Ya lo dicen los expertos: correr es cuestión de fe. Y de fe anda precisamente sobrada la hermana Madonna Buder, estadounidense de 85 años que, desde hace casi cuarenta, cuelga varias veces al año los hábitos para enfundarse el mono de triatlón. Y nadar 3,86 kilómetros, hacer otros 180 en bici y correr una maratón (42 kilómetros) del tirón. Es de las caras más conocidas del circuito de Ironman. La Monja de Hierro lleva ya 45 de estas pruebas, y suyos son el récord del mundo del grupo de edad entre 75 y 79 años y entre 80 y 84. Va a por el siguiente.
Madonna Buder nació en St Louis, en el estado de Missouri (EEUU), en julio de 1930 y tras una infancia anodina, a los 23 años decidió seguir su verdadera vocación y entrar en un convento. Allí estuvo hasta que, a los 43 años fundó, junto a otras 38 monjas, la Congregación de las Hermanas de la Comunidad Cristiana, dependiente de la Iglesia Católica.
Fue allí precisamente donde, tras una vida casi enclaustrada, descubrió su otra vocación: la deportiva. Fue el padre John quien la convenció, a los 48 años, de que había una forma de “comulgar con su cuerpo, alma y espíritu”, y la hermana Buder se calzó unas zapatillas de correr y empezó a entrenar de continuo. La carrera trajo entrenamientos más fuertes y a los 52 años probó su primer triatlón: 1500 metros nadando, 40 km en bici y 20 corriendo.
Le gustó. Le gustó tanto que fue aumentando distancias, y a los 55 intentó, y terminó, la prueba reina de la larga distancia: el Ironman. 3,86 km nadando, 180 km en bici y 42 corriendo. Sin parar. Desde entonces, Madonna Buder lleva ya 325 triatlones, y 45 Ironman. Porque a sus 85 años no está dispuesta a colgar ni los hábitos ni el mono de triatlón.
En 2005, en el Ironman de Hawai, la Hermana Buder se convirtió en la mujer más mayor en terminar una prueba de esta distancia. A sus 75 años, había terminado la prueba en 16 horas 59 minutos, un minuto menos del límite máximo de tiempo establecido para esta distancia. Cuatro años más tarde, en 2009, bajo su propio récord para establecerlo en 16 horas 54 minutos, con 79 años ya cumplidos.
Fue entonces cuando se planteó otro reto: conseguir que los organizadores internacionales de estas carreras abrieran un nuevo bloque de edad (los grupos de veteranos alcanzaban hasta los 79 años) para seguir compitiendo y además marcar un nuevo récord. Lo logró, claro, en 2012, cuando terminó el Ironman de Subaru Coast, en Canadá, convirtiéndose así en la persona más mayor, hombre o mujer, en jamás haber terminado este tipo de carreras, en 16 horas y 30 minutos. Casi media hora menos que una década antes.
Cerca ya de cumplir los 86 años, la Hermana Buder sigue entrenando religiosamente, aunque ahora centrada en los medios Ironman (la mitad de la distancia) y recaudando fondos para diversas causas benéficas. Ganó la Gran Final del Mundial de Triatlón de 2015 en Edmonton en el grupo de más de 80 años y su nombre se ha incluido en el Salón de la Fama del Triatlón en EEUU. Como explica en el libro que escribió hace siete años –“The grace to race”, (La gracia de correr, en castellano)-, “no hagas caso a lo viejo que eres, sólo céntrate en lo que sientes en cada momento”. Ella sigue dispuesta a correr muchos triatlones más.