Decía Sonny Liston, a principios de los 60, que un combate de boxeo es como una película de cowboys: tiene que haber un bueno y un malo, y la gente paga dinero para ver cómo el bueno se carga al malo. En los combates más importantes y memorables vividos en España en los últimos años, siempre nuestro ídolo local se enfrentaba al forastero, convertido en ese momento en el enemigo público de la afición: Carrasco contra Mando Ramos; Perico Fernández y Velázquez con Muangsurin; Poli Díaz contra Simoes, Jacobsen o Boyle; Castillejo con Vasquez, Mullings o Karmazin.
Lo de este viernes en La Cubierta de Leganés será distinto. En terminología de Liston, se enfrentan dos buenos, muy buenos, por el título europeo superligero de la EBU (European Boxing Union). Tanto el campeón, Rubén Nieto, como su retador, Nico González, se han ganado el cariño y el respeto de todos los aficionados. Será una dura y bella pugna, pero no existe una verdadera rivalidad. Es más, se sienten compañeros, en alguna ocasión han trabajado juntos para ayudarse en la preparación de algunos combates importantes, y después de su enfrentamiento seguirán con esa relación.
El combate del viernes será un duro e intenso paréntesis. Algo que se traslada al público que acudirá a La Cubierta. Salvo compañeros, familiares y amigos, la mayoría vibrará con el duelo pero sin sentirse partidario de uno u otro bando. Se identifica con lo manifestado por el boxeador más laureado de nuestra historia, Javier Castillejo, que desea que tras una buena contienda, el resultado sea de combate nulo, que ninguno salga del pleito como perdedor.
Una noche histórica
El ya curtido promotor de la velada, Ricardo Sánchez Atocha, organizador de todos los combates de Poli Díaz y Javi Castillejo, afirma que será una noche histórica, de la que se seguirá hablando dentro de treinta años. Que dos españoles disputen un campeonato de Europa no es nuevo. Desde 1925 ha ocurrido en veinticinco ocasiones. Aunque sí será esta la primera vez que dos madrileños disputen el prestigioso título continental, el mismo que, entre otros, se ciñeron en su día Evangelista, Castañón, José Durán, Poli, Castillejo, Carrasco, Uzcudun; Schmeling, Marcel Cerdán, Benvenutti o Lennox Lewis.
Los dos contendientes han reiterado que se presentan en este combate con la mejor forma física tras una intensa preparación y hay confianza e ilusión en ambas esquinas. Nieto y González coincidirán el viernes en un mismo punto, aunque la senda recorrida hasta llegar a él ha sido muy distinta.
Dos caminos distintos
La de Rubén Nieto ha sido una carrera dura hasta llegar a proclamarse campeón europeo, superando una complicada lesión en su mano derecha y compaginando el boxeo con la profesión de transportista. Un camino tortuoso en el que incluso sus mayores triunfos han tenido tintes de amargura. En abril de 2013 conquistó en Bélgica el título de la Unión Europea tras una intensa batalla ante Jan Pierre Bauwens.
Era su primer combate y su primer título fuera de España. Pero no hubo espacio para el festejo. Tras el combate, Nieto fue internado en un hospital. Deshidratado, no era capaz de orinar para pasar el control antidopaje. Todo lo que bebía lo vomitaba. Una irregularidad en el escáner, por precaución, le obligó a permanecer internado en Gante. Los doctores le recomendaron no viajar en avión y así, tras una penosa semana hospitalizado, junto a su inseparable entrenador Luis Muñoz, emprendió un largo camino de regreso en tren, Gante-París-Barcelona-Madrid. Unos días que se hicieron eternos y de los que Rubén regresó orgulloso con su nuevo cinturón pero con una cicatriz en el alma.
De nuevo mostró carácter en la única derrota que figura en su palmarés. La primera vez que disputó el título de Europa ante el duro y experimentado italiano Michelle Di Rocco. Rubén se fue al piso en dos ocasiones pero en ambas se levantó. Fue un combate espectacular que a Nieto se le escapó por la mínima. Esas dos caídas, en el cuarto y en el undécimo asalto, marcaron la diferencia a favor del italiano.
Puntos de sutura
Incluso la conquista del Campeonato de Europa tuvo su toque agridulce. En diciembre, Rubén obtuvo el título -que el viernes defenderá- en un duro combate en Inglaterra ante Lenny Daws. El español derribó al inglés en el tercer round y posteriormente el árbitro descalificó a Daws por un flagrante cabezazo que abrió una herida en la frente de Nieto que le impedía seguir el combate. Los ingleses protestaron y sorprendentemente se reveló que Daws marchaba incomprensiblemente por delante en las puntuaciones de los jueces.
