Arropado por sus tifosi y cargado de la motivación extra que supone correr en un escenario como el trazado de Mugello, donde todo es amarillo, Valentino Rossi se sentía fuerte y preparado para pelear por la victoria con Jorge Lorenzo tras conseguir la pole el día previo. Una fiesta demasiado corta, porque sólo duró nueve vueltas. Un jarro de agua para el piloto italiano y para sus seguidores, que comenzaron a abandonar el trazado de la Toscana cuando Il Dottore rompió el motor de su M1 y marchaba en la segunda posición, justo por detrás de su compañero de su equipo.
“Es una grandísima pena y una enorme desilusión, naturalmente. Cuando se rompe la moto en carrera es siempre una gran desilusión, sobre todo porque en los últimos años se ha roto muy poco. Es una desilusión al cuadrado porque ha pasado en Mugello, donde menos quería que ocurriera porque había mucha gente y un gran ambiente. Además, podía ganar porque tenía un gran ritmo y salir desde la pole hace todo más fácil. Me sentía muy bien con la moto en carrera. Estaba ahí con Lorenzo, pero sentía que tenía un gran ritmo para pasarle y ponerme solo en cabeza. Podía haber luchado hasta el final, pero se ha roto”, se lamentó un Rossi visiblemente desolado, que tuvo que se consolado por Max, su asistente personal, cuando le recibió a las puertas del box.
Hace nueve años que el piloto italiano no se veía obligado a retirarse por un fallo mecánico, desde que en el Gran Premio de Misano en 2007 decidió estrenar el nuevo motor de válvulas neumáticas en una carrera en la que sólo aguantó las cinco primeras vueltas. Una situación extraña para Yamaha, porque Lorenzo también sufrió el mismo problema que Rossi en el warm up matinal previo a la carrera de Mugello. Fue en la última vuelta y si hubiera decidido hacer un giro menos su motor hubiera fallado en el inicio de la prueba.
“Creo que tuve el mismo problema que Lorenzo sufrió en el warm up. El problema es que a mí me pasó en carrera y es un cero que me cuesta más caro, porque Jorge fue primero y Márquez, segundo. Ahora el Mundial pesa bastante para mí, pero es largo y ya veremos”, razonó Il Dottore, al que ahora le separan 37 puntos del liderato de su compañero de equipo y 27 de Márquez.
Ambos motores serán enviados a Japón para que en la fábrica de Iwata estudien el problema surgido en la parte final del propulsor: “Creo que fue una serie, un lote de motores, que llegaron mal por la razón que sea: por un material o por un problema de montaje. Se han roto los dos el mismo día cuando hacía nueve años que no se rompía uno. Creo que son dos que ya vinieron mal”, aseguró Rossi, frustrado por su mala suerte.