La esperada noticia ya es oficial y todos los detalles están cerrados. El próximo 22 de julio en La Cubierta de Leganés, dos españoles, Rubén Nieto y Nicolás González, disputarán el campeonato de Europa del peso superligero. Se trata de uno de los combates más esperados por la afición debido a la calidad y el tirón popular de ambos boxeadores y a lo difícil que resulta pronosticar un resultado.
Será la primera defensa que hace Rubén Nieto del título que obtuvo el pasado 5 de diciembre, cuando derrotó al inglés Lenny Daws por descalificación en el décimo asalto. Un cabezazo intencionado del británico abrió la ceja derecha del español impidiendo que pudiera continuar.
En este enfrentamiento, disputado en Inglaterra y en el que el título se encontraba vacante, resultó sorprendente conocer que, en el momento de la justa descalificación, Daws iba por delante en las tarjetas de los tres jueces. Cuando en realidad era Nieto el que, en un gran combate, dominaba la contienda e incluso derribó a su rival en el tercer round.
La Unión Europea de Boxeo ordenó que se realizara un nuevo combate de revancha. En un principio, Nieto tendría que haber defendido su nuevo cinturón ante Daws en Inglaterra en la velada del 9 de julio en Manchester. En la que el combate estelar, por cierto, será el campeonato mundial del peso pesado entre Tyson Fury y Wladimir Klitschko. Pero el promotor de Lenny Daws decidió posponer este encuentro, lo que ha permitido que el campeón pueda realizar una defensa voluntaria. Y la decisión de elegir al imbatido pegador Nicolás González supone un tremendo aldabonazo para el boxeo español, que sigue resistiendo a pesar de la falta de una regularidad televisiva.
Que dos españoles disputen un campeonato europeo no es algo nuevo. Hasta el momento, ha ocurrido en veinticinco ocasiones, según los datos recogidos por Carlos Utrilla en la Guía Espabox. La primera de ellas ocurrió en 1925, en Madrid, cuando nuestro primer campeón continental, Antonio Ruiz, el conocido Emperador de Vallecas, defendió su título del peso pluma ante el barcelonés Young Ciclone, al que derrotó por puntos. La última tuvo lugar en Vigo, el 16 de septiembre de 2005, cuando Iván Pozo se impuso por KO técnico en el tercer round a Lahcenne Zemmouri por el europeo del peso mosca.
Pero sin duda el campeonato de Europa entre españoles más recordado y famoso fue el enfrentamiento entre Pedro Carrasco y Miguel Velázquez en 1969 por el cinturón del peso ligero. Un combate que paralizó y dividió al país y que aún se recuerda como uno de los mejores de nuestra historia.
Tras una tremenda e igualadísima batalla de quince rounds, los jueces se inclinaron por el mínimo margen por Carrasco, que retuvo su título. El público que abarrotaba el Palacio de los Deportes de Madrid acabó sacando a hombros a los dos boxeadores. Años más tarde, ambos se proclamarían campeones mundiales.
Rubén Nieto, un campeón de cuello azul
El campeón, al que apodan Salsero por su afición a la música latina, se encuentra en su cima deportiva a sus 33 años. Tiene un récord de 17 -1 con 8 triunfos antes del límite, y la suya no ha sido una carrera fácil.
Empezó a boxear tarde, a los veinte años, y desde entonces se ha mantenido inseparable a su entrenador, Luis Muñoz. Ha sido campeón nacional de la categoría, y en 2013 se proclamó campeón de la Unión Europea. Tuvo que ser fuera de casa, en Bélgica, al imponerse por puntos a Jean Pierre Bauwens en una dura e intensa batalla.
En octubre de 2014, su promotora, Rimer Box, apostó fuerte para que Rubén pudiera disputar en casa, en Fuenlabrada, el ansiado título europeo. Pero en uno de los mejores combates de lo que va de siglo en España, Rubén perdió por puntos ante el duro y experimentado Michele Di Rocco.
Los jueces dieron el triunfo al italiano por la mínima. Dos caídas del valiente retador, en el cuarto y en el undécimo, marcaron las diferencias en las tarjetas. Rubén no obtuvo el cinturón, pero salió revalorizado como boxeador ante un público que se volcó y reconoció su valentía y esfuerzo.