El hecho de que la victoria de Nieto fuera por descalificación de alguna manera parece restarle injustamente méritos al español, cuando en realidad estaba realizando un gran combate y dominando a su duro oponente. Rubén regresó de nuevo a España con otro cinturón, la injusta obligación de volver a enfrentarse a Daws y varios puntos de sutura en la frente. Al poco tiempo, la empresa dental en la que trabajaba el campeón como transportista echó el cierre, como el ojo de Frazier en Manila, y Rubén se quedó sin trabajo. El pasado martes, en la presentación de la velada, Rubén Nieto aparecía empujando un carrito en el que llevaba a su hija pequeña. Era por la mañana y suyo era el turno de cuidar a la criatura. Es el campeón de Europa pero no ha perdido su esencia de cuello azul.
El rostro de Nieto, con un toque de timidez, expresa la serenidad del que ha sufrido para conseguir lo que tiene. Rubén es un soldado, a lo Alatriste o como Alonso de Entrerríos. Se puede ir con él a cualquier batalla. Ahora se aferra a este título que mientras posea le deja abierta la posibilidad de cobrar buenas bolsas. Si pierde ante Nico, el panorama cambia de manera drástica. El boxeo suele ser implacable en ese aspecto: una victoria es un peldaño que subes; una derrota es caer rodando escaleras abajo. O como en El Juego de la Oca, cuando tienes la meta a tiro de dado y caes en la casilla de la calavera. Vuelta a empezar.
Guantes de lobo
Decía un sabio del boxeo, el legendario entrenador Eddie Futch, que en realidad no se conoce a un boxeador hasta que se desvelan sus intangibles. Entendía por estos la capacidad de asimilar golpes, la voluntad y el coraje, la capacidad de sufrimiento y de superar situaciones adversas. Ser capaz de gritar "arre" cuando tu cuerpo te está suplicando un "so". Ya lo decía Jack Dempsey con ruda simpleza: un campeón es alguien que se levanta cuando no se puede.
Los intangibles del retador Nico González están aún por descubrir y es más que probable que ante Nieto se vea obligado a adentrarse en territorio desconocido. Pero hay algo en el semblante y en la actitud de Nico que hace intuir que responderá cuando vengan mal dadas. De momento ha respondido bien a las pruebas de dificultad creciente que le han ido poniendo sus mentores. Además, posee un don, el de poder variar el rumbo de cualquier combate con un solo golpe.
Su carrera ha sido bien planificada por la promotora Guantes de Lobo y no le han faltado los medios para ir creciendo. Pero si su ascensión no ha sido tan truculenta como la de su rival, no se pueden obviar tres años de intenso trabajo casi sin descanso, de dobles sesiones de entrenamiento seis días a la semana, de esfuerzo y sacrificio espartano. Detrás de esta oportunidad hay también mucho sudor. Una oportunidad de disputar el campeonato de Europa que le ha llegado antes de lo esperado, casi de carambola, pero su equipo siente que Nico está preparado y que es este un tren que no se puede dejar escapar.
Que su trayectoria profesional haya sido bien diseñada no significa que el imbatido de la Cabrera no tenga victorias de mérito. Se ha proclamado campeón de España de la categoría y cuenta también con los más artificiales títulos mediterráneo e intercontinental. En la cuneta ha dejado a boxeadores como Kevin Dotel y Eloy Iglesias, quienes tras perder con González se proclamaron campeones de España en el peso wélter y en el ligero respectivamente; Nacho Mendoza era campeón nacional y un boxeador de gran experiencia y Steve Jamoye era campeón de Bélgica. Además, el aspirante cuenta con frecuentes sesiones de guantes con los que se ha intentado compensar su falta de experiencia competitiva en el más alto nivel.
Experiencia contra ilusión
Para preparar este combate, Nico y su equipo se desplazaron a Manchester para realizar provechosas sesiones de sparring con Tyron Nurse, actual campeón británico del superligero. Pero sin duda, su pleito con Nieto con el título de Europa en juego es el combate más importante y más complicado de su carrera, el combate que daría sentido a esos tres años de esfuerzo y a la decidida apuesta de sus mentores.
La Cubierta de Leganés vivirá el viernes una noche histórica. Se cumple la fórmula infalible para un gran combate: dos rivales a los que todo el mundo conoce pero nadie está seguro de cuál será el resultado. Se enfrenta la experiencia del que lucha por mantenerse arriba y la ilusión y el hambre del que aspira a llegar a lo más alto. Que gane el mejor, porque los dos son buenos.