducati y Honda).
Lorenzo tendría la oportunidad de entrar en ese selecto club de MotoGP con una Ducati Desmosedici que ha dado grandes pasos en las últimas dos temporadas y se ha convertido en una moto competitiva gracias a los conocimientos aportados por Gigi Dall’Igna, con el que el piloto español se proclamó bicampeón del mundo (2006 y 2007) de 250cc cuando ambos trabajaban para Aprilia. “La Ducati tiene el mejor motor de la parrilla”, alabó el piloto español durante la primera cita de la presente temporada sobre una moto que también es lo suficientemente agilidad en las curvas para adaptarse a la finura de Lorenzo.