Tuvo que ser de nuevo a domicilio y con todo en contra, en Westcroft, en el sur de Londres, donde el pasado 5 de diciembre el Salsero se proclamó por fin campeón de Europa. Durante todos estos años, Rubén ha tenido que compatibilizar de la mejor manera posible su trabajo de transportista, su vida familiar y la dedicación al boxeo. Con larguísimas jornadas de trabajo y gimnasio y arrancando días de sus vacaciones para poder preparar específicamente sus combates más importantes. Las claves de su éxito: constancia, trabajo y humildad, el lema que su entrenador, Luis Muñoz, lleva tatuado en su hombro izquierdo.
Nicolás González, un pegador Hi-Tech
Para el aspirante, sin duda, este será el combate más importante de su carrera. En los tres años que lleva en el boxeo rentado, Nicolás ha ganado los dieciocho combates que ha disputado, solventando trece de ellos por la vía rápida. A sus 28 años, se ha convertido en uno de los boxeadores más populares y atractivos del panorama nacional, especialmente por su demoledora pegada.
Su carrera ha sido un continuo y esmerado avance bien diseñado por su promotora, Guantes de Lobo, que no ha reparado en gastos para proporcionar a Nico todos los medios para su desarrollo como boxeador. Y es esto lo que diferencia a Nicolás González de la mayoría de los púgiles españoles.
Gracias a los patrocinios, recibe unos ingresos que le han permitido dejar de trabajar en el restaurante que tiene la familia en La Cabrera, en la sierra madrileña, para convertirse en un auténtico boxeador a tiempo completo que se entrena seis días a la semana en dobles sesiones de mañana y tarde.
Su mánager, Álvaro Gil-Casares, ha invertido fuerte en el pegador de La Cabrera y ha puesto a su disposición un equipo de entrenadores dirigido por Marcos Badal, que ha ido puliendo y cuidando lo que en su día era simplemente un diamante en bruto. Para ello cuentan con máscaras que simulan las condiciones del entrenamiento en altura, cámaras que monitorizan los movimientos del boxeador, cámara de crioterapia y en general cualquier elemento que pueda mejorar su rendimiento.
Además, Nicolás González ha tenido la oportunidad de viajar en varias ocasiones a Inglaterra y a Estados Unidos para poder entrenarse y hacer sesiones de sparring con boxeadores de élite. Y si bien su promotora está apostando muy fuerte por él, la respuesta del boxeador de La Cabrera no ha podido ser mejor. El esfuerzo, el sacrificio y la dedicación espartana de Nicolás González están a la altura de la inversión realizada por Guantes de Lobo.
Sus progresos se han ido haciendo patentes combate a combate. Hace un año, se proclamó campeón de España del superligero tras derrotar de forma contundente en tan sólo tres asaltos al veterano Nacho Mendoza. En su último enfrentamiento, el 27 de mayo, se hizo con el título internacional del Consejo Mundial de Boxeo al imponerse en seis asaltos al belga Steve Jamoye, al que González puso fuera de combate con una tremenda izquierda al cuerpo.
Nicolás, al que aún le queda margen de mejora, ha ido madurando y ganando experiencia hasta convertirse no sólo en un pegador, sino en un boxeador inteligente y paciente. Pero si hasta ahora sus mentores le han ido trayendo rivales de dificultad escalonada para su planificado progreso, ahora, ante Rubén Nieto, le ha llegado la hora de la verdad.
Los tiempos han cambiado, y a peor en el boxeo español, pero si bien este campeonato de Europa no puede compararse en su alcance mediático al Carrasco-Velázquez, a día de hoy es el mejor combate que se puede organizar entre púgiles nacionales y podría suponer un punto de inflexión para nuestro boxeo.
Dos púgiles con un tirón y un atractivo especial, pero con circunstancias y estilos muy distintos que van a disputar un campeonato de Europa, seguramente el título más serio y prestigioso del boxeo actual, en una contienda que promete ser emocionante y espectacular y de incierto pronóstico. Una ecuación perfecta para el que sin duda será el combate del año en España. ¿Un ganador? El boxeo español, sin duda.
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